Condiciones físicas del esquiador

El esquí es un deporte exigente no sólo a nivel muscular y articular sino que requiere de un buen fondo que hay que conseguir y mantener. Además, debido a las condiciones climatológicas en las que se practica, se somete al cuerpo a un sobreesfuerzo.

Las extremidades inferiores del esquiador son las que trabajan y sufren más la carga de esta práctica deportiva. Debido a la posición en la que se esquía, donde los pies quedan fijados a los esquís, son las rodillas las que juegan un papel fundamental pero a su vez suelen ser las que más se lastiman y acaban convirtiéndose en el talón de Aquiles del esquiador. La lesión de rodilla más frecuente entre los esquiadores es la rotura del ligamento cruzado anterior. Esta es una de las estructuras que proporciona estabilidad a la rodilla. En el momento en que sufre un movimiento brusco y forzado puede llegar a romperse originando dolor y una gran impotencia funcional. Esta lesión es una de las más temidas por quien la padece ya que la recuperación puede hacer que uno se pierda la temporada.

Las rodillas no son las únicas articulaciones afectadas sino que existe una alteración muy concreta que recibe el nombre de “pulgar del esquiador”. Esta aparece, en general, tras una caída por la acción de la cinta con la que se sujeta el palo. El pulgar, al caer, realiza una hiperextensión quedando el ligamento de dicho dedo elongado o llegándose a romper. Dependiendo de la importancia de la lesión el tratamiento será ortopédico o quirúrgico.

Las lesiones articulares suelen ser las más “relevantes” pero no las más frecuentes. En este caso, las primeras de la lista son las contusiones. Las caídas son habituales y no hay momento del día en que por la ladera de la montaña no se vea a un esquiador deslizarse sin sus esquís. Las contusiones pueden ir desde un simple golpe sin más importancia que el dolor del momento o bien llegar a ser mucho más graves. Las que adquieren una gran importancia son aquellas que implican un traumatismo craneoencefálico cuyas consecuencias pueden ser realmente graves. Gracias al uso cada vez más extendido del casco, aun existiendo caídas, estas son de menor importancia. De ahí que los más pequeños vean al casco como un elemento más del equipo, como pueden ser las botas o los propios esquís.

¿Se pueden evitar las lesiones?

Es básico no olvidar la forma física a lo largo de todo el año. Tener unos buenos músculos en las piernas y lo que se conoce como “core” es indispensable para evitar riesgos innecesarios.

Seguir una rutina a lo largo del año de trabajo de tonificación y fortalecimiento muscular de los cuádriceps, isquiotibiales o gemelos, hará que la carga que tiene que soportar la rodilla sea menor y además permitirá un mejor control en el descenso. Se puede añadir ejercicio en bicicleta o nadando, no sólo para trabajar la musculatura sino para mantener o mejorar el fondo con un trabajo cardiovascular, que resulta básico para disfrutar del esquí.

Con una espalda y abdomen reforzados se adoptará una postura muy correcta y se evitarán también sobrecargas que pueden acabar produciendo dolor y malestar. Así pues, quien se decida a incluir el esquí dentro de su lista de deportes a disfrutar, debe tener en cuenta una serie de factores y no sólo pensar en ellos sino trabajarlos para que sea una práctica saludable y poco “accidentada”.

Practicar deporte con garantías

Ten en cuenta que para cualquier imprevisto es importante tener un buen seguro de salud. Los seguros de MAPFRE Salud incluyen un amplio cuadro médico especializado en Medicina Deportiva.

CALCULA TU PRECIO

Lo que debes saber…

  • Para practicar esquí, se requiere un buen tono muscular y articular, además de un buen fondo.
  • Las rodillas son las que más sufren con su práctica y con frecuencia puede aparecer la rotura del ligamento cruzado anterior.
  • Someterse a una revisión médica anual con un especialista en medicina deportiva es conveniente para afrontar la práctica de cualquier deporte con garantías. Algunas compañías la incluyen en sus seguros.