Alimentos recomendados para asmáticos
Resumen del contenido
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética, especializada en nutrición pediátrica y deportiva. Con más de 15 años de experiencia profesional en hospitales, clínicas y empresas de salud. Redactora de contenidos y coautora de diferentes libros de divulgación sobre alimentación.
El asma se caracteriza por una inflamación crónica de las vías respiratorias, esta afección puede provocar episodios de dificultad para respirar, opresión en el pecho, tos y sibilancias.
Aunque el asma es tratado principalmente con medicamentos como broncodilatadores y corticosteroides, los hábitos alimenticios también juegan un papel significativo en la modulación de los síntomas y prevenir exacerbaciones (episodios de empeoramiento de los síntomas).
Relación entre el asma y la alimentación: inflamación y el estrés oxidativo
El asma se caracteriza por la hiperreactividad de las vías respiratorias a diversos estímulos, como alérgenos, contaminantes y estrés oxidativo.
Está estrechamente relacionado con procesos inflamatorios, donde las células inmunitarias liberan mediadores proinflamatorios que inducen la contracción del músculo liso de las vías respiratorias.
Los alimentos con propiedades antiinflamatorias pueden, por lo tanto, tener un impacto positivo al reducir la inflamación y mejorar la función pulmonar.
Por otro lado, el estrés oxidativo, resultado de un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad del cuerpo para neutralizarlos, también se ha identificado como un factor que agrava el asma.
Alimentos ricos en antioxidantes, como las frutas y verduras, pueden contrarrestar este desequilibrio y proteger el tejido pulmonar.
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¿Qué alimentos pueden mejorar el asma?
Frutas y verduras
Son fuentes ricas en antioxidantes, vitaminas, minerales y fibra, y pueden contribuir a la salud respiratoria. En particular, los alimentos ricos en vitamina C, como las naranjas, fresas y pimientos rojos; y en vitamina E, como el aguacate, las almendras y las espinacas, se asocian con una mejor función pulmonar debido a su capacidad para reducir el estrés oxidativo:
- Antioxidantes: como los carotenoides, presentes por ejemplo en zanahorias y tomates, y los flavonoides, presentes principalmente en frutas cítricas y bayas, pueden ayudar a neutralizar los radicales libres que dañan los tejidos pulmonares. Un estudio encontró que los niños que consumen una dieta rica en frutas y verduras tienen un menor riesgo de desarrollar asma o síntomas graves de la enfermedad.
Ácidos grasos omega-3
Presentes en pescados grasos como el salmón, las sardinas, los boquerones y el atún, así como en nueces y semillas de chía, tienen potentes propiedades antiinflamatorias. Estos compuestos pueden reducir la producción de mediadores proinflamatorios y mejorar la respuesta inmune, lo que es clave para controlar la inflamación en los pulmones. Estudios han demostrado que una dieta rica en omega-3 puede reducir la frecuencia y severidad de los episodios asmáticos, especialmente en niños.
Vitamina D
La deficiencia de vitamina D se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar asma y complicaciones graves. La vitamina D tiene propiedades inmunomoduladoras que pueden reducir la inflamación de las vías respiratorias. Los alimentos ricos en vitamina D incluyen el pescado azul, los huevos y productos fortificados como la leche y algunos cereales. Un metaanálisis reciente mostró que la suplementación con vitamina D puede reducir el riesgo de exacerbaciones graves del asma, especialmente en personas con niveles bajos de esta vitamina.
Probióticos y alimentos fermentados
Los probióticos, presentes en alimentos fermentados como el yogur, kéfir y el chucrut, pueden beneficiar a las personas con asma al modular la microbiota intestinal y, como consecuencia, la respuesta inmunológica del cuerpo. Aunque la relación exacta entre la microbiota y el asma sigue siendo objeto de investigación, algunos estudios sugieren que una microbiota intestinal equilibrada puede reducir la inflamación sistémica, incluyendo la inflamación en las vías respiratorias.
Fibra dietética
Una dieta rica en fibra también se asocia con la reducción de los síntomas asmáticos. Las fibras fermentables, presentes en frutas, verduras, legumbres y granos integrales, pueden producir ácidos grasos de cadena corta (AGCC) en el intestino, que tienen efectos antiinflamatorios tanto a nivel intestinal como sistémico. Estos compuestos pueden influir en la inflamación pulmonar y mejorar la respuesta alérgica.
¿Qué alimentos pueden perjudicar el asma?
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Grasas saturadas y trans: el consumo elevado de grasas saturadas y grasas trans, presentes en alimentos procesados, fritos y bollería industrial, se ha asociado con un aumento en la inflamación sistémica y un peor control del asma. Estas grasas pueden incrementar los niveles de citoquinas proinflamatorias y afectar negativamente la función pulmonar. Un estudio encontró que las personas con una dieta alta en grasas saturadas y trans tenían una mayor probabilidad de sufrir exacerbaciones asmáticas.
