Resumen del contenido
La inmunonutrición es la ciencia que se encarga de estudiar la relación entre los nutrientes y la inmunidad de nuestro cuerpo, con todo lo que ello significa. Es decir, los objetivos de la inmunonutrición son, entre otros, conocer y estudiar los marcadores inmunológicos asociados al estado nutricional, entender como distintos compuestos presentes en los alimentos influyen en la respuesta inmune que desarrolla el cuerpo frente a virus, bacterias, alérgenos, toxinas, células malignas, etc. Y, en términos generales, estudiar los factores vinculados a la nutrición que influyen en el sistema inmunitario.
Hablemos de inmunidad
El sistema inmunológico es un sistema complejo que trabaja conjuntamente con otros sistemas ejerciendo muchas funciones diferentes siempre con la finalidad de proteger nuestro cuerpo ante posibles agresiones. En este sentido, podemos hablar de barreras físicas, químicas y biológicas que el organismo interpone frente al contacto del “mundo exterior” y que hacen de muro y filtro para limitar la entrada de sustancias externas y potencialmente nocivas para nosotros. Estas barreras son la piel, las mucosas, (mucosa del sistema digestivo, estómago, intestino…, mucosa del sistema respiratorio, mucosa nasal, bronquial…, mucosa del sistema reproductor) y también sus secreciones (secreción estomacal, sudor, mucus…), así como la flora bacteriana autóctona de cada una de estas zonas.
Cuando los patógenos o sustancias extrañas logran atravesar estas primeras trabas que ofrece el sistema inmunitario y llegan al interior de nuestro cuerpo, es cuando deben actuar otros mecanismos del sistema inmune, que pueden ser de dos tipos:
- Respuestas inmunes innatas o inespecíficas.
- Respuestas inmunes específicas, adquiridas o adaptativas. Son las que el cuerpo va desarrollando al ir entrando en contacto con determinadas sustancias o microorganismos como mecanismo de defensa.
En ambos casos entran en acción leucocitos, anticuerpos, citoquinas, etc. Las células del sistema inmunitario se originan en la médula ósea y en el sistema linfático y se distribuyen a través del torrente circulatorio para llegar a las zonas donde sea necesaria su actuación.
Inmunidad y nutrición: inmunonutrición
Para que el sistema inmunitario funcione de forma adecuada es esencial que el aporte nutricional sea correcto. Un estado nutricional deficitario se considera una causa de disminución inmunitaria, ya que, por ejemplo, las primeras barreras defensivas como la piel y las mucosas se pueden ver afectadas en pacientes desnutridos, disminuyendo su funcionalidad y efectividad.
Además, existen nutrientes específicos que tienen un papel especialmente relevante dentro del sistema inmune y/o todo el conjunto de mecanismos de defensa del organismo. Por otra parte, determinados nutrientes que no se consideran esenciales en una persona sana y que tienen funciones a nivel inmunitario pueden pasar a ser esenciales en personas que padecen determinados problemas de salud.
Nutrientes inmunoestimuladores
Son sustancias que se suelen utilizar en ámbito clínico para suplementar la alimentación de enfermos sometidos a un elevado grado de estrés físico a causa de la/las enfermedades que padecen y/o del tratamiento al que son sometidos. Son éstos:
- Glutamina
La glutamina es un aminoácido no esencial muy presente en nuestro organismo. Juega un papel protector e incluso restaurador del tubo digestivo, pues ayuda a moderar la atrofia de la mucosa intestinal que se produce a causa de ciertos problemas de salud y tratamientos (quimioterapia o radioterapia) o la administración de nutrición parenteral.
Mientras que en condiciones normales es un nutriente no esencial, en el proceso de una enfermedad crítica se ha podido observar cómo disminuyen los valores séricos de glutamina y se convierte temporalmente en un nutriente esencial, es decir, que debemos incorporarlo en nuestra alimentación para cubrir las necesidades del organismo, pues la síntesis endógena, o lo que es lo mismo la fabricación de esta sustancia por parte de nuestro cuerpo, no es suficiente.
La suplementación de glutamina en dosis iguales o superiores a 0,2 g/Kg peso/día ha demostrado tener efectos positivos a nivel de la mucosa intestinal en pacientes con nutrición parenteral, reduce de forma significativa la morbilidad y la duración de la estancia hospitalaria en pacientes trasplantados de médula ósea y en otros pacientes sometidos a diferentes tipos de cirugía, y previene la bacteriemia y la mortalidad en pacientes quemados. - Ácidos grasos omega 3
Los ácidos grasos que tomamos en la alimentación, además de representar una fuente de energía, forman parte de las membranas celulares y regulan la síntesis de eicosanoides (moléculas que actúan como mediadores del sistema nervioso central y la respuesta inmune).
Los ácidos grasos omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio, que limita el proinflamatorio de los omega 6 (es por ello que debe haber equilibrio entre ambos ácidos grasos esenciales) y su uso en fórmulas de nutrición ha mostrado efectos positivos a distintos niveles, entre ellos, una mejor respuesta inmunitaria. - Arginina
En procesos de estrés la producción de óxido nítrico aumenta, y la arginina limita su actividad. Además, entre otras funciones, estimula la secreción de hormonas como la insulina, la prolactina y el glucagón y mejora la función inmunológica celular y la cicatrización de heridas.
Cuando estamos sometidos a situaciones de estrés la síntesis de arginina es insuficiente y por ello se valora su suplementación. Cabe tener en cuenta que en Occidente alrededor del 5.4% de proteína ingerida en la dieta es arginina.
La suplementación se ha valorado con aportes de hasta 30 g al día, provocando efectos secundarios leves como la diarrea, aunque en algunos tipos de pacientes puede tener efectos más negativos, como incrementar la respuesta inflamatoria. Por ello, son necesarios más estudios para acabar de determinar su eficacia. - Nucleótidos
Los nucleótidos tienen funciones a nivel inmunológico, y parece claro que un aporte adecuado a través de la dieta es necesario para mantener una función inmunitaria correcta. De todos modos, no está demostrado que suplementar la dieta sea beneficioso. - Vitaminas y minerales
Se han encontrado beneficios a nivel inmunitario en la administración de vitaminas A, C, E, hierro, zinc y selenio, en dosis muy variables, entre cinco hasta veinticinco veces los requerimientos diarios de cada uno de estos nutrientes, en pacientes quirúrgicos y afectados de trauma y sepsis. También se han visto importantes beneficios en pacientes críticos, pero no se ha podido establecer la dosificación adecuada de este tipo de elementos, por lo que se requiere de más estudios acerca del efecto de estos nutrientes. - Proteínas
Se ha podido observar que la cantidad y la naturaleza de las proteínas que se ingieren en la dieta influyen sobre la respuesta inmunológica.
Evidencias
Es importante destacar que la complejidad clínica de los casos en los que se estudian dichos suplementos, la diversidad interpersonal entre pacientes y el uso de fórmulas combinadas (mezclas de glutamina, omega 3, arginina…) dificultan el estudio de la efectividad e idoneidad de cada sustancia a cada tipo de paciente, con el fin de establecer además el momento, duración y dosificación del tratamiento. En muchas ocasiones el uso de estas fórmulas han logrado acortar el tiempo de estancia hospitalaria, disminuir la incidencia de infecciones y con ello incrementar la velocidad de recuperación y disminuir el coste sanitario. De todos modos, como ya se ha comentado, no siempre se han logrado efectos positivos y es necesario un mayor estudio sobre la intervención con cada uno de estos elementos y en concreto para cada tipo de situación.