Es una enfermedad bastante prevalente en los países desarrollados que afecta especialmente a varones entre los 40 y los 60 años. Tiene una incidencia del 15% o el 35% en función de los países y ha ido en aumento en las últimas décadas debido al incremento de la presencia de diabetes mellitus tipo 2 y la obesidad.

¿Qué es el hígado graso?

El hígado es una víscera con varias funciones, entre ellas la producción de proteínas, el almacenamiento de glucógeno y la secreción de la bilis, necesaria para la digestión de sustancias grasas. La célula principal del hígado es el hepatocito, una célula que tiene capacidad de almacenar en su interior tanto glucosa como lípidos (grasas).

Si en ellas se acumula un exceso de grasas puede llegar un momento en que las células no realicen su función correctamente. Cuando esto ocurre, y la causa de este aumento de los lípidos intracelulares no es el consumo de alcohol, se dice que el paciente padece una esteatosis hepática o hígado graso.

¿Cómo se produce la esteatosis hepática?

Es una enfermedad que se da en hígados sanos  y que no se deriva del consumo excesivo de alcohol, una sustancia claramente hepatotóxica. Las grasas se acumulan progresivamente en los hepatocitos debido a una producción excesiva respecto a su utilización, hecho que provoca una mayor sensibilidad a factores que pueden causar daño hepático y, a la larga, conllevan inflamación y fibrosis, lo cual impide que el órgano lleve a cabo sus funciones correctamente.

Los principales factores que predisponen o facilitan que se produzca una esteatosis hepática son:

  • Obesidad.
  • Diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina.
  • Dislipemia.
  • Hipertensión arterial.
  • Ciertos fármacos: amiodarona, antirretrovirales, corticoides, diltiazem, tamoxifeno, etc.
  • Diversas enfermedades: síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS), ovario poliquístico,hipotiroidismo, pérdida de peso importante, resección intestinal, etc.

Síntomas

Por lo general la esteatosis hepática no suele causar signos evidentes  o aparatosos. La mayoría de las veces se trata de un hallazgo casual al realizar una prueba de imagen abdominal (ecografía o tomografía axial computadorizada —TAC— principalmente) por algún otro motivo.

Sin embargo, en algunos casos el paciente puede presentar un dolor  sordo a nivel abdominal, en la región del hígado, estar más cansado de lo normal, o notar hepatomegalia ,un aumento del tamaño hepático que se percibe al palpar el abdomen.

La mayoría de los pacientes con hígado graso se mantienen estables y la enfermedad solamente degenera en una hepatitis y, casos residuales, en una insuficiencia hepática. La coexistencia de obesidad y diabetes mellitus tipo 2 favorece su progresión. Se ha visto que pacientes con hígado graso padecen con mayor frecuencia complicaciones cardiovasculares.

Diagnóstico del hígado graso

El diagnóstico suele ser un hallazgo casual. La exploración del abdomen del paciente puede ser anodina o el médico puede notar un aumento del tamaño hepático o el paciente referir dolor a la palpación de la región hepática.

En la analítica se puede ver una elevación de las enzimas hepáticas (GOT, GPT y GGT), así como una disminución del colesterol de alta densidad (HDL) y un aumento de triglicéridos, junto con niveles elevados de glucosa en sangre.

La ecografía abdominal es la mejor prueba de imagen por su sencillez y poca invasividad para valorar los hallazgos propios de una esteatosis hepática. El TAC o la resonancia magnética nuclear (RMN) también pueden ser útiles para diagnosticar el hígado graso. Sin embargo, el diagnóstico definitivo lo dará la biopsia hepática , pero dado que esta enfermedad tiene en general un curso benigno y la prueba tiene sus riesgos, se recomienda no realizarla a menos que el paciente presente factores de riesgo de progresión de la enfermedad, como son la edad avanzada, obesidad severa, diabetes o una importante alteración de las enzimas hepáticas. El estudio del tejido permitirá valorar el grado de inflamación y de fibrosis.

Es importante para establecer el diagnóstico descartar antes posibles causas de hepatitis y mal funcionamiento hepático como:

  • Esteatosis alcohólica.
  • Uso de fármacos hepatotóxicos.
  • Hepatitis vírica (VHB, VHC).
  • Hepatopatía autoinmunes.
  • Hemocromatosis.
  • Enfermedad de Wilson.

Tratamiento

El hígado graso es una enfermedad esencialmente benigna y el tratamiento se basa en evitar su progresión detectando lo antes posible los factores de riesgo y corrigiéndolos.

Es aconsejable que si el paciente tiene sobrepeso u obesidad trate de reducir su índice de masa corporal (IMC) mediante una dieta adecuada y la práctica moderada de ejercicio físico aeróbico (correr, hacer bicicleta, remo…).

En caso de padecer diabetes o dislipemia es importante un adecuado control metabólico y el uso de fármacos prescritos por el especialista, como antidiabéticos tipo glitazonas o biguanidas, y antilipemiantes como las estatinas.

Medidas preventivas

Pese a tratarse de una enfermedad benigna, se debe intentar prevenir reduciendo el consumo de grasas y azúcares  que puedan conducir a una obesidad y a padecer diabetes mellitus tipo 2, así como realizando una actividad física moderada.

Lo que debes saber…
  • El hígado graso es una enfermedad derivada de la acumulación progresiva de grasas en los hepatocitos que impide que el órgano lleve a cabo sus funciones correctamente.
  • La obesidad, la diabetes tipo 2 o la hipertensión son factores que facilitan la aparición del hígado graso o esteatosis hepática.
  • No suele causar síntomas evidentes, acostumbra a tratarse de un hallazgo casual pero el dolor sordo en la región del hígado, el cansancio o el aumento del tamaño hepático en algunos casos pueden revelar su aparición.