Resumen del contenido
Se engloba dentro de los trastornos dismórficos corporales, en los cuales los pacientes presentan una fijación obsesiva por un rasgo de su físico que perciben como defectuoso, ya sea este real o imaginario. Pese a todo, este trastorno no está incluido dentro de la clasificación internacional de enfermedades psiquiátricas. El termino vigorexia, el más popular, fue acuñado por el psiquiatra norteamericano Harrison Graham Pope en 1993.
¿Cómo se produce?
En España existen aproximadamente unos 700.000 casos de dismorfia muscular, con un claro predominio entre los hombres en la franja de los 15 a los 35 años.
En general se trata de personas que tienen una baja autoestima, una falta de seguridad en sí mismos y un grado de madurez bajo, de manera que se obsesionan con su aspecto físico y el hecho de cuidar su cuerpo les hace sentirse mejor.
La actividad física es, lógicamente, recomendable y practicar un deporte hace que el cuerpo segregue unas sustancias, las endorfinas, que causan satisfacción y bienestar, así como un cierto grado de dependencia de las mismas, cosa que permite la realización de la actividad física con asiduidad. En el caso de las personas con vigorexia estas endorfinas tienen un cierto papel en la adicción a la actividad física, pero ellas solas no pueden explicar la causa de esta enfermedad; debe existir un trastorno subyacente de falta de autoestima y baja seguridad en uno mismo para que la alteración psiquiátrica se manifieste.
Desde un punto de vista sociológico se defiende que los pacientes con dismorfia muscular presentan una alteración de la percepción del rol de la masculinidad, en el que los hombres se obsesionan con adquirir un ideal cultural irreal en el que el músculo es la imagen de la masculinidad.
Para que se produzca este trastorno deben darse tres situaciones:
- Una dependencia de la actividad física que lo centre todo y conlleve una evitación de otros aspectos de la vida de la persona, como el trabajo, los amigos, la familia, etc.
- Una tolerancia a la actividad física y a la recompensa emocional que su práctica conlleva, de manera que cada vez precisan de mayor actividad para lograr el mismo grado de satisfacción.
- Una supresión, es decir, un estado de malestar o debilidad al llevar más de 24 horas sin realizar la actividad física, cosa que les genera ansiedad.
Síntomas
Los pacientes con complejo de Adonis son jóvenes que realizan actividad física en principio con moderación pero que poco a poco van manifestando una insatisfacción constante con sus cuerpos y hacen que todo su mundo gire en torno a conseguir un ideal de cuerpo musculado que nunca es suficiente. Estos pacientes siempre se ven con poca masa muscular y con una musculatura que presenta un bajo tono.
Se someten a sesiones de actividad física que pueden ser extenuantes, durante horas y varios días a la semana. Buscan aumentar constantemente la masa muscular y con mucha frecuencia centrándose en tronco y extremidades superiores, con lo cual dichos pacientes presentan una desproporción corporal, siendo las extremidades inferiores más delgadas.
Para conseguir este aumento de la masa muscular muchos de ellos recurren al uso de anabolizantes. Los esteroides anabolizantes, en general derivados de la testosterona, producen un aumento de masa muscular simplemente, sin que esto conlleve un incremento ni de la fuerza ni de la agilidad o la resistencia del cuerpo. Los anabolizantes tienen muchos efectos secundarios, a saber:
- impotencia
- aumento del tamaño de las glándulas mamarias
- atrofia testicular y disminución de la calidad del esperma
- acné
- pérdida de cabello
- depresión e irritabilidad
- alteraciones cardíacas
- alteraciones hepáticas
- edemas y retención de líquidos
Además de la realización de actividad física extrema, los pacientes con vigorexia se obsesionan con su dieta, consumiendo grandes cantidades de proteínas e hidratos de carbono, a la par que reduciendo a cero el consumo de grasas. Con frecuencia toman derivados proteicos para aumentar la masa muscular que, a la larga, pueden producir alteraciones renales. En ocasiones esta enfermedad puede presentarse junto con otros trastornos de la alimentación, como anorexia o bulimia.
Los pacientes con dismorfia muscular pueden presentar mareos, dolores de cabeza, taquicardia y, en casos graves, alteraciones del músculo cardíaco que pueden conllevar trastornos del ritmo cardíaco, insuficiencia cardíaca o incluso angina de pecho.
Diagnóstico
El diagnóstico de la dismorfia muscular o vigorexia será clínico, tratándose de un paciente que centra su vida en la actividad física y la dieta para lograr un aumento de la masa muscular, descuidando otras esferas de su vida y con un probable uso de anabolizantes.
En general, estos pacientes no piden ayuda por sí mismos, no tienen consciencia de enfermedad; es más, están convencidos que llevan una vida muy sana, dado que realizan actividad física y “cuidan” su dieta.
Tratamiento
Si se logra que un paciente con complejo de Adonis acceda a someterse a tratamiento el enfoque, como en la mayoría de los trastornos psiquiátricos, será multidisciplinar. El uso de fármacos ansiolíticos y antidepresivos como la clomipramina pueden ser de utilidad.
Asimismo, estos pacientes se pueden beneficiar de una terapia psicológica, cognitiva o bien grupal. También será precisa la ayuda de un nutricionista que les haga una reeducación tanto con respecto a la alimentación como a su relación con la actividad física.
Medidas preventivas
No existen medidas preventivas específicas contra la dismorfia muscular. En caso de sospechar que una persona allegada la padece se debe intentar razonar con él para que se deje poner en manos de un profesional de la psiquiatría.
- Estos pacientes siempre se ven con poca masa muscular y con una musculatura que presenta un bajo tono.
- Se someten a sesiones extenuantes de actividad física, y muchas veces recurren a los anabolizantes.
- No piden ayuda por sí mismos, ya que están convencidos de que llevan una vida muy sana, dado que realizan actividad física y “cuidan” su dieta.