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La regata, la máxima expresión de la navegación a vela

Vista aérea de una regata
4 Min de lectura
Es el fin inevitable de todo aquel que siente pasión por la navegación a vela: empiezas por disfrutar del ambiente para luego buscar el dominio de la embarcación y su gobierno en ambientes cada vez más agresivos. Y el final de este camino no puede ser otro que la "regata", donde poner a prueba esos conocimientos náuticos y el dominio adquirido.

Pero no hablamos necesariamente del espíritu competitivo; la regata, de por sí, ya nos permite relacionarnos con otras muchas tripulaciones, o admirar barcos espectaculares, maniobras espectaculares, y es una vía imprescindible de aprendizaje y mejora de nuestra destreza a bordo.

Regatas costeras

Son navegaciones de horas, siguiendo un recorrido balizado con boyas o en pequeños trayectos entre puertos cercanos.

Se caracterizan por ser modalidades muy tácticas, en las que la estrategia cobra una importancia capital; no basta con navegar nuestro barco de manera marinera sino que aún debemos tener muy en cuenta la posición de nuestros rivales.

La regla de oro de este tipo de regatista es navegar con viento libre, viento no usado antes por otra vela; más técnicamente, viento en flujo laminar y no turbulento, por el mero hecho de que nuestra nave, en tal caso, vería muy comprometido su rendimiento, tanto en velocidad como en rumbo.

El prototipo de estas regatas es la «vela ligera»: barcos de muy corta tripulación, idénticos unos a otros, concebidos con la sola idea de competir (o entrenar para la competición), nerviosos y sensibles en su manejo, incómodos y físicos (usaremos nuestro propio peso para nivelar la embarcación)…, y tremendamente divertidos!

Pero podría ser también «vela pesada»: barcos de mayor eslora, y mayor potencia, por tanto, pero con igual objetivo de «robar» el viento a tus rivales. Podrían ser barcos idénticos (regatas monotipo, en las que el primero gana) o, en cambio, bien diferentes unos a otros (entraríamos aquí en el «rating», o fórmula de compensación, compleja y que a menudo supone que el primero que cruza la línea de llegada… ¡no gana!).

En todo caso, son regatas de gran interacción entre los distintos barcos y sus tripulaciones, de gran atractivo tanto en la «pre-regata» (la preparación de la nave y su tripulación, y el aprendizaje del sinfín de trucos que cada uno pone en juego), como durante la navegación e, igualmente, después de la misma, cuando, en ambientes distendidos, vienen las explicaciones para esta o aquella maniobra, acertadas o desgraciadas.

Regatas oceánicas

Como me decía Roberto Bermúdez de Castro, «Chuny», uno de los mejores regatistas oceánicos a vela de nuestro país, «Esto de dar vueltas a unas boyas está muy bien pero lo realmente excitante es navegar en el océano, de un puerto a otro!»

Efectivamente, resulta muy emocionante navegar sin ver tierra en los 360º, desarrollando lo aprendido con los modernos instrumentos y comprobar cómo finalmente uno arriba a la Tierra prevista, al puerto previsto. Y aún más excitante resulta hacerlo compitiendo con otros, buscando llegar el primero.

Porque la competición, al fin y al cabo, es parte de la vida. Así lo fue en la era de los grandes «clippers», que navegaban transportando té (y otros) desde la India hasta Europa, y compitiendo unos con otros por el simple hecho de vender su carga más fácilmente y a mejor precio.

En el mismo sentido se basan las tradicionales regatas de traineras (remo en banco fijo) del Cantábrico: embarcaciones a remo, pescadores en equipo; el primero que volvía a puerto podía vender mucho mejor su pescado…

Hay, además, un algo extraordinario que rodea a este tipo de navegación, un aura de admiración sobre aquel que consigue la gesta de enlazar puertos lejanos con la única ayuda del viento en las velas y un montón de conocimientos náuticos aprendidos. Y la punta de lanza de este estilo de vida es la regata Volvo Ocean Race, cuando esas rutas suponen la circunnavegación del globo!!

La historia de esta regata es fascinante. La recomiendo fervientemente, tanto a entendidos como a recién llegados a este deporte, por apasionante y por fuente de cultura general, me atrevería a decir. No pretendo, en estos someros apuntes, profundizar en el tema sino tan solo dar unas pequeñas pinceladas de su origen y de cómo hemos llegado hasta la actual.

  • La regata comenzó como un desafío de reglas muy claras y simples: regata a vela, con tripulación, en eslora libre, partiendo y llegando a Inglaterra tras dejar los 3 grandes cabos del globo (Buena Esperanza, Lewin y Hornos) por la banda de babor.
  • Lo que parecía una locura, supuso un notable éxito desde su misma primera edición, con un buen número de barcos y tripulantes enrolados. Era, por supuesto, una aventura completamente aficionada, en la que se buscaban tripulantes en anuncios en los periódicos; en la que personas que no habían navegado una sola milla antes, aceptaban el reto al leer ese anuncio en el que encajaban.
  • «Se busca cocinera, con buen ánimo y don de gentes y de trabajo en equipo». A este anuncio respondió una auxiliar de enfermería inglesa, sin haberse subido a bordo de un barco jamás. Al acabar la vuelta al Mundo, en el «ADC Acutrac», la patrona de la embarcación, Claire Francis, la calificó como auténtico puntal de la tripulación y responsable, en un alto porcentaje, del éxito final del proyecto.
  • De la aventura anterior, la regata ha pasado a la profesionalización actual absoluta: barcos muy rápidos, muy técnicos y muy sufridos; tripulantes muy experimentados, muy técnicos y muy sufridos. De una aventura alrededor del Mundo, hemos pasado a una regata «a tope» durante 35000 millas náuticas (1 nm = 1,8 km), navegando en latitudes lo más al Sur posible para ahorrar millas, aunque eso suponga arriesgarnos a la colisión con los peligrosos «growlers», o interpretando los modelos de «meteo» buscando aquellas zonas donde los vientos fueran más y más intensos.
  • La tecnología ha invadido este mundillo de la vela oceánica y podemos seguir la regata con actualizaciones en las posiciones de los barcos cada 15`, compartiendo los mismos partes meteorológicos que los barcos reciben, con videos a tiempo real y fotos espectaculares, con telemedicina 24/7 (24h al día, 7 días a la semana).
  • La actual edición se navega en monotipos «VOR 65`(1m = 3,33`), y uno de ellos es el «barco rojo»: MAPFRE.

La regata acabó el día 22 de junio en Gotemburg, llegando tercero el «MAPFRE».

Esta novena y última etapa, entre Lorient (Francia) y Gotemburgo (Suecia) ha supuesto un total de 1.220 millas navegadas en 4 días, 9 horas, 29 minutos y 7 segundos. Ahora toca el turno de pelear por la regata costera de Gotemburgo, donde se decidirá el puesto final del “MAPFRE” en la clasificación general.

Antes de salir a navegar es importante que cuentes con un buen seguro de salud. El Seguro de Salud MAPFRE, entre sus coberturas y servicios, incluye:

  • Asistente nutricional a través de Club MAPFRE.
  • Acceso a especialistas en Osteopatía.
  • Orientación Médica 24 Horas

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Pablo Díaz-Munio
Médico del Team MAPFRE para la Volvo Ocean Race 2014-15

Publicado por Blog Salud MAPFRE
- 30 Jul, 2021
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