Resumen del contenido
La esquizofrenia o psicosis es una enfermedad mental de carácter crónico, que evoluciona a brotes con intervalos de normalidad aparente. Es una enfermedad relativamente poco frecuente, pero en muchos casos puede presentar características de gravedad. En esta enfermedad, el paciente tiene un trastorno de la interpretación de la realidad, por el cual:
- Percibe cosas que no existen (alucinaciones) y/o
- Interpreta de un modo erróneo la realidad (delirio)
Así pues, la esquizofrenia se caracteriza por una conexión anómala del paciente con la realidad; en esta enfermedad, el paciente presenta una desorganización del pensamiento que le hace pensar y actuar de un modo anómalo y desorganizado.
¿Cómo se produce?
Se han encontrado diferencias características en la concentración de algunos neurotransmisores de algunas zonas cerebrales determinadas en los pacientes esquizofrénicos, que podrían ser el origen del pensamiento desorganizado en estos pacientes.
Esta afección no tiene causa conocida, aunque se han determinado algunos factores de riesgo para padecerla:
- Factores familiares: familias desestructuradas, con escaso afecto y excesiva crítica hacia los hijos, ambigüedad en premios y castigos; son familias en las cuales los hijos difícilmente pueden madurar de un modo autónomo y seguro: en esta tipología de familias la incidencia de esquizofrenia es más importante que en familias con características diferentes.
- El consumo de drogas alucinógenas
- Enfermedades neurológicas severas
- Traumatismos cráneo-encefálicos
- Pobre inserción social y déficit de relaciones sociales
Síntomas
Generalmente, el primer brote esquizofrénico tiene lugar durante la adolescencia o en la primera juventud. También se dan casos de inicio tardío, pero son menos frecuentes. El inicio se puede presentar como una disminución en el rendimiento intelectual o escolar del paciente, que añade a éste una pérdida o abandono de las relaciones sociales.
El paciente suele presentar los conocidos como síntomas positivos, que comprenden las alucinaciones y/o delirios:
- Alucinaciones: el paciente percibe estímulos que no existen (oye voces desconocidas o de personas que no están presentes, ve cosas que no existen, etc.).
- Delirios: el paciente interpreta los hechos reales de un modo anormal, muy a menudo como si fueran contra él (paranoia o trastorno delirante); así, puede estar convencido que la televisión habla de él o habla con él, que todas las personas que pasan por la calle le miran o le vigilan o le amenazan, etc.
Típicamente, el paciente está convencido de que lo que ve, oye o interpreta es la realidad, y es muy difícil hacerle pensar que está en un error. Por ello, la esquizofrenia es un trastorno de la interpretación de la realidad, que se distingue de otras enfermedades mentales que cursan con alucinaciones en las que el paciente comprende que el contenido alucinatorio no existe y es una alucinación, y en las que la estructura del pensamiento se mantiene intacta.
Los síntomas negativos que presentan los pacientes con esquizofrenia suelen afectar a la esfera social y a la esfera personal:
- Dificultad de expresión de las emociones.
- Suspicacia o sensación de amenaza (paranoia o trastorno delirante).
- Lenguaje limitado en los contenidos, tanto de palabras como de temas de conversación.
- Aislamiento social, que aparece de un modo progresivo.
El paciente con esquizofrenia raramente es peligroso, y generalmente no representa un peligro para otras personas. Generalmente, la esquizofrenia o psicosis suele presentar tres estadios o fases:
- Fase de pródromos: el paciente comienza a presentar los primeros cambios de personalidad, abandona paulatinamente las relaciones sociales, se retrae, está irritable y pasivo.
- Fase psicótica: en esta fase es donde la clínica típica de pérdida de contacto con la realidad tiene lugar. Aparecen los delirios y alucinaciones y las alteraciones del pensamiento, del lenguaje y de la conducta.
- Fase residual: en esta fase el paciente no presenta la sintomatología positiva típica, pero se presenta retraído, con lenguaje pobre, con muy escasas relaciones sociales y pensamientos y conductas extrañas.
Diagnóstico
El diagnóstico de la esquizofrenia es clínico, y no se han descrito marcadores en las exploraciones complementarias que puedan ayudar al diagnóstico. De todos modos, se recomienda la exploración física y algunas exploraciones analíticas y de radioimagen en los casos en que se sospeche la posibilidad de drogadicción, patología estructural o enfermedades intercurrentes. Existen test y criterios diagnósticos definidos para esta enfermedad que valoran el diagnóstico y la evolución de los pacientes. Algunos factores se considera que, de estar presentes, pueden ser de mal pronóstico de cara a la efectividad del tratamiento:
- Historia familiar de parientes próximos con esquizofrenia.
- Inicio temprano sin factores precipitantes aparentes.
- Mala adaptación social y pérdida definitiva de las relaciones sociales.
- Asociación con otras enfermedades neurológicas o psiquiátricas.
- Clínica prolongada, larga evolución de los brotes, recaídas frecuentes.
Tratamiento
El tratamiento de la esquizofrenia se realiza a través de fármacos específicos que intentan compensar los desequilibrios en los neurotransmisores cerebrales del paciente. La psicoterapia suele ser también necesaria y conveniente como coadyuvante a la terapia farmacológica. Sin embargo, y debido a la propia desestructuración del pensamiento característica de esta enfermedad, con frecuencia el paciente no desea recurrir al profesional y/o no sigue el tratamiento adecuado. Por ello, el seguimiento continuado y la colaboración de la familia y los allegados del paciente suelen ser fundamentales para el mantenimiento a largo plazo del equilibrio de los pacientes.
Medidas preventivas
La prevención de la esquizofrenia es muy difícil, aunque sí puede recomendarse la evitación de los factores externos que pueden colaborar a la aparición de la enfermedad: mantener la estructura y el equilibrio y comportamiento de las relaciones sociales, evitación del consumo de drogas, estupefacientes y psicofármacos de un modo inadecuado.