Estos días nos toca estar en casa y esperar con paciencia y esperanza a que finalice el confinamiento lo antes posible. Pero está en tu mano no frustrarte y evitar que se te caiga la casa. Lo primero que tienes que hacer es recordar que “todo pasara”, que esta situación es temporal y que poco a poco todas nuestras rutinas se normalizarán

Dosifica la información

No es bueno que estés todo el tiempo escuchando hablar del Coronavirus y pendiente de la evolución de la epidemia. Puedes ver los informativos una vez al día, pero no estés pendiente de cada cifra de muertos.

Dale un sentido a todo esto

El confinamiento acabará y las puertas se abrirán, ¿Qué explicarás a los demás que has hecho durante la cuarentena? En la vorágine del día a día, lo que nos falta habitualmente es tiempo, y ahora, es justamente lo que más tenemos ¡Utilízalo, aprende recetas nuevas, estudia un idioma, crea álbumes de recuerdos, reorganiza la casa, ponte en forma…!

Cuida tu cuerpo

Hay muchas cosas que se pueden hacer desde casa para mantenerse activo físicamente: abdominales, tablas de ejercicios, yoga, pilates para evitar que te duela la espalda… Muchas plataformas online ofrecen sesiones gratuitas de ejercicios para hacer desde casa.

En MAPFRE también te ofrecemos ejercicios online para evitar que te duela el cuerpo estos días por la falta de movimiento. Además, recuerda que el ejercicio nos ayuda a liberar endorfinas que nos hacen sentir mejor y también facilita el descanso.

Socializa y refuerza las relaciones

Aprovecha para compartir tiempo de calidad en el hogar. Habla con los miembros de tu familia, padres, abuelos, hijos… y profundiza en temas que quizá nunca habías hablado. A veces sabemos más de la vida de nuestro ídolo, que de quien tenemos al lado.

Además, afortunadamente las nuevas tecnologías son una ayuda muy eficaz para combatir la sensación de aislamiento. Videollamadas, chats, redes sociales… Nos permiten comunicarnos con familiares que no están en casa y amigos.

Desarrolla tu mente

Crea valores cooperativos y altruistas. Entiende el confinamiento, no como una orden que nos priva de libertad, sino como un acto colectivo y que gracias a ese sacrificio personal se está haciendo un bien a los demás y a la sociedad en general. Aunque es duro, quedarnos en casa salva vidas.

Crea nuevas rutinas

Mantén horarios y rutinas a lo largo del día, fíjate objetivos diarios fáciles, cuida tu alimentación y sueño y diferencia los días entre semana de los fines de semana realizando alguna actividad extra, como, por ejemplo, una comida especial, un concierto virtual, un juego, etc.

Esto es aún más importante si hay niños en casa y estamos teletrabajando. Haced juntos un horario con dibujos donde figuren todas las actividades del día. Debe haber actividades educativas, de higiene, de ocio, de tecnología, en familia… y asegúrate de que los niños entienden bien por qué no se debe salir de casa, no por miedo a contagiarnos sino para proteger a personas que tienen una salud frágil (personas mayores o con alguna enfermedad).

Efectos Psicológicos del confinamiento

El confinamiento puede acarrear efectos psicólogos negativos como, ansiedad, estrés, miedo, frustración… Pero también tiene efectos positivos porque valoramos la salud, mostramos solidaridad y nos volvemos más empáticos.

Consecuencias psicológicas positivas

Está claro que el confinamiento nos dejará secuelas psicológicas, pero no necesariamente todas serán negativas. Si aprendemos lo suficiente de lo que está sucediendo, saldremos reforzados individualmente, socialmente y con unos servicios mejorados.

  • Valoración de la salud: el confinamiento nos dejará reflexiones acerca de lo vulnerable que es nuestra salud y lo importante que es cuidarnos.
  • Solidaridad con el prójimo: conocer casos cercanos de infectados y ver en los medios el número en aumento, nos aproxima a la idea de la salud como un bien colectivo y sobre el que todos tenemos una responsabilidad. La situación de alerta sanitaria puede ser un antídoto contra el individualismo que impera en la actualidad.
  • Empatía con los estigmatizados: estar infectado, ser sospechoso de estarlo o conocer a alguien que lo está nos ayuda a comprender lo duro que es sentirse estigmatizado.

Consecuencias psicológicas negativas

 Alargar la cuarentena durante más de 10 días, aumenta el nerviosismo por todo lo que implica la reclusión. La sensación de falta de control, ver como nuestras rutinas continúan paralizadas o la falta de libertad puede generar en nosotros frustración, enfado y ansiedad. Para superarla debes reorganizarte y encontrar una nueva forma de funcionar acorde a la nueva realidad de aislamiento.

Por otro lado, disponer de mucho tiempo para pensar puede hacer que aparezcan en nosotros pensamientos que anticipan lo peor y miedo irracional. En un contexto de epidemia, la mente a menudo actúa por impulsos y sentimos pánico. Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con la compra de alimentos; no importa que los supermercados no tengan problemas de abastecimiento, necesitamos comprar.

En el caso de las personas mayores que viven solas y que no tienen mucha vida social, prolongar el confinamiento puede acarrear consecuencias psicológicas graves. Hay que tener en cuenta que estas personas hacen vida social precisamente cuando salen a dar un paseo o al hacer la compra. La cuarentena puede aumentar la sensación de aislamiento que ya de por sí tienen en su vida cotidiana.

Lo mismo ocurre con las personas que tienen trastornos psicológicos previos como depresión, trastornos obsesivos-compulsivos, fobias… Pueden sufrir mucho más en este tipo de situaciones.

Si bien el impacto psicológico del confinamiento es amplio, sustancial y puede ser duradero, los efectos psicológicos de no aplicarlo y permitir que la epidemia se propague, podrían ser aún peor.

Lo que debes saber…

    • El confinamiento puede acarrear efectos psicólogos negativos y efectos positivos
    • Es importante mantener horarios y rutinas a lo largo del día. Fijarse objetivos diarios asequibles, cuidar la alimentación y el sueño.
    • Podemos aprovechar para compartir tiempo de calidad en el hogar. Conocer más en profundidad a padres, abuelos, hijos o pareja.

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