Tipos (cepas) de la bacteria E.Coli

Existen diversos tipos de E.coli, es lo que se conoce en microbiología como “cepas”, que se diferencia básicamente por su poder patógeno, es decir, de provocar enfermedades. Así, la agresividad de una cepa se mide en función de esta capacidad potencial de producir infecciones.

La Escherichia Coli puede encontrarse en los abonos agrícolas, en las ubres de las vacas, en aguas de lavado y de riego, en aguas potables o de lagos y piscinas (por contaminación con aguas residuales) y en las manos de los manipuladores de alimentos.  De esta manera la bacteria puede contaminar (durante la manipulación y su procesado) alimentos como las carnes procesadas, lácteos (quesos, leche, yogures, etc), verduras y frutas en general.

Infecciones por E.coli

La ingesta de estos alimentos contaminados produce los cuadros de diarreas infecciosas.
La mayoría de las cepas de Escherichia coli son inofensivas. Otras pueden provocar infecciones en el hombre, fundamentalmente gastrointestinales y del aparato urinario.
Las infecciones urinarias por E.Coli son muy frecuentes en la población sana, generalmente por contaminación del tracto urinario por flora fecal. Estas infecciones son fácilmente tratables con antibióticos adecuados y no suelen revestir gravedad.
La Escherichia coli también produce frecuentemente lo que se conoce como “diarrea del viajero”,  que se manifiesta por fiebre y deposiciones acuosas, suele curar espontáneamente en unos 3-5 días y el tratamiento es básicamente con reposición de líquidos.
Caso aparte son las infecciones producidas por una cepa muy agresiva de la E.coli, la O157:H7, que produce un cuadro de diarrea inflamatoria de mayor gravedad y que puede complicarse con un síndrome hemolítico-urémico (una anemia grave aguda acompañado de un fracaso en la función renal). Afortunadamente son poco frecuentes.

Diagnóstico

El diagnóstico de la infección por E.coli se realiza mediante el estudio microbiológico, es decir, el aislamiento del microorganismo en las muestras del paciente (heces, orina).

Tratamiento

Su tratamiento dependerá de su gravedad y del tipo de cepa que lo provoque, requiriendo en términos generales tratamiento sintomático que incluye: reposición de líquidos e hidratación del paciente, antitérmicos y otras medidas de soporte (como diálisis en caso de insuficiencia renal en los casos más graves).

Recomendaciones para evitar el contagio:

  • Lavado cuidadoso de los alimentos crudos (como frutas y vegetales) y preferiblemente pelarlos.
  • En el caso de los productos cárnicos, cocinarlos muy bien (más de 70º), evitando que quede cruda.
  • Evitar el contacto de unos alimentos con otros (especialmente la carne) en la nevera.
  • Extremar las normas de higiene en la cocina: lavarse siempre bien las manos antes de manipular los alimentos y mantener las superficies sobre las cuales se cocina muy limpias (agua y jabón).
  • Evitar beber agua que no sea embotellada y los zumos naturales en sitios en los que las condiciones de higiene sean dudosas.
  • Tomar leche únicamente pasteurizada que asegura la eliminación de cualquier bacteria.

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