Resumen del contenido
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2030 el tabaco será el responsable de la muerte de más de 8 millones de personas al año en todo el mundo. Actualmente, es el responsable de la muerte de más de cinco millones de personas al año a nivel mundial, siendo el causante de 1 de cada 10 muertes en la edad adulta a través de diversas patologías. Es, asimismo, la causa de muerte más prevenible entre los 5 principales factores de riesgo de mortalidad.
El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo de las enfermedades vasculares, siendo causa directa de un 30% de ellas. El tabaco multiplica por cuatro el riesgo de padecer una enfermedad cerebrovascular, una patología coronaria o una patología vascular periférica, siendo la nicotina y el monóxido de carbono (CO) presentes en el humo del tabaco las sustancias que ejercen un mayor efecto nocivo sobre la salud vascular. El tabaco, sin embargo, no es un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial. El tabaco es, evidentemente, causante de severas alteraciones respiratorias, como son las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC), que son la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar. Además, el consumo de tabaco se ha relacionado con la fibrosis pulmonar idiopática y la bronquiolitis obliterante con neumonía organizativa, y aumenta el riesgo de padecer un neumotórax.
Tabaco y cáncer
El humo del tabaco es el principal carcinógeno ambiental al que estamos expuestos todos de forma activa o pasiva. Es el responsable de una tercera parte de todos los tumores en los varones y de un 10% de los cánceres de las mujeres. Su relación es lineal, es decir, que a mayor consumo, mayor riesgo de padecer un cáncer.
Los fumadores pasivos presentan un riesgo de padecer cáncer de pulmón un 25% mayor que los no fumadores. El tabaco se ha relacionado claramente con diversos tipos de cánceres, como por ejemplo cáncer de cavidad oral, labio, faringe, laringe, esófago, estómago, hígado, páncreas, pulmón, colon, riñón, vejiga y cuello del útero. Asimismo, el consumo de tabaco también se ha relacionado con la aparición de otras patologías, como por ejemplo:
- Infecciones respiratorias de repetición.
- Úlcera gastroduodenal.
- Estomatitis y periodontitis.
- Inhibición del gusto y el olfato.
- Alteraciones de la cicatrización.
- Bajo peso al nacer.
- Placenta previa.
- Desprendimiento de placenta.
- Abortos prematuros.
- Deshidratación cutánea.
Además de las repercusiones sobre la salud de cada persona, a nivel social el tabaquismo supone un importante coste económico, no sólo a causa de los gastos de la salud pública destinados al tratamiento de las enfermedades derivadas del consumo de tabaco, sino también porque el tabaquismo contribuye a la muerte prematura de personas que en plena vida productiva, privando a familias de una fuente de sustento y disminuyendo la población en edad laboral de una sociedad.
Dependencia física y psíquica
El tabaquismo es pues un trastorno adictivo crónico en el cual el paciente tiene una dependencia física y psíquica del tabaco. Un 27% de la población mayor de 16 años es fumadora en mayor o menor grado y se estima que aproximadamente la mitad morirán de una enfermedad relacionada con el consumo de tabaco. Sin embargo, el abandono del tabaco a los 30 años evita casi totalmente el riesgo causado por su consumo, mientras que si se deja a los 50 años lo reduce a la mitad.
¡Dejarlo no es fácil!
Más de un 60% de los fumadores han intentado dejarlo en algún momento u otro, pero no todos con el mismo resultado, en ocasiones por falta real de voluntad y en otras por falta de medios médicos, farmacológicos y sociales adecuados para poder llevar a cabo la deshabituación. Cualquier profesional de la salud que sea consultado está en la obligación de aconsejar sobre los beneficios en el organismo que tiene el abandono del tabaco. Como en muchos otros casos, dejar de fumar será una tarea que requerirá de una intervención sistematizada y multidisciplinar, no bastando (en general) la mera decisión de decir “desde mañana dejo de fumar”.
- Es necesario que el paciente que quiera dejar de fumar reciba el consejo de hacerlo de manera firme, seria y con claridad, recibiendo información de cómo lograrlo y sobre todo de los beneficios que va a reportarle el dejar de fumar a él mismo y a los que le rodean.
- Poner fecha Es importante marcar una fecha para el abandono del tabaco en unos 15 días vista y mantenerse firme en ella. Asimismo, para prepararse para esa fecha, es aconsejable que el paciente comparta sus intenciones con su entorno (familia, amigos, compañeros de trabajo) para que éstos puedan apoyarle y facilitarle la deshabituación en la media de lo posible.
- Conviene que el paciente no lo haga solo, sino que se ponga en contacto con su médico de medicina general habitual para que el profesional le haga un seguimiento, le aconseje tratamiento farmacológico durante el proceso, le informe sobre los síntomas de abstinencia que pueden aparecer y haga un refuerzo positivo a medida que avance el proceso de abandono del tabaco.
- El tratamiento psicológico conductual para reconducir la dependencia psíquica del tabaco por parte de los profesionales de la salud debe ir complementado de un tratamiento farmacológico.
