Resumen del contenido
¿Qué es el sobrepeso y la obesidad?
El sobrepeso y la obesidad son dos condiciones físicas multifactoriales que se definen en base a un cálculo del índice de masa corporal (IMC) y que no podemos relacionar directamente con el estado de salud de una persona, ya que el IMC solo tiene en cuenta el peso y la altura y no implica otros factores más relevantes como la composición corporal (% de masa grasa y masa muscular) o parámetros analíticos (colesterol, glucosa, triglicéridos, etc.).
No obstante, el sobrepeso y la obesidad implican la aparición de otras enfermedades o trastornos como patologías cardiovasculares, diabetes, etc. por lo que, efectivamente, se debe tratar su causa u origen, independientemente del IMC del individuo.
Por ello, a continuación explicaremos cuáles son los factores que pueden condicionar estas situaciones, que no son únicamente fisiológicas, sino también psicoemocionales.
Causas primarias y secundarias de la obesidad
Entendiendo que la obesidad se produce por un aumento de las reservas de energía en forma de grasa, podríamos resumir que la causa se debe a un exceso de la ingesta de alimentos que no compensa el gasto energético de nuestro organismo. Sin embargo, esta explicación es muy reduccionista, ya que en esta homeostasis están implicados dos importantes sistemas:
- El sistema endocrino: hormonas tiroideas, hormona del crecimiento, hormonas gonadales, glucocorticoides e insulina.
- El sistema neurovegetativo: que conecta al sistema nervioso central con todas las otras zonas de nuestro cuerpo implicadas en la nutrición.
El óptimo funcionamiento de estos sistemas ayudará a regular, a su vez, otros componentes como el apetito, el metabolismo o la termogénesis que ejercerán una acción directa en los depósitos grasos y en el mantenimiento del peso.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que estos componentes pueden alterarse mediante factores genéticos, ambientales o por la aparición de ciertas patologías
Factores genéticos
Los genes que forman parte de nuestro ADN condicionan hasta en un 40% nuestra capacidad de padecer obesidad y otras patologías como diabetes, hiperlipidemia, etc. De hecho, existen genes implicados en la codificación de las señales de hambre y saciedad y otros que regulan el gasto energético o los procesos de crecimiento y diferenciación de los adipocitos, como el gen FTO o el gen de la masa grasa, que es uno de los responsables de la acumulación de grasa en humanos. Sin embargo, aunque la genética sea predisponente, debemos comprender que son los factores ambientales los que pueden influir en mayor grado en el momento de aparición de la obesidad y en el desarrollo de su magnitud.
Factores ambientales
Estos pueden ejercer modificaciones epigenéticas, sobre todo en la fase infantil, ya que pueden alterar nuestro genoma, disminuyendo el riesgo individual para el desarrollo de obesidad. Entre estos factores destacamos los hábitos de alimentación y de actividad física.
- Hábitos de alimentación: nuestros patrones dietéticos actuales se caracterizan por un exceso en el consumo de productos ultraprocesados que contienen elevadas cantidades de azúcares, grasas saturadas y harinas refinadas, así como un descenso del consumo de frutas, verduras e hidratos de carbono complejos (cereales integrales), hecho que conlleva un aumento progresivo de la obesidad (sobre todo infantil) debida a una precaria educación nutricional y condicionada también por factores socioeconómicos, se ha demostrado que las familias con menos recursos económicos tienen mayor predisposición a padecer obesidad.
- Hábitos de actividad física: todo aquello que implica una disminución de los requerimientos metabólicos tiene una repercusión directa en la aparición de la obesidad. En este aspecto, destacamos que un bajo nivel de actividad física o el sedentarismo producen, a su vez, alteraciones hormonales que inciden en el metabolismo de las grasas, así como una disminución de la masa muscular, órgano que favorece el aumento del metabolismo basal y, por tanto, ayuda a regular el peso corporal.
- Hábitos de sueño: llevar un control de los ritmos circadianos, siguiendo un buen hábito del ciclo de sueño-vigilia, es esencial para la regulación de la leptina y la grelina, hormonas controladoras de las sensaciones de hambre y saciedad.
Factores clínicos
Existen ciertas patologías preexistentes que pueden condicionar una alteración de los procesos de regulación del peso, entre las que destacamos: trastornos tiroideos, síntoma de Prader-Willi, síndrome de Cushing, síndrome de ovario poliquístico, enfermedades que impliquen una falta de movilidad como la artritis, enfermedades mentales como la esquizofrenia, etc.
Además, existen algunos medicamentos que también interfieren en la regulación del peso, como ciertos antidepresivos, anticonvulsivos, antidiabéticos, fármacos antipsicóticos, esteroides y betabloqueantes.
Causas psicológicas de la obesidad
Hay que destacar que los factores psicológicos y conductuales son determinantes en la aparición de la obesidad ya que situaciones como la ansiedad, la depresión, la baja autoestima, el consumo de alcohol, el tabaquismo o los trastornos de la conducta alimentaria desencadenan un descontrol de las sensaciones reales de hambre-saciedad.
En este sentido, la comida pasa a ser un objeto para atenuar o intentar “manejar” el malestar emocional que se da ante situaciones de estrés o depresión, por lo que se tiende a comer en mayor cantidad y de peor calidad que si lo hiciéramos guiándonos de nuestro impulso fisiológico.
Por tanto, en el tratamiento de la obesidad es clave identificar los procesos que desencadenan una mala relación con la comida y tratarlos de forma psicológica (y no meramente dietética), elaborando una terapia multidisciplinar que incluya el trabajo de psicólogos, nutricionistas o profesionales de la actividad física que podrás encontrar en el cuadro médico de los Seguros de MAPFRE Salud, te ayudarán a modificar todos los aspectos que estén causando la obesidad de forma individual y personalizada.
Lo que debes saber…
- Entendiendo que la obesidad se produce por un aumento de las reservas de energía en forma de grasa, podríamos resumir que la causa se debe a un exceso de la ingesta de alimentos que no compensa el gasto energético de nuestro organismo.
- Pero esta explicación es muy reduccionista, ya que en esta homeostasis están implicados dos importantes sistemas: el endocrino y el neurovegetativo.
- El óptimo funcionamiento de estos sistemas ayudará a regular, a su vez, otros componentes como el apetito, el metabolismo o la termogénesis que ejercerán una acción directa en los depósitos grasos y en el mantenimiento del peso.