¿Cómo reinventarse a uno mismo?
Resumen del contenido
Psicóloga sanitaria y psicoterapeuta, con máster en Terapia Cognitivo-Social y en Programación Neurolingüística. Especializada en psicopatología clínica, terapia cognitiva, terapia breve y PNL. Con más de 15 años de experiencia profesional en diferentes centros y teleconsulta.
Las crisis son algo inevitable a lo largo de la vida; todos las sufrimos en algún momento de con más o menos dureza. Tienen que ver con cambios importantes en nuestras circunstancias, que nos llevan a adaptarnos a una nueva realidad y, por tanto, apelan a nuestra capacidad de flexibilidad. Las crisis pueden ser valiosas oportunidades para mejorar, aunque nos cueste creerlo cuando estamos en plena vorágine. Son una apertura a nuevas posibilidades, y si conseguimos ajustarnos de forma satisfactoria, entonces evolucionamos. Sin embargo, no necesariamente todas las crisis nos llevan a reinventarnos. Reinventarse supone un cambio de rumbo y esto no siempre es necesario hacerlo. Dependerá de la combinación de varios factores.
¿Qué significa reinventarse a uno mismo ?
Ante el caos de estímulos que representa vivir, las personas nos orientamos a través de una especie de mapas mentales que están basados en la experiencia. A medida que vivimos, vamos adquiriendo aprendizajes que nos guían, haciendo nuestra realidad más previsible y ganando así seguridad personal. Reinventarse implica navegar sin mapa.
Atreverse a mirar a lo desconocido y dar un paso al frente o salir de la zona de confort. Esto supone dejar de ser quien éramos hasta ahora y empezar a transitar un camino diferente, lleno de incertidumbres. Supone replantear objetivos, cuestionar creencias que teníamos seguras hasta el momento, formas de hacer diferentes, relacionarnos con otras personas… Algo sumamente difícil porque vivir en la incertidumbre asusta, sin embargo, igual que fuimos capaces de construir un mapa inicial, también podemos construir uno nuevo más adaptativo.
¿Cuándo es necesario reinventarse?
Básicamente nos reinventamos bajo tres circunstancias (no excluyentes):
- Cuando debes: se da uno o varios acontecimientos importantes que te obligan a cambiar. Suelen ser acontecimientos negativos, pero también pueden ser positivos. P.ej. si tu pareja pide el divorcio, te despiden, sufres la pérdida de un ser querido, un accidente, una enfermedad, pero también un embarazo, un ascenso laboral, etc. que te lleva a replantearte la vida.
- Cuando quieres: por ejemplo, cuando cambias de profesión o decides separarte.
- Cuando puedes: por ejemplo, decides dar la vuelta al mundo.
Pasos para reinventarse
- Estudia tus motivaciones: ¿Por qué quieres cambiar? ¿A qué necesidades responde?
- Analiza tus recursos y fortalezas y ponlas en funcionamiento.
- Define bien tus objetivos. Recuerda que siempre tienen que ser: eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, Realistas y organizados en el Tiempo (S.M.A.R.T, en inglés).
- Crea un plan de acción: Fragmenta en pequeños objetivos tu objetivo general, haz aproximaciones sucesivas hacia tu objetivo y jerarquiza programando a corto plazo.
- Socializa tu objetivo: busca personas que puedan facilitar tu cambio, o que te ayuden a capacitarte, o a hacer contactos o incluso a inspirarte.
- Reevalúa tus logros de forma regular, estudia tu proceso de cambio. ¿Están yendo las cosas como querría? Y en caso de que no, ¿qué tendría que cambiar?
A lo largo de este nuevo camino nos encontraremos con amigos y enemigos, refiriéndonos a estados de ánimo como el miedo, el pesimismo o la constancia y motivación. Veamos cuáles pueden ser las nuevas emociones que podemos experimentar.
Enemigos
De cara a prevenir el fracaso, es importante conocer los enemigos habituales del cambio y ponerlos a raya. De esta manera podremos situarnos más cómodamente y saber qué podemos esperar en nuestro nuevo proceso:
- El miedo: es una emoción adaptativa que tiene como función protegernos. Viene a decirnos algo así como “¡cuidado, puede salir mal!”. Si bien es una emoción necesaria (tendemos a la preservación, caso contrario iríamos dando bandazos sin ningún criterio), en exceso puede llevarnos a inhibir la posibilidad de trasformación.
- Pesimismo o negatividad: viene a descorazonarnos: “¿para qué lo voy a intentar si saldrá mal?”. Puede ser una forma enmascarada de miedo, ya que nos lleva de igual manera a la no-acción. También puede funcionar como una profecía autocumplida (si estoy seguro del fracaso, no me esforzaré lo suficiente, por tanto, acabará saliendo mal).
- Perfeccionismo: cuando lo intentamos hacer tan perfecto que queremos tener la certeza total de éxito ya que fallar sería demasiado doloroso. Terminamos también no actuando. Pon a raya a tu crítico interno.
Si el cambio al que debes ajustarte es demasiado abrumador o sientes que te supera, busca el apoyo de un psicoterapeuta.
Aliados
- Constancia y disciplina: actúa, insiste se persistente, Roma no se hizo en un día.
- Mantén una mente abierta y una actitud exploratoria.
- Pon entusiasmo y motivación.
- Creatividad y pensamiento lateral.
- Autocuidado: el proceso de cambio es exigente, cuida tu estado de ánimo y prémiate; te hará más fuerte.
Lo que debes saber…
- Básicamente nos reinventamos bajo tres circunstancias (no excluyentes): cuando debemos (divorcio…); cuando podemos (hacer un viaje…); cuando queremos (cambiar de profesión…).
- Reinventarse implica navegar sin mapa. Atreverse a mirar a lo desconocido y dar un paso al frente o, como se entiende popularmente, salir de la zona de confort.
- Los aliados del cambio son: entusiasmo, motivación, constancia… y los enemigos: miedo, pesimismo, perfeccionismo.
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