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Vaginosis bacteriana: presencia de clue cells

vaginosis bacteriana
4 Min de lectura
La vaginosis bacteriana es la infección vaginal más frecuente en las mujeres en edad fértil, incluso más que la producida por hongos. Su prevalencia se fija en un 20-40% de todas las infecciones de vulva y vagina.
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Causas

La causa concreta de su origen no se conoce, pero no debe considerarse una enfermedad de transmisión sexual sino que está producida por una alteración en la flora normal de la vagina. En esta afección se produce un crecimiento aumentado de bacterias anaerobias en la vagina y de una bacteria llamada Gardnerella vaginalis.

Estas bacterias deben encontrarse en la vagina en pequeñas cantidades pero cuando aumenta su crecimiento se excede al Lactobacillus que es la bacteria de la flora normal de la vagina. El Lactobacillus produce sustancias que mantienen el equilibrio normal y saludable de los microorganismos en la vagina. Si este equilibrio se rompe se produce una infección.

Las vaginosis bacterianas suelen estar producidas de forma polimicrobiana, es decir por más de un microbio, el más frecuente es la Gardnerella vaginalis, pero también pueden aparecer otros microbios como los micoplasmas.

La causa de este desequilibrio no se conoce, es cierto que es más frecuente en mujeres con relaciones sexuales, y aumenta en las que tienen relaciones con más de una pareja pero también aparece en mujeres no sexualmente activas.

Síntomas

Aproximadamente un 50-70% de las mujeres con una vaginosis bacteriana no tiene ningún síntoma. Las que tienen síntomas describen un aumento del flujo que puede ser blanco o bien de un color grisáceo. Esta secreción puede ser leve o profusa.

En algunas ocasiones describen mal olor del flujo “como de pescado”. El mal olor suele incrementarse después de las relaciones sexuales o bien alrededor de la menstruación. Puede sentirse prurito o ardor aunque es menos frecuente y mucho menos molesto que el producido por la infección por hongos. Ocasionalmente la infección cursa con relaciones sexuales dolorosas, picor postcoital o bien molestias urinarias. Otro posible síntoma son las pérdidas sanguíneas escasas después de las relaciones sexuales.

La vaginosis bacteriana no suele cursar con hinchazón de los labios ni con enrojecimiento de la piel y la mucosa vaginal por lo que no se considera una vaginitis.

Diagnóstico

El diagnóstico de esta infección no es fácil sólo con la exploración. Al colocar un espéculo vaginal para visualizar la vagina suele observarse un flujo gris espumoso no irritante con un olor característico. Se toma una muestra de cultivo vaginal con un palillo con una punta de algodón para su estudio en el laboratorio.

La aparición de clue cells en la citología

En la citología vaginal puede encontrarse algunas células normales como las metaplasicas o las endocervicales, pero en ocasiones se aprecian unas células típicas de la vaginosis bacteriana llamadas “clue cells” o células en empanada o células rebozadas. Muchas mujeres asintomáticas son diagnosticadas de vaginosis bacteriana al recibir el informe de la citología en su revisión ginecológica periódica.

La importancia de la vaginosis bacteriana radica especialmente en sus complicaciones, sobretodo en el embarazo. Las complicaciones son muy poco frecuentes, pero sí pueden ser importantes. Las mujeres con una vaginosis bacteriana en el embarazo tienen un riesgo más alto de partos prematuros o de tener bebés con un peso debajo del esperado.

Consecuencias

Además pueden producir una tasa mayor de rotura de la bolsa de las aguas antes de la finalización del embarazo, la llamada rotura prematura de membranas. La vaginosis bacteriana produce en el postparto, al igual que después de un legrado por un aborto, una mayor aparición de endometritis, que consiste en la infección del endometrio y precisa un tratamiento antibiótico estricto.

En las mujeres no embarazadas la vaginosis bacteriana aumentan el riesgo de padecer una enfermedad inflamatoria pélvica, consistente en la infección de la matriz y de las trompas de Falopio. Esta enfermedad puede producir esterilidad posterior o bien una aumento de la tasa de embarazos ectópicos.

Debido a la disminución de la concentración y actividad de los lactobacillos vaginales, la vaginosis aumenta el riesgo de padecer una infección de transmisión sexual, como puede ser el VIH. Aumenta también el riesgo de que la mujer portadora del VIH transmita la infección a su pareja. También se aumenta la susceptibilidad de contraer otras enfermedades de transmisión sexual como la clamidia, la gonorrea o el herpes simple.

Tratamiento

Aunque en ocasiones la vaginosis bacteriana puede desaparecer sin tratamiento, toda mujer con síntomas de padecerla debe ser tratada para evitar las complicaciones. El tratamiento puede ser tanto por vía oral como por vía vaginal. Generalmente se prefiere la vía vaginal por una efectividad semejante pero con menores efectos secundarios.

Al tratarse de una infección bacteriana el tratamiento es antibiótico y es tan efectivo el metronidazol como la clindamicina. Aunque la medicación hace efecto muy rápidamente es importante que se realice la pauta completa para lograr la máxima efectividad. El tratamiento vía vaginal es el mismo en las mujeres no gestantes como en las gestantes.

No es preciso tratar a la pareja sexual, ya que no se ha demostrado que disminuya el índice de recidivas en la mujer. En los casos de vaginosis permanentes o bien recidivantes se cambia la pauta de tratamiento y en caso de persistir todavía se ha demostrado la utilidad de añadir al tratamiento productos regeneradores de la flora vaginal.

En las embarazadas no es necesario hacer una prueba de vaginosis bacteriana de forma sistemática, pero sí en las mujeres asintomáticas que hayan tenido anteriormente un parto prematuro.

Prevención

Para la prevención de la vaginosis bacteriana deben evitarse los lavados vaginales que alteran la flora normal de la vagina. No debe automedicarse y sobretodo debe completar el tratamiento indicado por su médico. El hecho de haber tenido vaginosis bacteriana en una ocasión no impide que pueda reaparecer.

Publicado por Dra. Inés Bombí
- 3 Ago, 2021
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