Cuidado de la piel del deportista

Proteger la piel del deportista

La piel nos protege, pero nosotros debemos también poner en práctica la prevención, de manera que debe existir un “acuerdo” de protección en ambas direcciones: la piel nos protege y nosotros la protegemos.

Lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en protección es la crema solar. Parece más que obvio comentar que la piel del deportista que practica su actividad al aire libre, está expuesta a los efectos de los rayos solares.

Las lesiones más habituales producidas por estos, son las quemaduras que en gran medida podrían evitarse si el uso de la crema solar estuviera en la mente de todos los deportistas, tanto amateurs como profesionales. Quizás su uso estaría más extendido, a largo plazo puede aparecer un cáncer de piel.

Además de las quemaduras, existen una serie de lesiones cutáneas que sea por acciones mecánicas o por afectación vírica o fúngica, afectan a los deportistas de las diferentes disciplinas.

Existen deportes en los que se usa equipamiento, como pueden ser raquetas, palos de golf o las mismas zapatillas deportivas, pueden ocasionarla. Nos referimos a la hiperqueratosis o los conocidos “callos”. Lo que se observa es, una acumulo de células de la epidermis de carácter indoloro. Suelen desarrollarse en la zona de los metatarsos o en metacarpo/carpo por el roce o fricción por el uso de un mismo material de manera reiterada.

Para algunos deportistas, los callos ofrecen protección ante la posible aparición de ampollas, que no son más que lesiones en que se separan capas de tejido. Sobre todo el roce de la deambulación, en gran medida en los pies donde se acumula humedad, favorece su aparición. Pero no es una lesión exclusiva de los pies ya que las manos también pueden sufrirlas por ejemplo, en aquellos deportes en los que se usan cuerdas.

No siempre es un factor mecánico el que favorece la existencia de la lesión, sino que puede ser debido a la presencia de algún elemento patógeno. Las patologías a este nivel son diversas y su origen también lo son.

De origen vírico son las verrugas plantares, causadas por el virus del papiloma humano. Típicas de deportistas cuyo “hábitat” es el agua o el tatami, aunque no exclusivos ya que en espacios en los que se va descalzo (duchas…) también suelen aumentar las probabilidades de aparición. Las lesiones son pequeñas con “puntitos” negros repartidos por la superficie de la misma.

Su nombre parece que este asociado a un solo tipo de deporte, pero puede padecerla cualquier deportista, el pie de atleta. Se trata de una infección por hongos debido a la maceración de la piel; el ambiente húmedo, el uso de calcetines y el calor lo favorece. Localizado en las zonas interdigitales y las plantas de los pies en mayor medida.

Así pues, la piel del deportista debe cuidarse al máximo para prevenir y evitar problemas, que con pequeñas acciones quedan como meras anécdotas.