Resumen del contenido
Conviene recordar que si bien los baños solares tomados con moderación y una protección adecuada pueden resultar beneficiosos, no olvidemos que nos ayudad a reforzar nuestro esqueleto al favorecer la síntesis de vitamina D, tan necesaria para nuestros huesos, tienen también un efecto euforizante y antidepresivo así como una acción positiva frente a determinados trastornos cutáneos como el acné, eczema o la psoriasis y como no destacar lo favorecedor que resulta estéticamente hablando un bonito bronceado.
En la otra cara de la moneda nos encontraríamos con los efectos nocivos que el abuso o la falta de cuidados mínimos pueden producir tanto en nuestra salud como en nuestra belleza, como es entre otras el fotoenvejecimiento cutáneo por el daño acumulativo e irreversible del sol o incluso el cáncer de la piel.
Alimentación para potenciar el bronceado
Para prepararnos y conseguir un favorecedor y duradero bronceado, nada mejor que empezar a cuidarnos desde dentro ya que de una alimentación adecuada y rica en determinados nutrientes dependerá en buena medida el que nuestro organismo y especialmente nuestra piel, esté preparada para recibir los primeros rayos solares.
Además podremos compaginar perfectamente si lo necesitamos con una dieta hipocalórica que nos ayude a perder peso a la vez que nos favorezca el bronceado, ya que nuestros mejores aliados los encontraremos en las frutas, verduras y hortalizas.
Sin olvidar una tercera ventaja que nos proporciona este tipo de alimentos ya que la mayoría de ellos son ricos en vitaminas y minerales antioxidantes que nos permitirán luchar contra los radicales libres que dañan las moléculas y membranas celulares, acortando su vida y acelerando el proceso de envejecimiento.
Vitaminas para la piel
Especialmente hay una sustancia que no debería faltar en nuestra mesa si pretendemos fortalecer la autoprotección interna de la piel, es por supuesto el betacaroteno, un pigmento precursor de la vitamina A que acelera el bronceado al favorecer la síntesis de melanina, que a su vez actuará como filtro natural de los rayos ultravioletas y nos proporcionará el deseado bronceado.
Vitamina A
Por su parte la vitamina A fortalecerá nuestra piel, uñas y vista, sin olvidar su papel antioxidante ya que neutraliza en parte la acción de los radicales libres que causan los rayos ultravioletas.
Para poder elegir fácilmente los alimentos ricos en caroteno nos podemos guiar por su color, ya que suelen ser las frutas y verduras de colores intensos, rojos, naranjas, amarillo y verde las que contienen más betacaroteno. Destacar el perejil o los albaricoques secos, como una de las mayores fuentes naturales de este pigmento, sin olvidar la zanahoria, melocotón, mango, papaya, los tomates, la calabaza, espinacas, brócoli o las acelgas y alga espirulina.
Vitamina E
Siguiendo con el grupo de las vitaminas que nos ayudarán a prepararnos frente a las radiaciones solares reduciendo los efectos nocivos, encontramos otra liposoluble, la vitamina E o alfatocoferol, que también nos protegerá el corazón y el sistema circulatorio y la encontramos en el germen de trigo, los aceites vegetales (oliva, maíz, girasol), frutos secos, legumbres y arroz integral, el aguacate y la yema de huevo (aunque ésta última si estamos haciendo régimen o tenemos alto el colesterol no resulta conveniente).
Vitamina C
Dentro del grupo de vitaminas hidrosolubles, nuestro aliado este verano será la vitamina C o ácido ascórbico conjuntamente con su acción antioxidante combatiendo los radicales generados por el sol, nos ayudará a aumentar nuestra resistencia a las infecciones al reforzar el sistema inmunológico y potencia la absorción de hierro.
A nivel cutáneo participa en la síntesis de colágeno y la encontramos sobre todo en los cítricos como el pomelo, naranja, limón o mandarina, en el kiwi, los tomates, pimientos, brócoli y la soja entre otros.
Vitamina B
Del grupo de la vitamina B, la riboflavina o vitamina B2 fortalecerá nuestra piel y cabello y nos proporcionará la leche, el yogur, el queso, la levadura de cerveza, los vegetales verdes, legumbres, pescado, huevos y pollo.
En cuanto a la vitamina B3 o niacina también mantiene y cuida la salud de nuestra piel y los alimentos ricos en ella son los cereales, hígado, y carnes magras, las sardinas, atún y caballa y frutos secos.
