Cómo mejorar la flora intestinal
Resumen del contenido
¿Qué es?
Se denomina flora intestinal al conjunto de bacterias que viven en el intestino. La gran mayoría de éstas no son dañinas para la salud, y muchas son beneficiosas. Se calcula que en el organismo tenemos unas 2.000 especies bacterianas diferentes, de las cuales solamente 100 pueden llegar a ser perjudiciales y a causar infecciones de gravedad.
En concreto, en la flora intestinal humana existen más de 400 especies de bacterias diferentes que conviven en relativa armonía y realizan importantes funciones, tanto para salud del sistema digestivo como para el resto del organismo. De hecho, al intestino se le denomina “la cuna del sistema inmunológico” ya que, por un lado, la microflora intestinal impide la invasión de gérmenes nocivos y previene infecciones intestinales. Y, por otro, el pequeño porcentaje de bacterias patógenas del intestino mantiene al sistema inmunitario en estado de alerta, lo que estimula la constante producción de defensas.
Aliada de nuestra salud
Muchas especies animales dependen muy estrechamente de su flora intestinal. En el ser humano nos beneficia de diferentes maneras:
- Estimulan los movimientos peristálticos del intestino y mejoran la digestión. Además, ayudan a evitar los gases y el estreñimiento.
- Son imprescindibles para la síntesis de determinados compuestos, como la vitamina K y algunas vitaminas del complejo B.
- Favorecen la tolerancia a la lactosa, al degradar la parte ingerida a través de la alimentación y suplir algo la deficiencia de la enzima lactasa que poseen los intolerantes.
- Ayudan a la absorción del calcio, ya que el ácido láctico que producen crea el medio adecuado para que éste se asimile.
- Protegen al hígado, al neutralizar determinadas sustancias nocivas, y ayudan a prevenir frente al cáncer de colon, gracias a la utilización de fibra de los alimentos.
¿Qué puede alterar la flora intestinal?
Todas las bacterias intestinales forman un ecosistema complejo que se autorregula y se mantiene en equilibrio. Pero el equilibrio se rompe y prolifera el grupo de las bacterias patógenas frente a las beneficiosas puede dar lugar a problemas como dificultar el tránsito intestinal y provocar estreñimiento. Asimismo, estas bacterias, al fermentar los residuos alimentarios, producen gases e hinchazón de vientre, y también nitrosamina, que ha demostrado poseer acción cancerígena.
Cada animal o cada persona tiene una población distinta de bacterias que dependen de su estilo de vida, en especial de su alimentación. Existe en marcha un proyecto internacional para conocer el genoma de estas bacterias (microbioma humano), que pueden tener un importante papel en las enfermedades del metabolismo e influir en el sistema inmunológico.
La flora del adulto está influenciada por una serie de factores intrínsecos (secreciones intestinales, predisposición hereditaria) y extrínsecos (envejecimiento; dietas ricas en alimentos procesados y refinados, fritos, azúcar, café…, pero bajas en productos frescos de origen vegetal; estrés; tabaco; alcohol; tratamientos con antibióticos) que pueden provocar una alteración de la flora intestinal.
Al estar compuesta de microorganismos, la flora intestinal es muy sensible a los antibióticos, que son los principales causantes de su destrucción, cuando ocurre. Sin embargo, es capaz de regenerarse periódicamente y de manera rápida, excretándose los microorganismos muertos a través de las heces.
Buenos alimentos
Además de intentar controlar los factores causantes del deterioro de la flora intestinal, está bien saber que contamos con algunos alimentos que contienen prebióticos o probióticos, dos aliados del equilibrio de la misma.
Prebióticos
Los prebióticos son sustancias presentes en los alimentos capaces de estimular el crecimiento y/o actividad de las bacterias intestinales beneficiosas del intestino (como los lactobacilos y las bifidobacterias). En general, suele tratarse de hidratos de carbono no digeribles como la lactulosa (compuesto por fructosa y galactosa), la fibra alimenticia, los fructooligosacáridos y la inulina (presente en el ajo, la cebolla, la alcachofa y la espinaca). Otros alimentos que contienen prebióticos son el plátano, la soja o el maíz.
En efecto, todas estas moléculas pueden formar parte de la composición intrínseca de los alimentos o añadirse a los mismos (alimentos funcionales). Los alimentos prebióticos se usan en la industria alimentaria como sustitutos de azúcares y grasas, suelen aportar a los alimentos textura, estabilizan la formación de espuma, mejoran las cualidades sensoriales de los productos lácteos fermentados, galletas, mermeladas, el pan y la leche.
Probióticos
Los probióticos, según los define la Organización Mundial de la salud (OMS), son «microorganismos vivos que, cuando se suministran en cantidades adecuadas, promueven beneficios en la salud del organismo que los recibe». Ingeridos en dosis suficientes, por tanto, podrían tener efectos beneficiosos, como contribuir al equilibrio de la flora bacteriana intestinal y potenciar el sistema inmunitario. Suelen contener probióticos los yogures frescos y otras leches fermentadas como el kéfir. Hay que tener en cuenta, además, que los lácteos probióticos son mejor tolerados por las personas con intolerancia a la lactosa.
Tipos de bacterias probióticas
- Bifidobacterias: grupo de bacterias que normalmente viven en los intestinos. Pueden ser cultivadas fuera del cuerpo y posteriormente ser ingeridas. Pertenecen a un grupo de bacterias llamadas bacterias ácido lácticas y se encuentran en alimentos fermentados como el yogur y el queso.
- Lactobacilos: también se encuentran en alimentos como el yogur y en suplementos dietéticos. Existen dudas acerca de la calidad de determinados productos con lactobacilos. Algunos de los que se etiquetan como lactobacilo acidófilo en realidad no lo contienen o poseen una cepa diferente de lactobacilo tal como el Lactobacilo bulgaricus.
Los probióticos son realmente beneficiosos?
Aunque han sido extensamente estudiados, todavía no se conoce exactamente el mecanismo de acción de los probióticos que, además, puede variar bastante entre los diferentes probióticos y también de una persona a otra. Además, los estudios que han evaluado sus efectos sobre el estado general o de bienestar en personas sanas son pocos y de resultados variables, por lo que no está justificado su consumo de forma sistemática con el objetivo de «mejorar el estado general». Por tanto, se necesitan más estudios para recomendar su consumo en casos de alteraciones digestivas o generales.
En algunos centros de investigación en Barcelona se ha conseguido trasplantar flora intestinal entre ratones. Este podría ser el primer paso para encontrar nuevos tratamientos contra ciertas patologías como la obesidad o les enfermedades inflamatorias intestinales crónicas, pero son investigaciones que todavía se encuentran en fase experimental.
Lo que debes saber…
- Beneficiosa: la flora intestinal es básica para mantener el sistema digestivo sano y prevenir enfermedades.
- Se altera por… la edad, dietas desequilibradas, alcohol, tabaco, estrés, abuso de antibióticos…
- Aliados: alimentos probióticos (yogures y leches fermentadas) y prebióticos (ajo, cebolla, alcachofa, espinaca, plátano, soja, maíz…).
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