Hemocultivo: cuándo y cómo se realiza
Resumen del contenido
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En el caso de querer detectar virus y los parásitos en sangre se utilizan otros métodos: pruebas de PCR (reacción en cadena de la polimerasa), detección de antígenos o anticuerpos, cultivos virales o frotis de sangre periférica en el caso de parásitos.
¿En qué consiste un hemocultivo?
El hemocultivo consiste en la extracción de varias muestras de sangre que se inoculan en frascos que contienen un medio de cultivo específico que estimulará el crecimiento del microorganismo y permitirá su identificación en el laboratorio de microbiología.
Además del cultivo, pueden realizarse otras pruebas adicionales:
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Tinción de Gram: es una prueba rápida que permite detectar de manera general la presencia de bacterias e identificarlas. Hay dos categorías principales de infecciones bacterianas: grampositivas (Staphylococcus spp., Streptococcus spp. y Enterococcus spp…) y gramnegativas (enterobacterias…). Las categorías se determinan por cómo la bacteria reacciona a la tinción de Gram.
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Antibiograma: determina cual es el antimicrobiano más efectivo para tratar la infección; es decir, aunque el médico ante la sospecha de una infección puede iniciar un tratamiento de amplio espectro de manera empírica, el resultado del hemocultivo le permitirá ajustar el tratamiento contra el germen identificado en particular. Se valora también el patrón de resistencia del germen a los antimicrobianos; esta resistencia determina la falta de respuesta clínica al tratamiento lo que es especialmente importante en el caso de las infecciones hospitalarias, que con mayor frecuencia se asocian a gérmenes multirresistentes.
Indicaciones de un hemocultivo
El hemocultivo es el estudio microbiológico básico que debe incluirse siempre en la evaluación inicial de todo paciente con fiebre de la que no se ha determinado la causa, en pacientes en que ya se ha detectado una infección (meningitis, osteomielitis, pielonefritis, infección intraabdominal, artritis, infecciones graves de la piel y tejidos blandos, neumonía, …) para ver si el germen causante de la infección está presente en la sangre del paciente, o en caso de sospecha clínica de sepsis.
Bacteriemia y fungemia
La bacteriemia y la fungemia (detección en sangre de bacterias u hongos respectivamente) son complicaciones graves de las infecciones bacterianas y fúngicas. Se dividen en primarias (o de origen desconocido) y secundarias a una infección localizada y en general documentada microbiológicamente (en el tracto genitourinario o gastrointestinal, herida quirúrgica, infección de catéter intravascular…).
Algunos pacientes son asintomáticos o sólo tienen una fiebre moderada mientras que otros desarrollan una sepsis que es un cuadro grave y potencialmente mortal.
¿Qué es una sepsis?
La sepsis es una afección que ocurre cuando el sistema inmunológico de nuestro organismo tiene una respuesta extrema a una infección, normalmente causada por una bacteria (aunque también puede ser provocada por virus, parásitos u hongos) que puede llegar a provocar “shock”, insuficiencia orgánica múltiple y, en ocasiones, la muerte.
El tratamiento debe administrarse de manera urgente e incluye el uso de antimicrobianos, líquidos intravenosos y otras medidas.
El riesgo de sufrir una sepsis es mayor en las personas mayores o recién nacidos, las embarazadas, los pacientes inmunodeprimidos o afectos de enfermedades crónicas y en pacientes hospitalizados.
Los síntomas y signos clínicos que sugieren la presencia de una sepsis son:
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Fiebre, escalofríos o baja temperatura (neonatos, ancianos).
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Confusión o letargo, dificultad para despertarse en un niño o deterioro del estado general en un paciente anciano.
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Dificultad para respirar o respiración rápida, piel húmeda y sudorosa, frecuencia cardíaca alta, pulso débil o presión arterial baja.
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Dolor o malestar corporal intenso.
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En niños menores de 5 años, dificultades para ingerir alimentos, vómitos frecuentes o disminución en la producción de orina.
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Procedimiento
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La extracción de muestras suele realizarla el personal de enfermería siguiendo los protocolos de cada hospital.
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Se recomienda la extracción coincidiendo con la aparición de escalofríos.
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Idealmente deben realizarse antes de empezar el tratamiento antimicrobiano y en el caso de que esto no fuera posible, cuando el antibiótico esté en su concentración valle (justo antes de la siguiente dosis).
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Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial.
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La sangre se obtiene por punción de una vena del antebrazo (1-2 ml en niños y 10-15 ml en adultos en función del peso y la edad) con las máximas condiciones de asepsia, desinfectando escrupulosamente la piel y también los tapones de caucho de los frascos de hemocultivo. Sólo se realizarán extracciones a través del catéter (si el paciente es portador de catéter) si se pretende diagnosticar una infección del mismo y ésta debe ir acompañada de otra extracción por vía periférica.
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La sangre se introduce en varios frascos que contienen medio de cultivo. Se utiliza un medio anaerobio y un medio aerobio para el cultivo de bacterias que crecen en ausencia o en presencia de oxígeno respectivamente.
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Se suelen extraer varias muestras de sangre (de venas distintas) lo que permite distinguir entre microorganismos patógenos verdaderos (presentes en más de un hemocultivo) y bacterias cutáneas que pueden haber causado una contaminación de la muestra en el momento de su obtención. Realizar hemocultivos seriados permite aumentar las probabilidades de encontrar una infección ya que en algunas infecciones, los microorganismos se pueden encontrar en la sangre solo de manera intermitente.
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Los hemocultivos se incuban durante varios días antes de que se informen como negativos. Algunos tipos de bacterias u hongos crecen más lentamente que otros y por este motivo se tarda más en detectarlos, especialmente si se encuentran en pequeñas cantidades.
Lo que debes saber…
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El hemocultivo es un método diagnóstico para la detección de microorganismos, principalmente bacterias, pero también hongos, en la sangre de un paciente en el que se sospecha que sufre una infección.
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La bacteriemia y la fungemia son complicaciones graves de las infecciones bacterianas y fúngicas, respectivamente.
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La sangre se obtiene por punción de una vena del antebrazo (1-2 ml en niños y 10-15 ml en adultos en función del peso y la edad) con las máximas condiciones de asepsia.
BIBLIOGRAFÍA
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Sepsis. WHO (World Health Organization) Mayo 2024.
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Rodríguez Díaz JC, Guna Serrano R, Larrosa Escartín N, Marín Arriaza M. Diagnóstico microbiológico de la bacteriemia y la fungemia: hemocultivos y métodos moleculares. 2017. 62. Rodríguez Díaz JC (coordinador). Procedimientos en Microbiología Clínica. Cercenado Mansilla E, Cantón Moreno R (editores). Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). 2017.
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Hemocultivos. Guía de práctica clínica enfermera. Instituto español de investigación enfermera 2018-2019.
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