Los trastornos de fertilidad afectan a un 15% de las parejas aproximadamente. Las causas clásicas son problemas físicos, pero actualmente sumamos un 5% de causas más que engloban el ritmo de vida actual, el retraso en la maternidad, factores ambientales y el estrés.

La influencia del estilo de vida

Ciertamente la fertilidad va ligada al estilo de vida.

Alteraciones de peso

El sobrepeso y la obesidad influyen en factores endocrinológicos que regulan el ciclo menstrual. Pueden producir una disminución de la ovulación y, por lo tanto, una disminución de las probabilidades de quedar embarazada. Además, las mujeres obesas tienen un mayor índice de complicaciones en el embarazo (la hipertensión, la diabetes gestacional…) dificultando llevar a término del embarazo un feto sano.

Igualmente, un peso excesivamente bajo produce también alteraciones endocrinológicas que pueden disminuir o eliminar la ovulación normal, o bien no preparar adecuadamente la matriz para recibir un embrión ya formado.

Tabaquismo

El hábito tabáquico reduce la fertilidad, tanto femenina como masculina. Los fumadores tiene un menor contenido de oxígeno en su sangre y por tanto todos los órganos del cuerpo se ven afectados, incluyendo el útero y los ovarios, así como los testículos en los hombres. En los ovarios de los fumadores se producen un mayor número de óvulos defectuosos y las trompas de Falopio tienen una peor funcionalidad, por lo que el tabaquismo aumenta el riesgo de embarazo ectópico. Además, las fumadoras tienen una tasa de abortos más elevada.

El tabaquismo influye en la calidad seminal, provocando daños en el ADN de los espermatozoides.

Alcohol

El alcohol afecta negativamente a la concepción tanto en la mujer como en el hombre. El abuso de alcohol afecta a la regulación de varias hormonas, entre ellas las que controlan el sistema reproductor, por lo que pueden alterar la ovulación y la producción de espermatozoides.

Estrés

Algunas parejas que  intentan concebir y no lo consiguen pueden tener un nivel de estrés considerablemente alto. Además, sentir el peso de la responsabilidad de un hijo, o bien el miedo a la influencia de un hermano en un primer hijo pueden alterar el estado emocional de la mujer y causarle estrés. Este estado puede hacer aumentar ciertas hormonas que alteran la ovulación y, por tanto, que dificultan la concepción.

La edad también es importante

La relación entre la edad de la mujer y la fertilidad está más que demostrada.

  • Entre los 20 y 30 años: una mujer tiene las máximas posibilidades de quedar gestante, no tener un aborto espontáneo y de que el feto tenga el mínimo riesgo de síndrome de Down.
  • Entre los 30 y 35 años: la fertilidad disminuye levemente, aumentado de forma leve el riesgo de aborto y de síndrome de Down.
  • A partir de los 38 años: la fertilidad disminuye más rápidamente y el riesgo de aborto que hasta entonces se situaba en un 15% aproximadamente aumenta hasta un 30% a los 40 años. El riesgo de que el feto esté afecto de síndrome de Down también aumenta subiendo de una posibilidad entre 1000 a los 30 años, a una posibilidad entre 300 a los 35 y una entre 100 a los 40 años.

A medida que aumenta la edad se producen más ciclos no ovulatorios. Además, los óvulos empeoran su calidad por lo que es más difícil que sean fecundados por los espermatozoides. Por otro lado, se produce un aumento de abortos no detectados, es decir, óvulos fecundados que no llegan a anidar en el útero y que, por lo tanto, no llegan a producir ni siquiera un retraso de regla. Estas alteraciones ovulatorias pueden ser por defecto y también por exceso, por lo que hay un riesgo mayor de embarazos gemelares en mujeres de entre 35 y 39 años.

Asimismo, los embarazos en mujeres mayores presentan más riesgo. De entrada, tienen un riesgo mayor de alteración cromosómica, la más frecuente el síndrome de Down. Pero además de problemas cromosómicos, estas gestantes tienen un riesgo mayor de aumento de la presión arterial y, en consecuencia, de sufrir una preeclampsia, o una eclampsia. La aparición de diabetes gestacional también se ve influenciada por la edad materna.

Las sustancias tóxicas ambientales…

Existen aproximadamente unas 300 sustancias tóxicas que se acumulan en la sangre. Hay muchas con las que convivimos a diario y que pueden producir problemas endocrinológicos y de fertilidad. Entre ellas destacamos el Bisfenol-A que se utiliza para fabricar biberones, plásticos alimenticios, latas… y la acrilamida, que se encuentra en los cigarrillos, se utiliza para fabricar papel, tratar agua potable… Estos dos tóxicos disminuyen la cantidad de espermatozoides presentes en el semen así como la movilidad de los mismos. Los insecticidas utilizados en la agricultura también contienen sustancias que alteran la producción de espermatozoides.

Por su parte, las dioxinas y los furanos utilizados para elaborar pesticidas y algunos conservantes se han relacionado con la aparición de endometriosis, una patología ginecológica que se asocia a un alto porcentaje de esterilidad además de a otros problemas como dolor importante con las menstruaciones.

El caso del plomo…

El plomo estaba presente en la sangre de un 88% de niños estadounidenses en 1976 y actualmente sólo se encuentra en un 1,4%. Las tuberías ya no utilizan de plomo, y se ha eliminado el plomo de la gasolina y de algunos utensilios de cocina. Los niveles altos de plomo en sangre producen una alteración en la formación de los espermatozoides en hombres, y en las mujeres causan modificaciones del ciclo menstrual, además de un aumento en la tasa de abortos.

PROFESIONES DE RIESGO

Los hombres que trabajan expuestos a altas temperaturas como en fundiciones, hornos… tienen un aumento de temperatura en los testículos que produce una alteración en la formación de los espermatozoides por lo que la calidad de su semen se ve mermada.

Igualmente ocurre con los conductores que pasan muchas horas al volante.

¿Cómo afecta la contaminación?

La contaminación atmosférica tiene efectos muy perjudiciales sobre varios aspectos de salud, básicamente respiratorios, pero también aumenta las enfermedades oncológicas y las cardíacas. En el área reproductiva, la contaminación disminuye la calidad del semen, aumentando las mutaciones, y en la mujer aumenta la tasa de abortos. Hay estudios que demuestran que en las comunidades autónomas españolas con un mayor desarrollo industrial la calidad del esperma es menor y que éste presenta una disminución del número espermatozoides.

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LO QUE DEBES SABER
  • El estilo de vida determina la fertilidad de una pareja. Un exceso al alza o a la baja en el peso, fumar, consumir alcohol o sufrir estrés, son factores que afectan negativamente a la fertilidad.
  • La edad también influye, a partir de los 20 años, como más joven, mayor fertilidad.
  • Aspectos exteriores también oueden llegar a afectar: la contaminación o las sustancias tóxicas tienen efectos perjudiciales.