Resumen del contenido
La presencia de glóbulos rojos y proteínas en la sangre, asociados a un descenso agudo de la capacidad de filtrar el riñón, dan como resultado lo que se conoce como Síndrome Nefrítico.
- El riñón es una víscera que cumple cuatro funciones fundamentales: eliminar productos del deshecho del metabolismo del nitrógeno, regular el equilibrio de agua y sales del cuerpo, regular el pH de la sangre y formar una serie de hormonas que controlan la producción de glóbulos rojos, la absorción del calcio y participan en la regulación la tensión arterial. La unidad funcional de estos órganos es la nefrona y cada riñón tiene aproximadamente un millón de nefronas. Están formadas por una serie de túbulos y una unidad de capilares en forma de ovillo llamada glomérulo, que es donde se produce el filtrado de la sangre que llega al riñón a través de la arteria renal. Cuando los glomérulos sufren alguna lesión por diferentes causas, éstos se inflaman, lo cual altera su capacidad de filtrar la sangre y permite que se escapen a la orina proteínas y hematíes procedentes de la sangre. Estos dos hechos es lo que se conoce como síndrome nefrítico agudo.
¿Cómo se produce?
Al inflamarse los glomérulos, que son un conjunto de capilares dispuestos en forma de ovillo, sufren una lesión en la pared, lo que permite el paso de proteínas plasmáticas y hematíes a la orina. Asimismo, al verse disminuida la capacidad de depuración de la sangre, se produce una oliguria, una disminución de la producción de orina, que en casos extremos puede llevar a la ausencia total de diuresis (anuria). Este hecho provoca que se acumulen en sangre sustancias nitrogenadas, como la urea, que el riñón eliminaría en condiciones normales, así como una retención de agua y de sales, lo que conlleva que, si progresa el síndrome nefrítico, se produzcan edemas que pueden ser focales o generalizados. Del mismo modo, el hecho de retener líquidos provoca que aumente la tensión arterial, cosa que puede acarrear que se acabe produciendo una insuficiencia cardíaca congestiva, un fallo del funcionamiento cardíaco por un aumento del volumen de líquido con el que el corazón debe trabajar.
El síndrome nefrítico, la tríada de proteinuria, hematuria y disminución aguda del filtrado glomerular, puede tener muchas causas, siendo la más habitual la glomerulonefritis postestreptocócica, la inflamación de los glomérulos secundaria a una infección por un estreptococo. Tras una infección faringoamigdalar o bien cutánea, se producen unos complejos formados por anticuerpos y partes de la bacteria que depositados en los glomérulos los lesionan y causan el síndrome nefrítico. Suele ser más frecuente en niños y adolescentes. Otras infecciones bacterianas que pueden llegar a causar (con menor frecuencia) un síndrome nefrítico pueden ser endocarditis, abscesos viscerales, osteomielitis, neumonías o meningitis. Infecciones de origen vírico, causadas por parásitos o por hongos también pueden llegar a producir un síndrome nefrítico.
Otras causas de síndrome nefrítico son las glomerulonefritis primarias, es decir, aquellas inflamaciones agudas de los glomérulos que no son secundarias otras causas como infecciones o sustancias tóxicas. De entre estos tipos de glomerulonefritis destacan las extracapilares, la membranoproliferativa y la mesangial.
El síndrome nefrítico y sus síntomas aparecen con frecuencia en la afectación renal causada por enfermedades sistémicas autoinmunes, enfermedades debidas a una alteración del sistema inmunológico que crea anticuerpos contra tejidos propios y que tiene repercusiones en diversos órganos y sistemas del cuerpo. Estas enfermedades son la causa más frecuente del síndrome nefrítico en el adulto. Las principales enfermedades autoinmunes que cursan con este síndrome son el lupus eritematoso sistémico, el síndrome hemolítico urémico, la púrpura de Schönlein-Henoch, la crioglobulinemia, las vasculitis necrosantes y el síndrome Goodpasture.
Otras enfermedades renales que en su desarrollo pueden presentar un síndrome nefrítico son ciertos tumores renales, la trombosis de la vena renal, el tromboembolismo de la arteria renal o la inflamación renal tras radioterapia o quimioterapia.
Síntomas
- La hematuria que aparece en el síndrome nefrítico puede observarse a simple vista (macroscópica) o detectarse solamente en una analítica de orina.
- La retención de líquidos hace que aparezcan edemas, sobre todo a nivel palpebral y de predominio matutino. Pueden darse también en el resto de la cara y en extremidades inferiores. Este mismo hecho conlleva que aparezcan cifras de tensión arterial que pueden ser elevadas.
- El descenso del filtrado glomerular conlleva un descenso en la producción diaria de orina y una situación de insuficiencia renal, hechos que están presentes la mayoría de las veces, pero que no condicionan el pronóstico de la situación.
- Pueden aparecer otros síntomas más generales, como malestar, dolor muscular y de articulaciones o cefalea, así como otros síntomas propios de la enfermedad causante del síndrome nefrítico.
Diagnóstico
El síndrome nefrítico no suele diagnosticarse aislado sino en el contexto de la enfermedad que lo causa cuando se trata de enfermedades sistémicas, mientras que en general sí se diagnostica como una entidad aislada en el caso del síndrome nefrítico secundario a la glomerulonefritis postestreptocócica.
El diagnóstico es clínico y basado en los hallazgos de laboratorio. La hematuria puede apreciarse en el sedimento de orina, donde veremos característicamente cilindros hemáticos. La proteinuria también se aprecia en una recogida de orina de 24 horas, aunque las pérdidas no son de rango elevado, inferiores a 2 gramos al día.
En la analítica de sangre podemos encontrar alteraciones que nos pueden indicar la posible causa del síndrome nefrítico, como anemia, disminución de las plaquetas o aumento de la LDH en caso del síndrome hemolítico urémico, disminución de los linfocitos y anticuerpos ANCA, ANA o antifosfolípido en el caso del lupus eritematoso sistémico o anticuerpos ASLO en caso de la glomerulonefritis postestreptocócica. En este último caso también podemos realizar hemocultivos bacterianos o cultivos de garganta o de piel en búsqueda de la bacteria causante.
Tratamiento
El tratamiento se basa en el de la enfermedad causante si la diagnosticamos y tiene tratamiento y en la corrección de los síntomas del síndrome nefrítico: diuréticos y corrección de la retención de líquidos, control dietético y farmacológico de la tensión arterial, o corticoides en caso de que la causa sea una enfermedad inflamatoria sistémica. En casos de insuficiencia renal severa puede ser necesario llegar a realizarse diálisis para poder suplir la función renal.
No existen demasiadas medidas preventivas para este síndrome, pero siempre es recomendable procurar una ingesta de agua adecuada, de 1,5-2 litros diarios, para favorecer el correcto funcionamiento renal.