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Azúcar y alimentos ultraprocesados: los alimentos ricos en azúcares añadidos, como refrescos, dulces y postres industriales, pueden aumentar el riesgo de obesidad, un factor conocido por agravar el asma. Además, los picos de glucosa en sangre pueden contribuir a la inflamación crónica. Un consumo elevado de alimentos ultraprocesados se ha vinculado con un aumento de la inflamación en el cuerpo, lo que puede empeorar los síntomas del asma.
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Sulfitos y conservantes: Los sulfitos, utilizados como conservantes en alimentos como el vino, los frutos secos y algunas carnes procesadas, pueden desencadenar ataques asmáticos en personas sensibles. Aunque no todas las personas con asma son sensibles a los sulfitos, se ha observado que entre el 3% y el 10% de los asmáticos experimentan síntomas tras su consumo (Vally & Misso, 2012).
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Exceso de sodio: una dieta alta en sodio, típica en alimentos procesados, embutidos y comida rápida, se ha relacionado con una mayor hiperreactividad de las vías respiratorias y un peor control del asma. La sal puede aumentar la presión arterial y contribuir a la inflamación sistémica. Estudios han mostrado que las personas con asma que consumen grandes cantidades de sodio tienden a experimentar más síntomas respiratorios.
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Alérgenos alimentarios: en personas con asma alérgico, ciertos alimentos pueden desencadenar una respuesta inmunológica que exacerba los síntomas. Entre los alérgenos alimentarios más comunes se incluyen los frutos secos, mariscos, huevos y productos lácteos. Es muy importante que las personas con asma alérgica identifiquen y eviten estos desencadenantes para reducir el riesgo de ataques asmáticos.
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Productos lácteos: existe cierta controversia con los productos lácteos, ya que los lácteos en sí mismos no son perjudiciales para todos los pacientes asmáticos, en aquellos que tienen una alergia alimentaria a las proteínas de la leche de vaca, los lácteos pueden actuar como un desencadenante importante. La alergia a los alimentos es más común en personas con asma, y la exposición a alérgenos puede provocar broncoconstricción y aumentar la inflamación en las vías respiratorias.
¿Qué hábitos alimentarios debemos tener en cuenta?
Teniendo en cuenta aquellos alimentos que pueden ayudar y perjudicar a las personas que padecen asma, se aconseja seguir:
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Dieta mediterránea o similar: es rica en frutas, verduras, pescado, aceite de oliva y nueces, promueve muchos de los alimentos beneficiosos comentados, y ha sido ampliamente estudiada por sus efectos antiinflamatorios. Varios estudios han sugerido que este patrón alimentario puede mejorar el control del asma y reducir el riesgo de exacerbaciones graves.
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Control del peso corporal: mantener un peso saludable es fundamental para las personas con asma. La obesidad está estrechamente relacionada con una mayor prevalencia y gravedad del asma, debido a que la grasa abdominal ejerce presión sobre los pulmones y aumenta la inflamación sistémica.
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Hidratación adecuada: es fundamental para mantener las vías respiratorias lubricadas y reducir la irritación, lo que puede ayudar a prevenir ataques de asma. Además, una hidratación adecuada mejora la función pulmonar y apoya el sistema inmunológico.
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Evitar los alimentos que desencadenen reacciones alérgicas: para las personas con asma alérgica, es fundamental evitar los alimentos que puedan desencadenar una reacción. La identificación de estos alimentos puede hacerse mediante pruebas de alergia o un seguimiento cuidadoso de los síntomas. Los alérgenos comunes incluyen los frutos secos, los mariscos, los huevos y los lácteos.
Conclusión
El asma es una enfermedad multifactorial, influenciada por una serie de factores genéticos, ambientales y alimentarios. Aunque los medicamentos siguen siendo la piedra angular en el tratamiento del asma, una dieta equilibrada y rica en alimentos antiinflamatorios y antioxidantes puede ayudar significativamente a mejorar el control de los síntomas.
Incorporar frutas, verduras, ácidos grasos omega-3, vitamina D y fibra en la dieta diaria puede beneficiar a las personas con asma al reducir la inflamación y el estrés oxidativo.
Por otro lado, es importante evitar alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sodio, que pueden empeorar la inflamación y la hiperreactividad de las vías respiratorias. Adoptar un estilo de vida saludable, basado en una dieta mediterránea y hábitos alimentarios conscientes, puede ser una estrategia eficaz para controlar el asma y mejorar la calidad de vida en las personas afectadas por esta enfermedad crónica.
Lo que debes saber…
- Los alimentos con propiedades antiinflamatorias y los alimentos antioxidantes pueden tener un impacto positivo al reducir la inflamación y neutralizando los radicales libres mejorando la función pulmonar.
- Incorporar en la alimentación frutas, verduras, ácidos grasos omega-3, vitamina D y fibra en la dieta diaria puede beneficiar a las personas con asma al reducir la inflamación y el estrés oxidativo.
- Evitar alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares y sodio, ya que pueden empeorar la inflamación y la hiperreactividad de las vías respiratorias.
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