Cada disciplina trabaja de una manera concreta distintas zonas del cuerpo. Es evidente, además, que el desarrollo corporal será específico. En algunos casos puede que las piernas se lleven la mayor parte de la carga de trabajo mientras que en otros deportes el tronco será el centro de los esfuerzos. Cuando eso ocurre las zonas anatómicas que se trabajan menos no deben dejarse de lado. Todo lo contrario, un cuerpo compensado sufrirá menos y será menos propenso a las lesiones.
El profesional
A nivel profesional, este hecho se suele tener bastante claro y las rutinas de entrenamiento son completas. Aunque el deporte focalice sus esfuerzos en unos grupos musculares concretos o en un tipo específico de movimiento, el programa incluye también un trabajo más global. Se trata de conseguir un equilibrio. En estos casos, es básico poder establecer unas pautas donde se asegure que el deportista no sólo potencia su disciplina y las partes del cuerpo más implicadas sino que consigue también trabajar modalidades y zonas corporales. Por ejemplo, un futbolista no sólo se entrena chutando sino que su rutina incluye también sesiones de carrera o de gimnasio a nivel muscular.
El amateur En el caso del amateur esto debería ser parecido o incluso podríamos decir que se debería tener más en cuenta si cabe, ya que al fin y al cabo el deportista vive de su cuerpo y se encarga de cuidarlo pero el amateur no siempre lo hace, sino todo lo contrario; lo lleva al limite sin tener en cuenta las consecuencias. Para el amante de un tipo de deporte o de una disciplina resulta a veces difícil, ya sea por tiempo, por pereza o simplemente por no darle importancia, complementarlo con otro tipo de actividad. El argumento es sencillo: por ejemplo, si sólo pedaleas y no ejercitas tu espalda es más fácil que tengas sobrecargas en la zona lumbar que si dedicas un rato a fortalecer esta zona. De este modo estás dando cierta protección y estás actuando a nivel de prevención que, evidentemente, es mucho mejor que tener que solventar el problema cuando ya ha aparecido. La solución será probablemente más rápida y menos costosa.
En general, rutinas de gimnasio en las que se trabaje todo el cuerpo de manera global haciendo estiramientos y tonificación son una magnifica manera de iniciarse en el cross training. Pero no todo se reduce a la musculatura. Nadar para el que corre es una opción perfecta para mejorar la técnica de la respiración ya que quien nada con una buena técnica a la hora de respirar, lo podrá hacer perfectamente cuando esté corriendo.
Cross training y lesiones Cabe destacar que el cross training no sólo es complementario como hemos mencionado hasta ahora a nivel de entrenamiento, sino que lo será también en el caso de lesiones y esto se aplica tanto a los profesionales como a los amateurs. Cuando una lesión afecta al deportista y éste tiene que dejar forzosamente de practicar su deporte, una manera de no quedarse en el “dique seco” es realizar otros ejercicios y actividades. Es duro para quien tiene ya una rutina y ha encontrado ese tiempo difícil de arañar a la agenda, quedarse sin poder correr, pedalear o jugar a tenis. Dependerá del tipo de lesión y la zona afecta pero la piscina suele ser el lugar ideal para este tipo de prácticas ya que apenas hay resistencia contra la que trabajar lo cual permite una buena adaptación de nuevo. Pero es evidente que se deben realizar siempre bajo el consentimiento del profesional que supervise la recuperación.
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- El entrenamiento cruzado ejercita las partes del cuerpo que no se han trabajado para compensar y reducir así el riesgo de lesionarse.
- Recomendado tanto para profesionales como para amantes del deporte.
- El cross training es perfecto para realizar ejercicio físico cuando se está lesionado.