La alcalosis consiste en una elevación del pH de la sangre, es decir, un aumento de su alcalinidad. Esta elevación puede ser debida a una deficiencia de ácidos en la sangre o a una concentración baja de dióxido de carbono. La alcalosis, independientemente de su origen, nunca va a ser un diagnóstico primario aislado por el cual acudir al médico, sino una situación secundaria a una enfermedad, que sí será motivo de valoración presencial por un médico.

¿Qué es el pH de la sangre?

El pH es una medida de acidez o alcalinidad de una disolución que varía de 0 a 14. El pH indica la concentración de iones de hidrógeno presentes en determinadas disoluciones. La sangre tiene un pH con unos márgenes de normalidad muy estrechos, que oscilan entre 7,35 y 7,45. Cuando por diferentes causas el valor supera la cifra de 7,45 se habla de alcalosis.

A mayor número de hidrógenos, más ácida es la disolución y más bajo es el pH. Por el contrario, a menor concentración de estos, mayor es la cifra del pH. Por ejemplo, el ácido gástrico tiene un pH de 2, el café de 5, el agua de 7, la lejía de 11 o la soda cáustica 14.

Tipos de alcalosis

En función de su origen puede ser:

Alcalosis metabólica

Se produce cuando el organismo pierde demasiado ácido o bien acumula un exceso de bases. Son varias las situaciones médicas que pueden provocar una alcalosis metabólica, como los vómitos, que conllevan una pérdida de ácido gástrico. La ingesta de sustancias alcalinas puede causar también una alcalosis metabólica, como en el caso de las personas que toman bicarbonato sódico para la pirosis gástrica. Asimismo, la pérdida de líquidos y electrolitos, como con la toma excesiva de diuréticos, en situaciones de deshidratación o por afectación de las glándulas suprarrenales, puede alterar la capacidad del riñón para mantener el equilibrio entre ácidos y bases en la sangre.

Alcalosis respiratoria

Se puede producir cuando la persona presenta una hiperventilación, es decir, una respiración rápida y profunda que provoca una eliminación excesiva de dióxido de carbono de la sangre, de manera que el pH aumenta y la sangre se vuelve más básica. Las crisis de ansiedad son la causa más frecuente de hiperventilación y, por consiguiente, de alcalosis respiratoria. Otras causas pueden ser el dolor intenso, la baja concentración de oxígeno en sangre (como al estar a una altura elevada), la fiebre elevada y sostenida, ciertas enfermedades hepáticas o respiratorias, o bien las fases iniciales de la sobredosis por aspirina.

¿Qué síntomas produce la alcalosis?

En ocasiones la alcalosis, independientemente de su origen, no da ningún síntoma, pero puede causar irritabilidad, espasmos musculares, calambres o bien hormigueo (parestesias) en las manos, los pies o alrededor de la boca, sobre todo en situaciones de hiperventilación, mareos, confusión, náuseas o vómitos.

Cómo se diagnostica

El diagnóstico será siempre mediante una gasometría arterial, es decir, una analítica de sangre arterial, no venosa, en la cual se determina el pH, así como la proporción de oxígeno, dióxido de carbono y bicarbonato en la sangre. El médico le puede realizar otras pruebas y determinaciones analíticas para valorar la causa de la alcalosis.

Cuál es su tratamiento

El tratamiento de la alcalosis se dirigirá a solventar la causa que la provoca. La corrección de la alcalosis metabólica consistirá en reponer la hidratación y los electrolitos. Rara vez se precisa administrar ácido diluido por vía intravenosa. Por lo general, el tratamiento de la alcalosis metabólica consiste en reponer el agua y los electrólitos (sodio y potasio) a la vez que se resuelve la causa. En raras ocasiones, cuando la alcalosis metabólica es muy grave, se administra ácido diluido por vía intravenosa. Si la alcalosis es de origen respiratorio lo esencial es asegurar la correcta oxigenación antes de buscar la causa.

 

Lo que debes saber…

  • La alcalosis es una situación secundaria a una enfermedad que sí será motivo de valoración presencial por un médico.
  • En ocasiones, la alcalosis no da ningún síntoma, pero puede causar irritabilidad, espasmos musculares, calambres o bien hormigueo.
  • El tratamiento de la alcalosis se dirigirá a solventar la causa que la provoca.