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Los cosméticos nos otorgan un extra de belleza tanto para la piel como para el cabello o las uñas. Sin embargo, muchos de ellos pueden contener ingredientes tóxicos y, por tanto, nada saludables. Es por ello que cada vez más personas apuestan por los cosméticos naturales o toxic free, es decir, aquellos que contienen ingredientes cien por cien naturales y que son respetuosos no solo con nuestro organismo, sino también con el medio ambiente.
Para elaborar un cosmético existen más de 12.000 ingredientes de los cuales solo una quinta parte han sido estudiados para saber cómo afectan a nuestra salud. Las conclusiones son estremecedoras: la mitad de los analizados son tóxicos. Unas cifras que ponen de manifiesto la necesidad de modificar nuestra cesta de la compra en cuanto a productos de belleza.
Los ingredientes que debes evitar
Los estudios y análisis sobre el efecto que producen ciertos ingredientes en nuestra dieta y, por tanto, en nuestra salud, nos lleva a mirar con detenimiento la composición de determinados alimentos, algo que obviamos hacer cuando de lo que se trata es de un cosmético. La falta de información es la principal razón por la que no lo hacemos, pero también el desconocimiento sobre lo que significa cada ingrediente. Por eso, este listado con los tóxicos más peligrosos y comunes en la industria cosmética te será de gran utilidad.
Sulfatos
Los sulfatos –presentes en productos de cuidado de uso diario como geles de baño o champús– poseen un alto poder de limpieza que no solo acaba de forma fulminante con la suciedad, sino también con los aceites naturales de la piel, eliminando la barrera que protege frente a los agentes externos.
Estas sales, pertenecientes a la familia de los surfactantes, además de generar espuma, actúan como un detergente irritante, por lo que utilizar de forma continuada productos con una alta concentración de sulfatos puede ocasionar problemas de sequedad en la piel o caída de cabello. Además, hay que tener especial cuidado con los Sodium Lauryl Sulphate, los más peligrosos: son abrasivos, llegan hasta la sangre a través de la piel, y se les vincula con determinadas enfermedades.
Siliconas
Los champús milagro que actúan como hidratantes, emolientes y selladores de la cutícula del cabello suelen contener este ingrediente tóxico, que es el que ayuda a crear una capa protectora sobre las fibras capilares o la piel para que no entre en contacto con el exterior. Pero, al mismo tiempo que no deja penetrar agentes externos, tampoco permite que el organismo respire y desempeñe sus funciones con normalidad.
Además, la mayoría de las siliconas son insolubles al agua, con lo que se van acumulando lavado tras lavado generando residuos y suciedad. Esto crea una dependencia del uso del champú, porque a la larga hace que el pelo se ensucie más fácil y rápidamente.
Perfumes sintéticos
Cremas faciales, desodorantes, productos para el pelo… prácticamente todos los cosméticos contienen perfumes que crean una atmósfera agradable con cada uso. Sin embargo, muchos de ellos son sintéticos y figuran en su INCI (Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos) como parfum o fragance. Estos nombres esconden en una sola palabra un sinfín de compuestos tóxicos, así como ingredientes de origen animal. La cosmética natural, en cambio, apuesta por la ausencia de aromas y por otro tipo de perfumes como aceites o frutas cítricas, por ejemplo.
Ftalatos y Tolueno
Los ftalatos y el tolueno que se encuentran en los esmaltes de uñas o en los perfumes contienen sustancias tóxicas que, al entrar en contacto con la sangre a través de la piel o por vía respiratoria, ocasionan trastornos hormonales. Estos compuestos actúan como fijadores, disolventes y suavizantes, pero son irritantes para los ojos y pueden causar fatiga y dolor de cabeza.
Sales de aluminio
Los desodorantes anti transpirantes evitan las molestas machas de sudor en la ropa taponando las glándulas sudoríparas, algo que consiguen gracias a las sales de aluminio. Pero este componente es muy nocivo, ya que es capaz de penetrar en la piel causando ciertas enfermedades degenerativas.
Parafina
La parafina está presente en las hidratantes como sustituta –más económica- de los aceites vegetales y proporciona una piel aparentemente sana e hidratada. Pero en realidad esa falsa apariencia se consigue taponando los poros. Así, impide que la piel pierda humedad, pero al mismo tiempo hace que no respire de forma natural. Con el uso continuado, los efectos son claros: piel reseca, acné e irritaciones. Cuando es el pintalabios el que contiene este ingrediente existe un problema añadido, y es el riesgo de ingerirlo, de manera que se almacene en los riñones o en el hígado.
Cloro, iodo y bromo
Estos compuestos alargan la vida del producto cosmético a modo de conservantes, pero son tóxicos para el sistema inmunitario y la causa de muchas alergias. Además de evitar los productos que los contengan, también hay que huir de los que tengan BHA o ácido bórico. En su lugar, hay que optar por aquellos que cuenten con conservantes naturales o sintéticos, como sodium levulinate, sodium anisate, benzyl alcohol, sodium benzoate y potassium sorbate.
Cosmética vegana
Elegir los productos cosméticos naturales y perfectos para mantener la salud de nuestra piel y cabello es más sencillo si sabemos qué es lo que debemos evitar. Una rutina que se suma al movimiento eco por que el apuestan muchas personas, y que consiste en prescindir de los alimentos ultraprocesados, practicar deporte al aire libre y llevar una correcta higiene, entre otros aspectos. Una forma de vida cada vez más demandada. De hecho, ya existen iniciativas que facilitan la búsqueda de productos naturales, como el Environmental Working Group de Estados Unidos, en cuya página web se pueden introducir los ingredientes de un determinado cosméticos para comprobar si es perjudicial o no.
La cosmética natural combina la más avanzada tecnología con aquello que le brinda la naturaleza, como los aceites esenciales de las plantas. Al no contener sustancias tóxicas, no dañan la piel, por lo que se pueden usar de forma continuada. Pero no basta con que la materia prima sea respetuosa con la salud, sino también con el medio ambiente. Es lo que se conoce como cosmética vegana.
Para este tipo de cosméticos se establecen distintos sellos de certificación oficial que garantizan su elaboración natural, como que no ha sido probado en animales, o que su packaging o el etiquetado son cien por cien ecológicos.
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