Parece pues una utopía que la palabra “slow” tenga cabida en nuestra sociedad pero, aunque parezca mentira, así es y poco a poco el “slow training” o el “slow fitness” se está haciendo un hueco en las agendas tanto del deportista como de los centros deportivos.

Esta nueva tendencia no es tan nueva ya que en los años 70 ya se empezaba a oír este término en gimnasios de EEUU. Se trata de un tipo de entrenamiento que inicialmente se basaba en la resistencia variable, con tempos marcados más lentos y en los que importa más la calidad que la cantidad.

Trabajo muscular

Quien inició su práctica fueron aquellos deportistas que se focalizaban en su musculatura, con pocas repeticiones, pero con mucho peso como protagonistas. Se trata de llevar el músculo a la fatiga, un esfuerzo máximo para conseguir una gran definición y aumento de la musculatura. El fisioculturismo fue la disciplina que salió de esa práctica que ha llegado a nuestros días y vuelve, parece ser, a ponerse de moda, pero con matices.

En la actualidad, los centros que incluyen el esta modalidad entre los servicios que ofrecen a sus clientes no se centran sólo en el trabajo a nivel muscular, sino que quieren potenciar aquellas disciplinas que aportan beneficios a nivel de cuerpo y mente.

El trabajo de fuerza ha estado siempre en “el candelero” porque parece que todas aquellas rutinas que incluyan pesas o máquinas con pesas estaban reservadas para aquellos que buscan ponerse “cachas” y parecerse a Arnold Schwarzenegger.

Pero nada más lejos de la realidad: conseguir unos músculos tonificados y fuertes debería ser parte de cualquier programa de salud y bienestar. El entrenamiento de fuerza representa no sólo trabajar los músculos, sino que también se obtienen, por ejemplo, beneficios a nivel óseo y del metabolismo.

Intensidad progresiva

Son ejercicios en la que la velocidad es baja, para evitar aceleraciones y así ser menos lesivos. Pero se utilizan intensidades progresivas para conseguir niveles altos, que buscan mejorar la adaptación. Se suele trabajar con pesas, pero hay quien también está introduciendo el concepto del “propio cuerpo” como elemento de entrenamiento.

Con el uso de fitball, bosu o gomas elásticas la coordinación o el equilibrio son cualidades que también forman parte de los nuevos programas del “slow”. Cabe destacar que, por el hecho de denominarse así, no significa que quien se apunte a esta práctica tarde en ver los resultados, sino que esta modalidad es lenta en su técnica, pero no en sus resultados.

Las razones que se esgrimen para apuntarse al gimnasio por primera vez son múltiples y variadas, pero en la mayoría de ocasiones, el perder peso o mejorar la forma suelen estar al inicio de las listas de las razones más habituales.

Las opciones que se ofrecen en los centros deportivos son tan variadas como los objetivos de cada usuario, y no siempre es fácil acertar a que clase apuntarse o qué máquina usar. Es pues importante que, antes de entrar en una sala llena de pesas o máquinas de las cuales desconocemos su uso preguntemos qué es lo que más nos conviene o nos puede aportar mayores beneficios.

A este nivel, hay que tener presente que fortalecer los músculos es un factor que conviene tener muy presente y que esta “nueva” tendencia podría ser no sólo una posible opción sino un reto.

Lo que debes saber…

  • Es un tipo de entrenamiento que inicialmente se basaba en la resistencia variable, con tempos marcados más lentos y en los que importa más la calidad que la cantidad.
  • Se trata de llevar el músculo a la fatiga, un esfuerzo máximo para conseguir una gran definición y aumento de la musculatura.
  • Se suele trabajar con pesas, pero hay quien también está introduciendo el concepto del “propio cuerpo” como elemento de entrenamiento.

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