Este sentimiento no aparece necesariamente en todas las parejas ante la ausencia de sus hijos y, en los casos en que se presenta, puede darse en diferentes grados. Sin embargo, son las mujeres las que la padecen en mayor medida.
- En muchas situaciones en las que aparece el síndrome, la presencia de los hijos ha sido una de las principales razones para que la pareja se mantuviera unida.
- Si existía una buena relación de base en la pareja y se ha cuidado la calidad del vínculo, no suele aparecer o se puede manejar mejor.
- Ver la parte positiva de la situación para posibilitar una nueva intimidad entre la pareja es una de las claves para ayudarnos a afrontarlo.
¿Por qué se produce el síndrome del nido vacío?
El factor desencadenante es siempre el abandono del hogar por parte de los hijos pero suelen confluir otros factores para que llegue a producirse este síndrome:
- Un significativo estado de insatisfacción previa en la relación entre los padres.
- Y, consecuentemente, en algunos casos el deseo de separarse que en ocasiones se ha ido aplazando o negando mientras han estado los hijos presentes en el hogar.
De este modo, en muchas situaciones en las que aparece el síndrome, la presencia de los hijos ha sido una de las principales razones para que la pareja se mantuviera unida. Sin embargo, después de que los hijos hayan decidido emanciparse, se ha puesto en evidencia el vacío y la insatisfactoria relación que existía entre ellos. Este hecho hace que algunas parejas lleguen a separase en este momento vital o que precisen realizar una significativa mejora en la calidad de su relación si deciden continuar con la misma.
Por el contrario, en los casos en los que entre los miembros de la pareja existía una satisfactoria relación de base y se ha cuidado la calidad del vínculo, el síndrome del nido vacío no suele aparecer o lo hace de una forma fácilmente manejable.
¿Cómo afrontarlo?
- Ante todo, aceptar que los hijos se han hecho mayores y aprender a establecer con ellos una nueva relación entre adultos que puede resultar también muy gratificante para ambas partes.
- Sentir satisfacción por haber criado a unos hijos con capacidad de autonomía, que han llegado a un nivel satisfactorio de desarrollo y que inician una nueva etapa vital por sus propios medios.
- No culpabilizar a los hijos por el estado de tristeza que puedan sentir, evitando que éstos se vean obligados a permanecer en el hogar o como figuras imprescindibles en el mismo, por ejemplo, como mediadores de conflictos entre sus padres.
- Ser conscientes de que esta nueva etapa vital sin los hijos en el hogar puede posibilitar una nueva intimidad entre los miembros de la pareja. Puede resultar satisfactorio percibir el lado positivo de la nueva situación en la que se hallan, como mayor libertad y tiempo para cultivar la relación de pareja.
- Disfrutar del tiempo libre, realizando nuevas actividades y desarrollando aficiones o hobbies. Es un momento vital adecuado para retomar temas que habían quedado relegados por la crianza de los hijos, como, por ejemplo, viajar o dedicar más tiempo a la vida social.
- Buscar la ayuda profesional de un psicólogo en caso de que el estado de tristeza, soledad o nostalgia persista y no se halle la forma de superarlo por sí mismos. El Seguro de Salud de MAPFRE incluye un Servicio de Orientación Psicológica Telefónico 24 horas, a través del cual un cualificado equipo de psicólogos te orientarán de manera personalizada.