Diferencias

La anatomía, tanto la que se percibe a simple vista como la más interna, son diferentes. En general, el esqueleto de la mujer es más pequeño, es decir, los huesos tienen un tamaño menor y son menos densos. Los músculos, por su parte, suelen tener mayor flexibilidad y elasticidad en las mujeres que en los hombres. Una diferencia remarcable es la pelvis. Tan marcada es la diferencia que cuando en una excavación arqueológica se encuentran restos humanos y se quiere saber el sexo del esqueleto se busca, entre otras estructuras, la pelvis.

Su forma es más ancha y menos profunda que la del sexo masculino, y ello es así para facilitar el embarazo y el parto. Fuera de lo que sería la función que acabamos de comentar, esta característica anatómica influye directamente en la manera de andar de las mujeres respecto a cómo caminan los hombres. En el sexo femenino el centro de gravedad se sitúa más abajo y se desplaza y existen diferencias en la biomecánica de la marcha, es decir, en la forma de moverse. Esto influye a la hora de realizar según qué tipo de actividades y hay que tenerlo presente.

Los huesos, punto débil de la mujer

Hasta los 35 años existe de manera natural un fortalecimiento de los huesos, pero a partir de esa edad va disminuyendo el depósito de calcio y no digamos cuando la mujer entra en la etapa de la menopausia. Debido a que las hormonas típicamente femeninas, los estrógenos, van reduciendo sus niveles el metabolismo hasta ahora adecuado para mantener los huesos fuertes va en declive. Por ello, mantener una dieta rica en calcio en las mujeres es básico así como el ejercicio que vaya a mejorar este punto débil para las mujeres. El ejercicio está recomendado para ambos sexos pero para la mujer el ejercicio que se llama “de impacto” aun si cabe lo es más. Nos referimos a ejercicio “de impacto” en el que la gravedad ejerce su efecto, y lo será mayormente aquí que no se realiza en agua. No estamos diciendo que no sea adecuado hacer actividad en el agua pero sí que se recomienda combinar agua y “seco” (bicicleta, andar, bailar…).

Ellas, más laxas

Asociado a la musculatura y los huesos están los ligamentos que dan estabilidad a las articulaciones. Este tejido es más flexible en las mujeres de lo que se consideraría normal y se usa el término  de “hiperlaxitud”. Este hecho aumenta la posibilidad de lesión, sobre todo en articulaciones como las del tobillo. Una recomendación es que ellas potencien los ejercicios de propiocepción, los que ayudan a fortalecer dichas articulaciones.

El que un hombre pueda resistir más haciendo deporte es una reacción a la diferencia anatómica entre el tamaño del corazón y los pulmones entre hombres y mujeres. Para que una mujer pueda aguantar lo mismo que un hombre debe imprimir de entrada un ritmo respiratorio y cardiaco mayor y eso, guste o no, produce más cansancio.

Clases colectivas vs práctica individual

Dejando lo que son propiamente las diferencias anatómicas y en cuanto a actividad física se refiere, un hecho que suele ser muy palpable, sobre todo en clubs deportivos o academias de baile, es el hecho de que las mujeres acaparan las clases colectivas si las comparamos con los hombres.

Las mujeres tienen un sentido de grupo más desarrollado que el del hombre. A ellas les estimula o les motiva más hacer actividades en grupo que en solitario. La razón suele ser el hecho de que en el hombre la competitividad y el reto de superarse a sí mismo es mayor que en las mujeres.

En las salas de los gimnasios hay en general más hombres que mujeres corriendo en las cintas que en una clase de “steps”. Además, quien hace ejercicio por un tema de aspecto físico querrá mejorar zonas “clave” y en las mujeres las grasas se acumulan en áreas distintas que en ellos por lo que las clases de GAC (glúteos, abdomen y caderas), por ejemplo, son terreno casi exclusivo de las chicas mientras que en las zonas de pesas libres es usual encontrar a los chicos musculando.

Practicar ejercicio de forma habitual, así como llevar una alimentación sana y equilibrada, es fundamental para mantenerse en perfecto estado. Pero también es importante contar con un Seguro de MAPFRE Salud que te ofrece todas las garantías para estar protegido ante cualquier dolencia o enfermedad.

 

LO QUE DEBES SABER
  • El ejercicio de impacto (andar, correr…) es más conveniente en las mujeres para mantener los huesos fuerte.
  • Los ejercicios de propiocepción (que trabajan las articulaciones) también están más recomendados en mujeres.
  • Ellas prefieren las clases colectivas a las individuales.