Resumen del contenido
¿Qué es?
El síndrome de secreción inadecuada de la ADH (vasopresina u hormona antidiurética) son los síntomas derivados de una excesiva secreción de dicha hormona por el hipotálamo. Se abrevia como SADH.
¿Cómo se produce?
La excesiva secreción de ADH produce niveles disminuidos de sodio en la sangre (hiponatremia). La hiponatremia es debida a la incapacidad que tiene el riñón para eliminar agua. Como consecuencia la orina estará excesivamente concentrada y, sin embargo, la sangre muy diluida. Esto ocasionará que todos los iones y componentes de la sangre estén en menor concentración en la sangre, y, especialmente el sodio.
Las causas que pueden estar involucradas en la secreción excesiva de la ADH son múltiples:
- Tumores o neoplasias que nacen fuera del hipotálamo pero que son capaces de fabricar ADH.
- Enfermedades pulmonares no malignas: tuberculosis, absceso de pulmón, neumonías, asma, etc.
- Algunos fármacos son capaces de estimular la producción de esta hormona por el hipotálamo; es el caso de la nicotina, la clorpropamida, la carbamacepina, fármacos antidepresivos y algunos fármacos utilizados en el tratamiento del cáncer.
- Enfermedades neurológicas: síndrome de Guillain-Barré, esclerosis múltiple, meningitis, etc.
- Traumatismos craneoencefálicos.
Es importante tener en cuenta que no todos los individuos que, por ejemplo, tienen asma, o están tomando carbamazepina, van a desarrollar este síndrome.
Síntomas
Los síntomas de esta enfermedad van a depender de dos elementos: primero, de los niveles de sodio en sangre en el momento del diagnóstico y, en segundo lugar, de la rapidez con la que descienden los niveles de sodio en sangre.
Así en casos en los que la disminución de sodio es lenta y progresiva, o en aquellos casos en los que los niveles de sodio, aunque bajos, están en unos niveles moderados (más de 130 mEq/l), los síntomas son leves o nulos.
En los casos en los que los niveles de sodio disminuyen hasta niveles de gravedad (menos de 120 mEq/l), o bien se ha desarrollado rápidamente, aparece sintomatología neurológica: agitación, confusión, irritabilidad, disminución del nivel de conciencia, convulsiones y coma.
Diagnóstico
El diagnóstico pasa por la determinación en sangre del sodio. Encontraremos unos niveles de sodio bajos o muy bajos (hiponatremia). Sin embargo existen otras causas de hiponatremia, además del síndrome de secreción inadecuada de ADH.
Por ello, para llegar a un diagnóstico correcto se deben descartar otras causas. Así, las situaciones de aumento de azúcar en sangre, la insuficiencia suprarrenal y el hipotiroidismo pueden producir una disminución del sodio en sangre. En el SIADH la llamada osmolaridad en sangre (calculada por los niveles de sodio, potasio y azúcar en sangre) está disminuida, y además existirá una orina muy concentrada, con mucha excreción de sodio por orina y una osmolaridad en orina aumentada (mayor que la de la sangre). Por otro lado, en el SIADH, característicamente no existe retención de líquidos en los pies (edemas), ni hay baja tensión arterial, ni signos de deshidratación.
Tratamiento
El tratamiento puede ir encaminado a corregir la causa que ha originado el exceso de secreción de ADH, si se conoce. Por ejemplo, se deberán suprimir los fármacos que se sospechen que puedan estar involucrados, solucionar las posibles infecciones, o extirpar el tumor. Sin embargo en ocasiones no se conoce la causa del SIADH, o no se puede solucionar la causa. Así, en la mayoría de los casos el tratamiento irá dirigido a mejorar los niveles de sodio e incrementar la concentración de la sangre (la osmolaridad) y disminuir la de la orina.
En estos casos se indicará una restricción de la ingesta total de líquidos a menos de 800-1000 ml al día. También se pueden emplear dosis bajas de furosemida (un diurético potente que se caracteriza por eliminar más agua que sodio por la orina y que así consigue diluir la orina y concentrar la sangre). Si, por otro lado, no se consigue con estas medidas, corregir el sodio pueden usarse fármacos que actúan bien inhibiendo la secreción de ADH, o bien bloqueando su acción. Entre estos fármacos destaca la demeclociclina, 150 a 300 mg por vía oral tres o cuatro veces al día, o fludrocortisona, 005 a 02 mg por vía oral dos veces al día.
En los casos agudos de instauración rápida, con niveles muy disminuidos de sodio, y con alteraciones neurológicas, se debe instaurar un tratamiento intravenoso a base de sueros ricos en sodio por vena para elevar los niveles de sodio hasta niveles considerados como seguros (por encima de 120 mEq/l). Sin embargo, este tratamiento debe realizarse de forma lenta y en un centro hospitalario, ya que una corrección excesivamente rápida de los niveles de sodio puede ocasionar una grave enfermedad denominada «mielinolisis central pontina» que puede ocasionar pérdidas neurológicas permanentes.
Medidas preventivas
No existen medidas que prevengan su aparición. Tan sólo recurrir a los controles de sangre en personas con una enfermedad aguda o con traumatismos o lesiones cerebrales.