Resumen del contenido
Evitar largos periodos de ayuno
Los periodos largos de ayuno durante el día se traducen a menudo en una ingesta posterior excesiva y con cierta ansiedad, en la cual se suele comer más de lo que necesitamos y demasiado rápido. Lo ideal sería realizar cinco comidas diarias, las tres principales más el almuerzo y la merienda, que se aconseja degustar sin prisas y masticando bien.
Prestar atención a las cantidades
Según nuestras costumbres fundamentalmente familiares escogemos cantidades mayores o menores de unos y otros alimentos y quizás no sean las adecuadas para nuestro caso. Para saber cual sería nuestra ración perfecta a parte de acudir a un profesional podemos tener una idea basándonos en las cantidades establecidas como ración.
El después también cuenta
Después de comer se aconseja mantenerse en posición vertical, sea de pie o sentado, sin recostarse inmediatamente para evitar reflujos. Tampoco es conveniente realizar una actividad física intensa o padecer cambios bruscos de temperatura que puedan interferir negativamente sobre la digestión.
Fruta y verdura con alegría
Las famosas cinco raciones de fruta y verdura cada día deben cumplirse. Deberíamos comer verdura tanto en la comida como en la cena, una de las dos veces, que sea cruda. Las tres raciones de fruta se deben repartir durante el día para no tomar demasiados azúcares en una sola ingesta y si puede ser una de ellas debe ser rica en vitamina C.
Alternar carne y pescado
Ambos alimentos se deben consumir tres o cuatro veces por semana. El pescado es un alimento rico en minerales y ácidos grasos poliinsaturados omega 3, especialmente el pescado azul, y conviene tomarlo frecuentemente. Las carnes nos proporcionan otros minerales, sobre todo hierro. Hemos de elegir las carnes blancas o rojas magras. Ambos grupos de alimentos son fuente de proteínas de alto valor biológico.
No descartar los cereales ni las legumbres
Las legumbres y los cereales son alimentos que nos proporcionan hidratos de carbono complejos, el combustible diario que necesitamos para llevar a cabo multitud de funciones, además de vitaminas, minerales y fibra. Por otra parte no es cierto que engorden, lo que engorda es la forma de cocinarlos y de acompañarlos.
La cooción
Son importantes los alimentos que tomamos pero también la forma cómo los tomamos. Debemos evitar las cocciones muy grasas o calóricas como las frituras, los rebozados, los empanados, los guisos grasos, etc. Y se debe optar por cocciones al vapor, a la plancha, al horno con poca grasa como el papillote, al microondas, salteado, etc.
Tentempiés saludables
Lo mejor es optar por la fruta entera en lugar del zumo, también podríamos escoger lácteos desnatados, frutos secos, pan integral, etc. Y evitar los alimentos muy azucarados o ricos en grasas poco saludables como la repostería y los lácteos enteros.
Aceite de oliva como grasa principal
El aceite por excelencia es el aceite de oliva, si además puede ser virgen extra mucho mejor. Nutricionalmente no se puede comparar con mantecas, margarinas o mantequillas que nos proporcionan grasas menos interesantes. Otros aceites como el de girasol son opciones posibles pero siempre es preferible el aceite de oliva por su calidad nutricional y su resistencia al calor.
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Lo que debes saber…
- Realiza diversas ingestas a lo largo del día y no muy copiosas.
- Consume una dieta variada, en la que abunden las frutas y verduras y estén presentes los cereales y las legumbres, y se alternen la carne y el pescado.
- Utiliza el aceite de oliva como grasa principal para cocinar y para aliñar tus platos.