Gracias a dicho tratamiento se puede lograr que hasta un 30% de los pacientes que quieren dejar de fumar se mantengan sin hacerlo al cabo de un año, triplicando así las probabilidades de éxito con respecto al abandono espontáneo del tabaco. Las diferentes opciones farmacológicas se pueden combinar en función del grado de dependencia del tabaco, que se puede cuantificar mediante el test de Fagerstöm:
El tratamiento sustitutivo de la nicotina (TSN) está presente en España con tres presentaciones diferentes: parches, chicles y comprimidos para chupar. En pacientes que han presentado fracasos previos al intentar dejar de fumar de por sí se puede recomendar el uso de dos de estas presentaciones combinadas, parches como tratamiento basal y chicles o comprimidos para los momentos agudos. En general la TSN la puede hacer todo el mundo salvo que existan contraindicaciones como enfermedades cardiovasculares graves, la edad pediátrica o que sean fumadores ocasionales. Gran número de los fracasos de la TSN se debe a un uso incorrecto (por defecto) de la misma, por lo que se debe insistir en las dosis correctas.
Ayuda para dejar de fumar
Parches de nicotina
Suelen ser de 16 o 24 horas, con presentaciones que van de los 5 mg a los 21 mg. Se calcula que se debe administrar 1 mg de nicotina en parche por cada cigarrillo fumado al día, es decir, si se fuma un paquete al día, se deberán administrar unos 20 mg de nicotina, por ejemplo dos parches de 10 mg. El tratamiento estándar suele ser de entre 6 y 14 semanas. Se han de colocar en brazo, tronco o muslo, en una zona limpia y libre de pelo. Pueden producir irritación cutánea, mareo, dolor muscular o cefalea y están contraindicados en casos de dermatitis generalizada.
Chicles de nicotina
Suelen contener 2 o 4 mg de nicotina que se va liberando lentamente a medida que se va mascando. No conviene masticar todo el rato sin cesar, sino mascar el chicle durante unos minutos y luego dejarlo en la boca en reposo, puesto que si se mastican constantemente la nicotina se deglute, no se absorbe por la mucosa oral, de manera que se metaboliza en el hígado y da lugar a irritación de garganta y molestias gastrointestinales. Se suele recomendar un chicle cada dos horas aproximadamente, con un máximo de 10 al día a poder ser y durante unos 3-6 meses, reduciendo luego la dosis. Como se ha comentado, se pueden utilizar asociados a los parches. Pueden causar dolor de mandíbula, hipo y mal sabor de boca, y están contraindicados en caso de alteraciones de la articulación temporomandibular, inflamación de garganta o trastornos dentarios.
Comprimidos para chupar
Contienen 1 mg de nicotina que, como los chicles, se libera lentamente al ir chupando. Suelen durar una media hora en boca y se indica tomar como mucho uno cada hora, con un máximo de unos 12-15 al día. Se mantendrá el tratamiento durante unos 3 meses y luego se irá reduciendo paulatinamente. Al igual que los chicles, se puede usar como tratamiento coadyuvante de los parches de nicotina. Pueden causar irritación de garganta y aumento de la salivación, y están contraindicados en caso de esofagitis o inflamación orofaríngea.
Bupropion (Zyntabac®)
Es un fármaco antidepresivo oral que favorece el abandono del tabaco doblando las posibilidades de lograrlo a largo plazo. Su uso conjunto con la TSN proporciona unos mejores resultados para que el paciente abandone el tabaco. Su efecto es independiente de su poder antidepresivo. Se debe iniciar el tratamiento aproximadamente una semana antes de la fecha escogida para dejar de fumar, tomando 150 mg cada 24 o 12 horas en función del grado de dependencia y se debe mantener durante 9 semanas. Los efectos secundarios más habituales son el insomnio, la sequedad bucal y el mareo, y muy raramente pueden darse convulsiones. Está contraindicado en caso de antecedentes de convulsiones, anorexia o bulimia o consumo de ciertas drogas o fármacos.
Vareniclina (Champix®)
Es un fármaco que por un lado reduce el ansia de fumar y los síntomas relacionados con la abstinencia del tabaco y por otro lado disminuye la satisfacción y la recompensa que se obtienen al fumar. La vareniclina triplica las probabilidades de que el paciente logre abandonar el consumo de tabaco a largo plazo, siendo más eficaz que el bupropion y la TSN. Se inicia el tratamiento con 0,5 mg al día y se va aumentando a lo largo de una semana hasta 1 mg cada 12 horas. El tratamiento suele durar unas 12 semanas, pero se puede mantener hasta 24 semanas, tolerándose correctamente incluso durante un año, aunque no sea lo más recomendable. Se puede asociar a la TSN y los efectos secundarios más habituales son náuseas, cefalea, alteraciones del sueño y cambios de humor o de comportamiento.
Con el Seguro de MAPFRE Salud podrás consultar con un equipo de profesionales todas las dudas relacionadas con la salud.
- Poner fecha: plantéate dejarlo en unos 15 días vista y mantenerse firmes.
- Compartir: con el entorno (familiar, social, laboral…) es básico.
- Seguimiento médico: es garantía de un resultado satisfactorio.