La cirugía astroscópica, explicada por el Doctor Ripoll
Ripoll ha obtenido el título de Excelencia otorgado nada menos que por la FIFA, un merecido premio a su trayectoria profesional y a su dedicación al mundo de la medicina y más concretamente a la relacionada con el deporte. Y como especialista en cirugía astroscópica, nos explica esta técnica como uno de los avances más importantes de la cirugía en este siglo.
Qué es la cirugía astroscópica
La cirugía astroscópica es una técnica que desarrollaron los japoneses allá por el año 64 y que llegó a España ya entrados los 80. La clínica del Doctor Ripoll fue pionera a la hora de implantar este novedoso sistema con el fin de poder intervenir en las diversas articulaciones y trabajar en su interior sin producir daños al paciente y para que éste pudiera tener una pronta recuperación, algo esencial en cualquier persona, pero especialmente en los deportistas de élite.
La idea de esta técnica es no producir daños colaterales y evitar lesiones irreversibles. Se trata, en palabras del propio Ripoll, de uno de los avances más importantes de la cirugía en el siglo XXI.
En la actualidad, el Doctor Ripoll y su equipo siguen aplicando este tipo de cirugía siempre que el paciente lo requiere y los resultados son inmejorables. Su técnica es mucho más precisa y su recuperación es más rápida.
¿En qué casos es recomendable la cirugía astroscópica y en cuáles la rehabilitación?
El Doctor Ripoll es uno de los especialistas en cirugía deportiva más conocidos de nuestro país. Son muchos los clubes de fútbol que le piden consejo y asesoramiento ante las lesiones de sus jugadores y ha tratado a algunos de los deportistas más famosos del mundo.
Él se define como un médico conservador, que prefiere evitar la cirugía siempre que se pueda, pero que reconoce que existen técnicas muy avanzadas que consiguen la total curación del paciente, como ocurre con la cirugía astroscópica.
El Doctor es firme en su criterio y aplica siempre la regla latina “primum non nocere” (ante todo, no hagas daño) que radica veinte siglos atrás y se basa fundamentalmente en evitar lo máximo posible el daño al enfermo, es decir, en rechazar cualquier tipo de intervención quirúrgica siempre que no sea absolutamente necesaria y se pueda tratar la lesión con otro tipo de tratamiento.
Para Ripoll la cirugía debe tener indicaciones muy estrictas y cuando se decide operar al paciente ha de estar totalmente convencido y siempre debe ser con el fin de proteger y acelerar los periodos de cicatrización de las estructuras dañadas y los procesos de curación.
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