En la menopausia, cuando la vida de los ovarios llega a su fin, su funcionamiento pasa por una etapa que es errática e imperfecta. Durante la edad fértil de la mujer los ciclos menstruales tienen una regularidad y la secreción hormonal es ordenada, pero al llegar a la edad límite a menudo se producen errores y la secreción hormonal tiene unos altos y bajos que pueden provocar sintomatología en diversos órganos, uno de los cuales es la mama y los pezones.
¿Qué pasa en las mamas y en los pezones al llegar a la menopausia?
La fluctuación hormonal anómala de esta etapa provoca que se retenga más líquido, por lo que la mama se nota más llena y tensa y puede estar sensible y dolorida. Esta hinchazón comprime el tejido de sostén y la glándula mamaria que constituye una red de fibra que acaba en los pezones, por lo que la tensión de este tejido puede ocasionar dolor y sensibilidad en los pezones, que en ocasiones se puede percibir como un dolor bastante agudo y punzante.
Cuando las oscilaciones hormonales finalizan y ya definitivamente los ovarios dejan de funcionar, no cesan los cambios en las mamas, puesto que la caída de estrógenos provoca una atrofia del tejido glandular y del colágeno y elastina por lo que las mamas pierden firmeza y turgencia aumentando el porcentaje de grasa en las mismas. También hay una deshidratación generalizada en toda la piel y mucosas, que asociado a la atrofia de los conductos glandulares en la mama pueden ocasionar mucha sensación de tirantez y picor en la zona de los pezones, que, si no se hidratan correctamente, pueden incluso descamarse.
¿Qué medidas podemos tomar?
Todos estos cambios suelen ser paulatinos y leves, pero hay casos que pueden ser muy molestos, y hay medidas que nos pueden ayudar mucho a sobrellevarlo:
- Para combatir la sequedad de piel y mucosas de la menopausia hay que hidratarse por dentro: beber abundante agua y recurrir a suplementos a base de espino amarillo, una planta medicinal con alto contenido en ácidos grasos insaturados, especialmente omega 7. Y también conviene hidratarse por fuera: hidratar la piel con una crema hidratante o aceite vegetal.
- Utilizar un buen sujetador, con tejido transpirable, que no irrite la piel.
- Seguir una dieta antiinflamatoria, rica en frutas y verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, cantidades moderadas de pescado, sobre todo azul, pollo y lácteos bajos en grasa.
- Evitar comer en exceso grasa de origen animal, lácteos enteros, alimentos precocinados y azúcares refinados. Consumir con mucha moderación cafeína y teína.
- Reducir la cantidad de sal en la dieta.
- Llevar a cabo aquellas conductas de una vida sana que contribuyen a tener un sistema inmunitario fuerte como: evitar el tabaco, reducir el estrés, hacer ejercicio regular y dormir las horas suficientes.
- Los suplementos de aceite de onagra, vitamina E, carotenos y licopenos, todos ellos antioxidantes, que tienen la función de frenar los radicales libres responsables del envejecimiento de los tejidos.
- Si el dolor de pezón persiste consulta con el ginecólogo, pues en algunos casos puede ser necesario tratamiento médico, antiinflamatorios o geles de progesterona, y descartar que se trate de alguna patología dermatológica o mamaria con un tratamiento específico.
Lo que debes saber…
- La fluctuación hormonal anómala propia de la menopausia provoca una mayor retención de líquido, por lo que la mama se nota más llena y tensa y puede estar sensible y dolorida.
- Para combatir la sequedad de piel y mucosas, y las molestias derivadas, hay que hidratarse por dentro y por fuera: beber abundante agua e hidratar la piel con crema hidratante o aceite vegetal.
- Seguir una dieta saludable, rica en alimentos frescos, moderando la cafeína, la teína y la sal también son medidas eficaces en esta etapa.