Resumen del contenido
Los beneficios del deporte son sobradamente conocidos, ayudan a controlar o reducir el peso, las cifras de glucosa o mejoran la salud del corazón, por ejemplo. Todos estos beneficios, y algunos otros, hacen que prescribir ejercicio físico sea no sólo un ejemplo de intervención a nivel preventivo, sino que también lo sea a nivel terapéutico. Son muchos los pacientes que pueden obtener efectos positivos, en cuanto a la toma de medicación relativa a una patología concreta. En algunos casos, hacer ejercicio puede ayudar a disminuir la dosis de fármacos antihipertensivos o antidepresivos, lo cual es en sí mismo todo un hecho a tener en cuenta en el momento en el que el facultativo piensa en los beneficios del deporte como parte de la terapia.
Entre las patologías que pueden encontrarse en las listas de “beneficiarias” de ser una persona activa, se encuentra también una patología que de entrada puede parecer que no debería estar allí por agresiva, pero cada vez son más los estudios que se publican sobre los beneficios del deporte, ya que es parte de la “batería preventiva y/o terapéutica” del cáncer.
Los factores de riesgo para llegar a desarrollar un cáncer son muchos y algunos de ellos están fuera del alcance de intervenciones individuales. Existen factores propios e inherentes al sujeto sobre los cuales no se pueden realizar grandes intervenciones, pero los hay en los que la actitud y la acción de la persona es determinante.
Relación obesidad-cáncer
Muy recientemente se ha publicado un estudio realizado por el Hospital del Mar de Barcelona, en el que participaron más de 50.000 personas y en el que se ha analizado la relación entre la obesidad y el riesgo de desarrollo de cáncer. Los resultados han sido demoledores y muy preocupantes, ya que se ha visto que ésta aumenta el riesgo de cáncer y, en concreto y de manera más importante, en las mujeres, en las que ese riesgo llega a multiplicarse por 12. Estos datos, además de certificar que la obesidad es la gran lacra de nuestra sociedad, deben de mentalizar a esta misma sociedad que hay que hacer algo al respecto y que todo aquello que esté en nuestras manos es, o debería ser, de obligada realización.
Relación ejercicio-obesidad-cáncer
El ejercicio es una de las grandes herramientas que pueden ayudar a controlar y reducir el peso, por lo que, si nuestra sociedad dejara de ser tan sedentaria, si fuese más activa, este último hallazgo del grupo de científicos de Barcelona podría ofrecer cifras menos preocupantes. Actividades de tipo cardiovascular tan sencillas como caminar cada día 30 minutos hasta actividades dirigidas coreografiadas, deportes como el baloncesto o el hockey o el baile son opciones muy válidas para controlar el aumento de peso o reducir las cifras de Índice de Masa Corporal (IMC).
Beneficios del deporte en la enfermedad
Entre los tipos de cáncer que más se han estudiado en cuanto a su relación con la práctica deportiva se encuentra el cáncer de mama, no sólo a nivel de prevención sino también en la fase de tratamiento. Este cáncer es el de mayor prevalencia entre mujeres tanto a nivel nacional como mundial, siendo las cifras de 27.000 casos nuevos en España cada año. Aunque cabe destacar que las tasas de supervivencias aumentan un 1,4% cada año.
Una vez diagnosticado el cáncer, realizar una rutina de ejercicios es beneficioso a nivel físico y también mental. Quien sufre una patología como el cáncer, no sólo sufre a nivel físico sino que también lo hace a nivel mental. Se pasa por una situación compleja de aceptar, y el ejercicio es una forma de recuperar cierta “seguridad” y encarar la recuperación con mayor positivismo. Existen diferentes recomendaciones en función de la etapa evolutiva en la que se encuentre la paciente, pero si hay una premisa que se repite en todos los casos es el mantenerse activo dentro de las posibilidades individuales, siempre y cuando no existan contraindicaciones médicas establecidas por el profesional/equipo tratante, ya que son muchos los beneficios del deporte en pacientes con esta enfermedad.
Más calidad de vida con los beneficios del deporte
Se puede hacer ejercicio durante la etapa de tratamiento siempre adaptándose a cada momento, de ese modo se consigue mantener cierta calidad de vida e ir mejorando poco a poco. Se recomienda hacer ejercicios tanto de tipo cardiovascular como de tonificación eso si siguiendo una rutina en el que se empieza por una fase de calentamiento y se acaba por una fase de “vuelta a la calma”.
Los ejercicios de tipo cardiovascular van a ayudar a controlar el posible aumento de peso y mejorar la capacidad física que se ve reducida por la enfermedad. Por otro lado, cuando se incluye la tonificación, se está trabajando la musculatura que en la mayoría de pacientes disminuye, así como la densidad mineral ósea de ese modo se reduce el riesgo de caídas y fracturas.
Incluir una rutina de ejercicios a los pacientes con cáncer es cada vez una práctica más extendida para mejorar la calidad de vida y aumentar la tasa de supervivencia y reducir las recidivas.
Aunque lo ideal sería que las cifras de prevalencia de cáncer bajaran y es este hecho el factor preventivo que puede tener el ejercicio, el que debería extenderse aún más si cabe. Concienciar a la población que mantenerse activa es reducir el riesgo para desarrollar un cáncer.
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Lo que debes saber…
- Incluir una rutina de ejercicios en pacientes con cáncer es una práctica cada vez más extendida para mejorar la calidad de vida, aumentar la tasa de supervivencia y reducir las recidivas.
- Los ejercicios de tipo cardiovascular ayudan a controlar el posible aumento de peso y mejorar la capacidad física que se ve reducida por la enfermedad.
- Cuando se incluye la tonificación, se trabaja la musculatura que en la mayoría de pacientes disminuye, así como la densidad mineral ósea, con lo que se reduce el riesgo de caídas y fracturas.