Ejercicio en el agua
Resumen del contenido
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Nuestro cuerpo es agua en un 75-80%, por eso es fácil que en ella nos sintamos “como pez en el agua”. Descubre todas las ventajas que presenta ejercitarse en el medio acuático.
Al meternos en el agua, la presión que ejerce nuestro cuerpo se reparte por las zonas que quedan sumergidas. Además, existe una fuerza vertical que va en sentido contrario al de la gravedad y que nos permite flotar. Por ello, cualquier movimiento que se realice en el medio acuático es más fácil de llevar a cabo.
El agua, además, sirve de soporte para el peso del cuerpo y, por tanto, facilita el aumento del ángulo de movimiento articular, mejora la estabilidad y el equilibrio e incrementa el tono muscular. Por otro lado, el impacto sobre las articulaciones se reduce, por lo que al ser actividades de bajo impacto éstas no sufren y nos permite trabajar de una manera que fuera del medio acuático sería inviable.
Para personas poco entrenadas es el medio ideal para iniciar su práctica deportiva. Se trata de un medio placentero, relajante y divertido. Eso hace que nos mantenga motivados para mover el cuerpo durante largos periodos de tiempo y así aumentar los beneficios que se obtienen con el ejercicio.
El ejercicio en el agua, para todas las edades
Ejercitarse en el agua está indicado desde la infancia, incluso para los bebés, y hasta la gente mayor. Pero lejos de lo que muchos piensan, no se trata de una actividad exclusiva para mayores sino que todos podemos beneficiarnos de su práctica.
Pero antes de empezar a practicar, es importante preguntarse: ¿cuál es nuestro objetivo -que es lo que queremos conseguir-? Y, ¿en qué estado de salud y preparación nos encontramos en el momento de iniciar la actividad? La respuesta a estas preguntas será básica para valorar cuáles son las indicaciones o recomendaciones a nivel individual.
Mucho más que la natación
En el agua no toda la actividad que se puede desarrollar es la natación. Es cierto que es un ejercicio muy completo y que reporta grandes beneficios globales, pero también podemos ejercitarnos de otras maneras que, para muchos, resultan más amenas. Es el caso de la “gimnasia acuática o aquagym”. Además, también encontramos la terapia acuática enfocada a la rehabilitación o de carácter preventivo.
- Si no tenemos problemas de salud pero nuestro nivel de preparación es bajo: se aconseja empezar por actividades que sean poco exigentes a nivel cardiovascular y de resistencia, es decir, donde no se precise un gran fondo físico y que permita aprovechar al máximo los minutos que le dediquemos a ello. Lo ideal es empezar por clases dirigidas de aquagym enfocadas a tonificar y en las que también se combine actividad cardiovascular de intensidad media. De esta manera, conseguimos no “abandonar a la primera de cambio” ya que nos resultará ameno y fácil y con constancia notaremos mejoría en nuestro estado general. La primera impresión es que mejora nuestra agilidad y que cada vez “aguantamos” más y mejor sin esa sensación de que nos “ahogamos” y nos falta el aire.
- Si tenemos un buen fondo físico: el agua también ayuda y lo que se debe hacer es buscar mayor exigencia tanto a nivel cardiovascular como de fuerza-resistencia para obtener mejores resultados. Hay actividades con música, coreografiadas, y que utilizan un equipamiento adicional (tablas, manoplas, steps…) pensadas precisamente para aumentar la resistencia contra la que trabajamos. Existe incluso la modalidad de “spinning” acuático, perfecta para quemar calorías.
- Si preferimos una actividad individual, ya sea porque no nos gustan las clases colectivas o porque nuestros horarios no se adaptan a las que se ofrecen, no debemos pensar en la natación como única opción. Existe una actividad que se conoce como “waterwalking” (andar en el agua) donde quemaremos entre 300-500 cal/h y que resulta ideal para poner a nuestro corazón en forma. Si queremos aumentar un poco más nuestro rendimiento y nuestro esfuerzo podemos atrevernos con el “water jogging o cross training” que ayuda a mantener el equilibrio de los grupos musculares en general y reforzar aquellos que habitualmente no usamos en carrera y de esta manera dejamos que los que si usamos se relajen.
- Para aquellas personas que presenten algún problema de salud o patología es básico pedir opinión médica al respecto, bien a su médico o al médico que tenga el propio centro deportivo.
Ejercicio adaptado a cada patología
Así pues, por todos los beneficios que hemos comentado, es recomendable valorar la posibilidad de meterse en el agua tengamos la edad que tengamos, pero cada patología o problemática tiene sus características. Por ejemplo, en personas con fibromialgia es ideal la hidroterapia pero debe tenerse muy presente la temperatura a la que se encuentre el agua, y lo mismo ocurre en la artritis o la artrosis.
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