El mal de altura, también conocido como «mal agudo de montaña» (MAM), es un conjunto de síntomas que pueden afectar a las personas cuando ascienden rápidamente a altitudes elevadas, generalmente por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar. Es común en viajeros que visitan regiones montañosas como los Andes, el Himalaya o zonas elevadas de Perú y Bolivia. Entender qué es el mal de altura y cómo manejarlo puede marcar la diferencia para quienes disfrutan del montañismo o simplemente planean un viaje a grandes alturas.

¿Qué es el mal de altura?

El mal de altura se produce cuando el cuerpo no se adapta lo suficientemente rápido a la disminución de oxígeno que ocurre a gran altitud. A medida que subimos, la presión del aire disminuye, y con ella la cantidad de oxígeno disponible para el cuerpo. Esto obliga al organismo a esforzarse más para mantener el oxígeno necesario, lo que puede causar diferentes síntomas, desde leves hasta potencialmente graves.

La probabilidad de desarrollar mal de altura depende de varios factores:

  • Velocidad de ascenso: cuanto más rápido subamos, menos tiempo tendrá el cuerpo para adaptarse.
  • Altura alcanzada: el riesgo aumenta considerablemente a partir de los 2.500 metros.
  • Esfuerzo físico: realizar actividades demandantes en altitud aumenta el consumo de oxígeno.
  • Susceptibilidad individual: algunas personas son naturalmente más propensas al mal de altura.

Síntomas del mal de altura

Los síntomas suelen aparecer entre 6 y 24 horas después de haber llegado a una altitud elevada. Los más comunes incluyen:

  • Dolor de cabeza (similar a una migraña).
  • Fatiga extrema o sensación de debilidad.
  • Náuseas y vómitos.
  • Falta de apetito.
  • Dificultad para dormir.
  • Mareos o vértigo.

Estos síntomas suelen ser leves en la mayoría de los casos, pero si el mal de altura avanza, puede desarrollarse en formas más graves, como el edema pulmonar de altura (acumulación de líquido en los pulmones) o el edema cerebral de altura (acumulación de líquido en el cerebro), que son situaciones de emergencia médica.

¿Cómo prevenir el mal de altura?

Prevenir el mal de altura es posible si seguimos algunas recomendaciones básicas. Las principales:

  • Ascender de forma gradual: la forma más efectiva de prevenirlo es subir poco a poco, permitiendo que el cuerpo se adapte a la altura. Idealmente, no deberíamos dormir a más de 500 metros por encima de la altura en la que dormimos la noche anterior, especialmente una vez que estamos a más de 3.000 metros.
  • Hacer descansos: si tienes tiempo, realiza paradas en el camino para adaptarte a la altura antes de continuar el ascenso. En destinos turísticos, como Cuzco (3.400 m) o La Paz (3.640 m), se recomienda pasar uno o dos días a esa altitud antes de iniciar excursiones a alturas mayores.
  • Mantenerse bien hidratado: la altitud puede causar deshidratación, por lo que es fundamental beber suficiente agua, evitando el alcohol y el café, que pueden empeorar la deshidratación y aumentar los síntomas.
  • Evitar esfuerzos físicos extremos en los primeros días: es mejor descansar y evitar actividades intensas hasta que el cuerpo se haya adaptado. Escucha a tu cuerpo y no te exijas demasiado al principio.
  • Alimentación adecuada: consumir alimentos ligeros y ricos en carbohidratos ayuda al cuerpo a obtener energía sin exigir un esfuerzo extra al sistema digestivo.

Tratamiento y medicación

Si los síntomas persisten o empeoran, es fundamental actuar para evitar complicaciones graves. Aquí algunas recomendaciones de tratamiento:

  • Descender inmediatamente: esta es la medida más efectiva si los síntomas no mejoran con el descanso. Bajar incluso unos pocos cientos de metros puede aliviar los síntomas considerablemente.
  • Oxígeno suplementario: en algunas regiones de alta montaña, como los Andes, es posible adquirir oxígeno enlatado o encontrar estaciones de oxígeno en ciertos refugios y hoteles. Usarlo puede aliviar los síntomas temporales, aunque no sustituye la aclimatación.
  • Acetazolamida (EDEMOX®): este diurético ayuda a acelerar el proceso de aclimatación. La acetazolamida puede tomarse de forma preventiva (un día antes de comenzar el ascenso) o como tratamiento si los síntomas aparecen. Aunque en algunos lugares está disponible sin receta, es aconsejable consultar a un médico antes de tomarlo, ya que puede tener efectos secundarios, como hormigueo en las extremidades y alteraciones del sabor. Precaución si es alérgico a las sulfamidas, padece alguna enfermedad pulmonar, cardiaca o diabetes.
  • Dexametasona: es un esteroide utilizado para tratar casos graves de mal de altura. Sin embargo, este medicamento solo debe usarse bajo supervisión médica debido a sus efectos secundarios y solo en situaciones de emergencia cuando no se pueda descender inmediatamente.

Si notas síntomas leves, lo más importante es descansar y evitar seguir subiendo hasta que te sientas mejor. En muchos casos, los síntomas pueden desaparecer en unas horas con reposo e hidratación. Si los síntomas persisten, empeoran o aparecen signos de edema pulmonar o cerebral (como dificultad respiratoria, confusión o falta de coordinación) desciende de inmediato y busca atención médica urgente.

El mal de altura puede afectar a cualquiera, independientemente de su forma física, pero siguiendo estas pautas, la mayoría de las personas pueden disfrutar de la experiencia en la montaña sin grandes problemas. En los seguros de Viaje de MAPFRE podrás encontrar la asistencia a personas que garantiza la atención médica por enfermedad o accidente, junto con el desplazamiento y alojamiento de un acompañante del asegurado. Además, también contempla la prolongación de la estancia del asegurado si fuera necesario para la recuperación así como el envío de medicamentos.

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¿Qué hacer si te afecta el mal de altura?

Si notas síntomas leves, lo más importante es descansar y evitar seguir subiendo hasta que te sientas mejor. En muchos casos, los síntomas pueden desaparecer en unas horas con reposo e hidratación. Si los síntomas persisten, empeoran o aparecen signos de edema pulmonar o cerebral (como dificultad respiratoria, confusión o falta de coordinación) desciende de inmediato y busca atención médica urgente.

El mal de altura puede afectar a cualquiera, independientemente de su forma física, pero siguiendo estas pautas, la mayoría de las personas pueden disfrutar de la experiencia en la montaña sin grandes problemas.

Lo que debes saber…

  • El mal de altura se produce cuando el cuerpo no se adapta lo suficientemente rápido a la disminución de oxígeno que ocurre a gran altitud.
  • Los síntomas suelen aparecer entre 6 y 24 horas después de haber llegado a una altitud elevada. Los más comunes incluye dolor de cabeza, fatiga extrema o sensación de debilidad, náuseas y vómitos, mareo o falta de apetito.
  • Si los síntomas persisten o empeoran, y no mejoran con el descanso, es fundamental actuar para evitar complicaciones graves. La medida más efectiva es bajar unos pocos cientos de metros.

Referencia bibliográfica

  • Manual MSD: Altitude Illness, disponible en MSD.