Resumen del contenido
El positivismo vacío, también llamado optimismo deprimente, es aquella actitud, a veces incluso “mandato” que persigue estar siempre feliz. Vivimos en una sociedad que rechaza las emociones negativas: “No estés triste, todo saldrá bien, piensa en positivo”.
El problema viene cuando aparecen crisis o vivencias adversas. ¿Es posible seguir estando contento en esas circunstancias?
Todas las emociones, positivas y negativas (entendidas como agradables/desagradables y no como buenas/malas), son reacciones naturales en el ser humano y necesitamos sentirlas para poder entenderlas. Nos sirven de guía y cada una tiene su propia función. o la alegría a acercarnos a algo beneficioso.
¿Cómo se manifiesta?
- Tendencia a simplificar: si no atiendo las emociones negativas, entonces desaparecen. Rechazar y bloquear todas las emociones desagradables.
- Autoevaluarse constantemente: ¿Estoy suficientemente bien? ¿lo proyecto adecuadamente a los demás? El hecho de pensar repetitivamente si estoy feliz, es justamente lo que me hace infeliz.
- Y evaluar constantemente a los demás: ¿soy más o menos feliz que los demás? Mostrar nuestra aparente felicidad en redes sociales y compararla con la de los demás nos encierra en un permanente círculo de falta de autenticidad. Lo visible no siempre es el total, piensa en un iceberg.
- Sentimientos de culpa por sentir emociones negativas. No sé autogestionarme emocionalmente, soy un incapaz o no me esfuerzo lo suficiente.
Efectos y consecuencias del positivismo vacío
Múltiples estudios confirman que altos niveles de felicidad están relacionados con una menor probabilidad de enfermar. Sin embargo, sentirse feliz tiene que ser una consecuencia de una adecuada salud mental, no una imposición.
- El positivismo vacío, obliga a estar siempre bien, independientemente de las circunstancias, como si se pudiera elegir estar feliz. Si no lo consigues, es que no te estás esforzando lo suficiente. Esto supone un doble malestar: el inevitable sufrimiento y encima la sensación de incapacidad por no conseguir controlarlo desde el optimismo.
- En su intento de eliminar todo lo desagradable, cae en la superficialidad, ya que no trata el origen de lo que creó el malestar, sino que sólo bloquea la emoción negativa que genera.
- Si silenciamos algunas emociones sólo porque no son agradables, no sólo perdemos información fundamental para poder gestionarlas y desarrollarnos personalmente, sino que puede llevarnos a una desconexión emocional que puede convertirse en psicopatología. Por ejemplo, si una persona no se permite vivir la tristeza en un proceso de duelo, ésta se acaba enquistando y convirtiendo en duelo patológico.
¿Cómo enfocarlo?
- Es imposible estar bien todo el tiempo, las emociones son transitorias y tienen que ver con lo que nos ocurre, siguen su proceso y necesitan licuarse.
- No te esfuerces por sentir algo que no sientes, acéptalo, pero tampoco dejes que te impongan cómo tienes que sentirte.
- Ejercita el optimismo inteligente, acepta que no tienes el control absoluto de todo, que puedes enfrentarte a la adversidad adquiriendo nuevas formas de solucionar las cosas que te pasan.
- Abandona el pensamiento mágico de “si piensas que todo irá bien, todo irá bien”.
- Entrena el pesimismo terapéutico, es necesaria cierta dosis de pesimismo para poder ser un optimista inteligente. Si no pudieras pensar en lo que puede salir mal, no podrías poner medidas para remediarlo.
- No te recrees en la negatividad, no hagas que estar mal sea una excusa para la inactividad, toma las riendas y ponte en las pilas.
- Deja de valorar la felicidad como criterio de éxito social. Sentir emociones negativas no significa que seas un fracasado.
- Relativiza, reconocer tus puntos fuertes y puntos a mejorar favorecerá tu desarrollo y ganarás en bienestar de una forma auténtica, no impostada.
- Abandona los eslóganes enlatados de supuesta felicidad, crea tus propios aprendizajes en función de lo que vas viviendo.
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Lo que debes saber…
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- Sentirse feliz tiene que ser una consecuencia de una adecuada salud mental, no una imposición.
- Si silenciamos algunas emociones sólo porque no son agradables puede llevarnos a una gran desconexión emocional.
- No debemos recrearnos en la negatividad, estar mal no ha de ser una excusa para la inactividad. Se trata de tomar las riendas y ponerse las pilas