Tenemos que tener en cuenta que las vitaminas liposolubles como la A, E o D se almacenan en nuestro organismo y tenemos depósitos de ellas en la grasa, el hígado, y diferentes tejidos, pero son sensibles a las altas temperaturas.
Las vitaminas hidrosolubles (C y B) son aún más frágiles ya que además del calor también son sensibles al agua y se deben consumir diariamente ya que nuestro cuerpo las retiene por poco tiempo. De ahí que sólo sea importante el tipo de alimentos que consumimos sino también la forma de cocción ya que podemos llegar a perder gran parte de las vitaminas al hervirlos o freírlos.
Para que nuestra comida conserve pues sus máximas propiedades nos será útil seguir unas sencillas reglas a la hora de preparar nuestros platos; como es lógico consumir las verduras y frutas crudas en la ensalada nos permitirá mantener aún mejor su sabor y cualidades, al cocerlas será preferible hacerlas al vapor, o con poco agua y al tiempo imprescindible y no debemos tener en remojo mucho tiempo las hortalizas ya que perderían parte de las vitaminas hidrosolubles.
Minerales
En cuanto a los minerales más indicados por si relación con la salud de nuestra piel, tenemos el selenio en sinergia con la vitamina E y que gracias a sus propiedades antioxidantes favorece la prevención del envejecimiento prematuro y preserva la elasticidad de la piel y nos lo aportarán la levadura de cerveza, el salvado y germen de trigo, el aguacate, los ajos, cebollas, el marisco y la carne magra.
El zinc favorece la síntesis de colágeno y elastina con lo que en el caso de quemaduras solares favorecería la regeneración cutánea. Este micromineral nos lo proporcionará el hígado, el marisco, las legumbres y las pepitas de calabaza.
Otro oligoelemento que también interviene en la síntesis de colágeno y participa en la pigmentación de la piel es el azufre, presente en el ajo y la cebolla, los espárragos, las legumbres y el pescado.
El silicio nos mantiene la elasticidad de la piel y los principales alimentos que nos lo aportan los plátanos, las judías verdes, la cebolla y los frutos secos.
Por último el manganeso que nos potenciará el aprovechamiento de la biotina, la vitamina E y B1 y C, está en productos como los cereales integrales, frutos secos, guisantes y el té.
Y ácidos grasos insaturados como el oleico presente en el aceite de oliva o el omega 3 en el pescado azul, la soja o las nueces y la leche enriquecida con dicha sustancia, también contribuirán a mantener la salud de nuestra piel evitando su deshidratación.
También el aceite de onagra y de borraja y los polifenoles del té verde por su acción antioxidante serán útiles para poder luchar contra los radicales libres generados por las radiaciones ultravioletas y causantes entre otros efectos de una piel fotoenvejecida.
Así pues una prudente exposición al sol con una correcta protección, preparar nuestra piel con una exfoliación previa para eliminar las células muertas y conseguir un color uniforme, evitar el uso de productos potencialmente fotosensibles (cosméticos, perfumes, algunos fármacos, etc), una hidratación correcta, imprescindible en esta época del año que aumenta la transpiración corporal y en la que debemos de beber como mínimo dos litros de agua diarios ya sea de agua mineral con o sin gas, o en forma de infusiones, zumos naturales o caldos vegetales y empezar con una alimentación rica en nutrientes que potencien el bronceado, por lo menos un mes antes y durante todo el verano, nos permitirá minimizar los riesgos de las radiaciones ultravioleta y conseguir un excelente bronceado.
Si además de preparar nuestra piel para el bronceado queremos perder algo de peso antes de las vacaciones y siempre que no haya una contraindicación médica personal, deberíamos seguir una dieta hipocalórica rica en nutrientes que potencien el moreno.
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- El betacaroteno es imprescindible para fortalecer la autoprotección interna de la piel. Se encuentra en frutas y verduras de color intenso (rojo, naranja, amarillo, verde).
- Los ácidos grasos insaturados, como el oleico del aceite de oliva o el omega-3 del pescado azul, evitan la deshidratación de la piel.
- El selenio (levadura de cerveza, salvado y germen de trigo, aguacate, ajos, cebolla…) y el zinc (marisco, legumbres, semillas de calabaza) son dos minerales beneficiosos para la piel.