Existen varios factores que influyen en nuestro descanso diario, como por ejemplo el colchón, la cantidad de horas que dormimos, el estrés, la alimentación o la postura. A continuación te vamos ayudar a escoger la mejor postura para dormir.

¿Cuál es la mejor postura para dormir?

Una persona sana, tomará la postura para dormir de forma natural, la que el mismo cuerpo encuentre más confortable, de lado, boca arriba, boca abajo, etc. Pero, ¿qué ocurre cuando sufrimos alguna dolencia de base y condiciona nuestro sueño?

El concepto de la postura para dormir hace referencia a la posición de nuestro cuerpo en el espacio y su relación con el entorno. Nuestro cuerpo se adapta a la superficie de apoyo y para ello intervienen mecanismos neurofisiológicos y biomecánicos. Gracias a estos mecanismos el cuerpo tiene la capacidad de regular el equilibrio y la posición del cuerpo mediante los músculos posturales (la gran mayoría conforman la musculatura del cuello, espalda y abdomen).

La postura para dormir puede ser fisiológica, es decir la que se considera normal y se adapta a la superficie, o por el contrario, patológica o anormal que es la que nos causa problemas físicos.
Durante el sueño, nuestra postura cambia y depende totalmente de nuestra morfología. Si se padece algún problema físico que condiciona la postura durante nuestra vida diaria como, por ejemplo, lumbalgias, cervicalgias o inflamaciones de las articulaciones como hombro o cadera (las más comunes en la población) pueden condicionar de forma severa nuestro descanso. De todas formas, existen maneras y posturas para dormir recomendadas para evitar empeorar este dolor mientras.

¿Existe relación entre el dolor de espalda y la postura para dormir?

Los estudios no han podido demostrar que la postura para dormir que adoptamos sea consecuencia directa del dolor de espalda. No obstante, es cierto que puede influir la superficie en la que descansamos o padecer una patología o dolencia en concreto que limiten ciertas posturas durante el descanso y estas mismas puedan empeorar el dolor.

Por lo general, nuestro cuerpo busca siempre la manera más cómoda para conciliar el sueño, durante una noche nos podemos llegar a mover entre cinco y 10 veces cada hora. Si uno está sano y la superficie donde descansamos es la adecuada no debería existir ningún conflicto. Algunos especialistas recomiendan dormir de lado o boca arriba ya que son las posturas para dormir en las que las curvaturas de la columna vertebral se encuentran en reposo.

¿Cómo deben ser las superficies en las que descansamos?

La influencia del colchón o superficie donde se descansa puede repercutir en nuestra salud. Contracturas musculares o atrapamientos nerviosos pueden aparecer, razón por la cual tiene gran relevancia utilizar un colchón ergonómico que se adapte a nuestras necesidades de descanso. Debe ser firme para que la pelvis no se hunda en él con nuestro peso y que permita la correcta alineación de la curvatura lumbar evitando tensiones.

La almohada también es un elemento que debe tenerse en cuenta, además del colchón. Ésta debe tener un mayor grosor y densidad para dar soporte a la cabeza y que nos permita mantenerla alineada con el eje de las vértebras cervicales. Si la almohada no es consistente, la cabeza puede hundirse y hacer que ésta se incline hacia atrás si dormimos boca arriba creando una extensión de cabeza. Si se duerme de forma lateral, la cabeza se inclina hacia el hombro del cual estamos apoyados, provocando en ambas posiciones tensiones en la musculatura de la región cervical y problemas como cefaleas tensionales.

¿Qué posturas para dormir son las recomendadas?

  • Boca arriba:
    Es una de las posturas recomendadas, pero se debe tener en cuenta la curvatura lumbar. En esta posición, las piernas estiradas provocan que el músculo psoas esté en posición de estiramiento. Dicho músculo se origina en la zona ilíaca de la pelvis y se inserta en las vértebras lumbares. Y la posición supina (tumbado boca arriba) predispone al músculo al estiramiento por lo que provoca una tracción sobre las vértebras lumbares pronunciando la curvatura lumbar y creando una tensión en la zona durante la posición de descanso. Entonces, ¿cómo se puede relajar la zona lumbar durante el sueño? Colocando una almohada debajo de las rodillas que provoca una ligera flexión de rodilla y cadera y permite que el músculo se destense y resta tensión en la zona lumbar.
  • De lado:
    Es una de las posturas más recomendadas por los especialistas, ya que ésta permite que la curvatura lumbar y cervical se mantengan en reposo, respetando además su fisiología. Además, favorece la respiración, disminuye los ronquidos y el reflujo gástrico. Nos podemos colocar de lado, sobre una de las caderas y flexionando las dos piernas permitiendo que el músculo psoas y la curvatura lumbar mengüen su tensión. Se puede colocar un cojín entre las rodillas para que el choque entre ellas no sea molesto. Además, esta postura permite hacer variaciones de un lado a otro fácilmente. También es la postura que se recomienda a mujeres embarazadas, a causa de los cambios morfológicos que sufren durante la gestación. Por otra parte, también se debe observar la postura en la que colocamos nuestros brazos, si los utilizamos como apoyo podemos causar atrapamientos nerviosos del plexo braquial. Es común en muchas personas que se levanten con sensación de hormigueo en los brazos, y esto ocurre cuando la cabeza queda apoyada sobre el brazo y el nervio radial queda comprimido contra el hueso húmero, denominado como ‘’parálisis del sueño’’.

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LO QUE DEBES SABER…

    • Los estudios no han podido demostrar que la postura que adoptamos al dormir sea consecuencia directa del dolor de espalda.
    • No obstante, puede influir la superficie en la que descansamos o padecer una patología o dolencia en concreto que limiten ciertas posturas durante el descanso y puedan empeorar el dolor.
    • La superficie debe ser firme para que la pelvis no se hunda en él con nuestro peso y que permita la correcta alineación de la curvatura lumbar evitando tensiones.