En el pie los metatarsianos son los huesos largos que conectan el tobillo con las falanges de los dedos. Los metatarsianos dan equilibrio y estabilidad; y participan de los movimientos del pie y de los dedos. Hay 5 huesos metatarsianos, siendo el primero el que conecta con el dedo gordo y el quinto con la base del dedo pequeño, en la cara externa del pie.

El juanete de sastre, también conocido como tailor’s bunion o bunionette, es una prominencia ósea que aparece en la cara lateral de la cabeza del 5º metatarsiano. La cabeza del metatarsiano es el extremo del hueso donde se une con el 5º dedo. Debe este nombre porque antiguamente los sastres pasaban muchas horas sentados en el suelo con las piernas cruzadas con la cara externa de sus pies rozando el suelo. Este roce provocaba una protuberancia dolorosa en la base del dedo pequeño.

El juanete de sastre es mucho menos frecuente que el juanete clásico, que afecta al primer metatarsiano, en la cara interna del pie.

Cuáles son sus causas

La causa más frecuente es un defecto mecánico en la estructura de los huesos del pie, que ocasiona la protuberancia lateral. La mala alineación provoca que el 5º metatarsiano se desvíe hacia fuera y el 5º dedo hacia dentro del pie; y con ello aparece la protuberancia en la base del dedo pequeño que suele doler.

Estos defectos mecánicos suelen ser condiciones hereditarias (como un pie plano) o ser una consecuencia del uso de calzado estrecho, de punta marcada o tacón alto. En efecto, el calzado estrecho siempre agrava los síntomas del juanete de sastre, ya que produce roce y presión sobre la zona, con la consecuente inflamación de las partes blandas que rodean al hueso.

Qué síntomas produce

El principal síntoma es el dolor local, que puede variar desde una ligera molestia a un dolor intenso. Sin tratamiento las molestias progresan lentamente con los años. Si la desviación del dedo es muy marcada puede llegar a provocar alteraciones de la marcha. Aunque el juanete de sastre no pone en peligro la salud de la persona, puede tener un impacto negativo en la calidad de vida.

Diagnóstico

El diagnóstico es sencillo pues con la exploración física el médico objetiva la protuberancia lateral y la desviación del dedo del pie. Se pueden realizar radiografías para determinar la gravedad de la situación.

Tratamiento

El médico especialista siempre aconsejará iniciar un tratamiento conservador. Este tratamiento incluye las siguientes opciones:

  • Utilizar un calzado más ancho y sin tacón.
  • Uso de ortesis de silicona o almohadilla en la zona para evitar la fricción con el zapato.
  • Uso de plantillas específicas.
  • Perder peso si hay sobrepeso.
  • Aplicación de frío local (bolsa de hielo), que siempre disminuye la inflamación y ayuda a mejorar el dolor.
  • Antiinflamatorios por vía oral de manera puntual o, en ocasiones, realizar una infiltración con corticoides para disminuir la inflamación local.
  • Los estiramientos de los gemelos pueden ser útiles para evitar contracturas musculares.

Si el dolor y la deformidad limitan la calidad de vida del paciente y no mejoran con las medidas conservadoras, se puede considerar el tratamiento quirúrgico. Este tipo de cirugía suele ser ambulatoria (no requiere de ingreso en hospital) y la mayoría de las veces con anestesia local.

Existen diferentes tipos de cirugía en función de las características particulares de cada paciente y la gravedad de la situación. En los casos más leves se puede limar o extirpar la protuberancia ósea que ocasiona la fricción (condilectomía), aunque esta técnica cada vez se usa menos. En la mayoría de los casos quirúrgicos se realiza una osteotomía, que significa cortar una parte del hueso (5º metatarsiano) para realinearlo. En la actualidad cada vez es más frecuente que esta cirugía se realice de manera percutánea, es decir, como una cirugía mínimamente invasiva, que permite disminuir las complicaciones (sobre todo las infecciones) y una recuperación más rápida comparada con las cirugías abiertas clásicas.

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Lo que debes saber…

  • El principal síntoma es el dolor local, que puede variar desde una ligera molestia a un dolor intenso. En el caso de no iniciar tratamiento, las molestias progresan lentamente con los años.
  • El médico especialista siempre aconsejará iniciar un tratamiento conservador: calzado más ancho y sin tacón; ortesis de silicona o almohadilla en la zona para evitar la fricción con el zapato; plantillas específicas; perder peso; frío local…
  • Si el dolor y la deformidad limitan la calidad de vida del paciente y no mejoran con las medidas conservadoras, se puede considerar el tratamiento quirúrgico.