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Como padres, siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. Hay cosas que, aunque se han hecho “siempre”, vale la pena replantearse. Se trata de reflexionar sobre si realmente lo estamos haciendo bien o no. En la crianza de los hijos el instinto de padres nos puede ayudar muchísimo a tomar las mejores decisiones.
1. Evitar llevarlo en brazos o el porteo
Un “consejo” muy frecuente de abuelas, amigos y familiares es “no cojas al niño que se va a acostumbrar”. No hay nada peor como mamá que te digan que no hagas algo que realmente te sale de dentro, desde lo más instintivo y que es, por qué no decirlo, de lo más placentero: el contacto madre-hijo.
El contacto físico es tan necesario para el desarrollo físico y emocional como la alimentación. Y tanto uno como la otra son a demanda, es decir, se ofrecen en función de lo que el niño necesita o, en el caso del contacto físico, lo que la madre también necesita para desarrollar su rol, su instinto y fortalecer el vínculo. Podemos decir que no hay un límite en exceso, pero sí hay repercusiones negativas si este contacto escasea.
Los bebés se deben coger, portear y abrazar, primero, porque lo necesitan y, segundo, porque el disfrute es infinito para los padres. Además, el tiempo de esta necesidad intensa de contacto dura muy poco y, lamentablemente, nunca vuelve. Así es, la etapa de bebé no es infinita, es limitada, corta pero intensa. Esa semilla del contacto madre-hijo fortalece el vínculo entre ambos, favorece y estimula la lactancia materna y nutre emocionalmente a madre e hijo.
Las mochilas y los pañuelos de porteo nos pueden ayudar muchísimo. Eso sí, hay que tener en cuenta que no debemos portear ni cargar en brazos al bebé si estamos cocinando o llevando cosas peligrosas, como sustancias tóxicas o bien calientes.
2. Zarandear al bebé
Los bebés son muy frágiles y los movimientos bruscos pueden generar lesiones, en ocasiones graves. Algunas personas piensan que el zarandeo puede calmar al bebé, otras creen incluso que le puede llegar a gustar y otras lo pueden realizar porque llegan a impacientarse y se dejan llevar por el nerviosismo.
Es una práctica muy peligrosa que se cataloga como una forma de maltrato infantil ya que puede causar lesiones cerebrales y oculares internas que son conocidas como el “síndrome del bebé sacudido o zarandeado”. Es la causa más frecuente de traumatismos craneoencefálicos graves en el lactante, antes del año.
Es un fenómeno que se presenta con mayor frecuencia en menores de seis meses pero que también puede verse en bebés mayores, cuando se juega con ellos de manera imprudente, lanzándolos hacia arriba. La musculatura del cuello de los bebés y los niños menores de cinco años es muy débil para ejercer un control adecuado del peso de la cabeza. Si son sacudidos y la cabeza se zarandea rápidamente hacia delante y atrás, hace que el encéfalo se golpee contra la pared del cráneo y pueda sufrir lesiones neurológicas y oculares con sus consiguientes secuelas.
3. Dejarlo solo en el coche
Dejar a los niños pequeños en el coche no es nunca una buena opción ya que se exponen a graves peligros para su salud. En ocasiones, se puede pensar que por un recado rápido no pasa nada, pero no es así en absoluto. Las situaciones más graves son los olvidos de bebés dentro del automóvil que, en alguna ocasión, acaban con un triste desenlace.
Dejar a los niños dentro del coche es como dejarlos en el interior de un horno. La temperatura del interior de un vehículo aumenta mucho en relación con la exterior, sobre todo si le da el sol. Las lunas del coche actúan como un invernadero, de manera que atrapan la luz y el interior se calienta rápidamente. Por ejemplo, si la temperatura exterior es de 27ºC, el interior puede llegar a los 55ºC en tan sólo 10 minutos.
De este modo, a los bebés se les puede elevar la temperatura corporal hasta los 41ºC rápidamente. Una temperatura corporal tan elevada puede ocasionar un golpe de calor (cefalea y vómitos), daños cerebrales, deshidratación, convulsiones o parada cardíaca.
Para evitar “olvidos” recuerda siempre revisar la parte trasera o incluso dejar el bolso, las llaves de casa o el abrigo detrás para obligar a focalizar la atención en los asientos posteriores antes de salir del vehículo.
También es importante al llegar a casa cerrar el coche con llave y no dejarla al alcance de los más pequeños. Cuando los niños crecen, como parte de la educación vial, hemos de explicarles los peligros de quedarse atrapados dentro del coche.
4. Abuso de colonias y cosméticos
Los bebés no necesitan que se les apliquen cremas o perfumes a diario. De hecho, muchos componentes de los cosméticos (aunque estén formulados, teóricamente, para bebés) son tóxicos y su potencial toxicidad se absorbe por la delicada piel de los bebés o bien por vía oral, por la tendencia a chuparse las zonas a su alcance. Se deben utilizar de manera racional y evitar el abuso, ya que su uso más allá de los fines higiénicos (cantidad de productos o número de usos diarios) puede suponer un perjuicio para el bebé.
Las razones para ser muy conscientes de qué les aplicamos a nuestros hijos en la piel (cremas hidratantes, aceites, jabones o cremas del pañal) son:
- La piel del bebé es mucho más permeable que la del adulto ya que su capa córnea es más fina.
- Los órganos son más inmaduros, más sensibles a los tóxicos y la capacidad de metabolizar algunos componentes absorbidos es más dificultosa.
- La zona del pañal está permanentemente en oclusión y húmeda en muchas ocasiones, lo que favorece la absorción.
Debemos optar, por tanto, por productos lo más naturales posible, evitar aplicar aceites minerales (derivados del petróleo) y sustituirlos por aceite de almendras, por ejemplo. El uso de toallitas debe ser ocasional y, si se usan, elegir las más naturales. Las colonias no se deben poner directamente sobre la piel (las podemos poner ocasionalmente en la ropa). El uso de las cremas debe hacerse cuando sea necesario, es decir, cuando la zona del pañal esté irritada y no a diario.
Algunos ingredientes que debemos detectar en los envases para evitar aplicar en la piel de los bebés son: los PEG, los parabenos, el phenoxyethanol, el óxido de etileno, el 1,4-dioxano, el formaldehído, los ftalatos (DEHP, BBP, DBP, BDP, DUB), los SLS/SLES, los DEA, TEA, y MEA, y la palabra fragancia o perfume.
Lo que debes saber…
- Los bebés se deben coger, portear y abrazar, primero, porque lo necesitan y, segundo, porque el disfrute es infinito para los padres.
- En cambio, zarandear al bebé es una práctica muy peligrosa que se cataloga como una forma de maltrato infantil ya que puede causar lesiones cerebrales y oculares internas que son conocidas como el “síndrome del bebé sacudido o zarandeado”.
- Los bebés no necesitan que se les apliquen cremas ni perfumes a diario. De hecho, muchos componentes de los cosméticos (aunque estén formulados, teóricamente, para bebés) son tóxicos y su potencial toxicidad se absorbe por la delicada piel o bien por vía oral.