Enterocolitis necrotizante: causas, síntomas y tratamiento
Resumen del contenido
Pediatra, experta en acupuntura y nutrición oncológica. Actualmente lidera la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Ha sido pionera en España desarrollando la acupuntura infantil como un procedimiento médico complementario, seguro e indoloro. Compagina su trabajo con la docencia.
¿Qué es?
La enterocolitis es una enfermedad grave del recién nacido. Afecta con más frecuencia a los recién nacidos prematuros. Es una inflamación que causa la destrucción o necrosis de la mucosa del intestino y la sobreinfección de ésta por bacterias. En los casos más graves puede haber una perforación del intestino produciendo una infección diseminada (septicemia) y la muerte.
Causas y factores de riesgo
La causa es desconocida aunque se sabe que influyen algunos factores. La lactancia materna tiene un papel protector en esta enfermedad, por lo que es el alimento más adecuado para los bebés prematuros. Los niños que nacen a término y sanos, es muy raro que padezcan una enterocolitis.
Los factores de riesgo que incrementan la probabilidad de padecer una enterocolitis necrotizante son:
- Bebés prematuros
- Bebés de bajo peso
- Inicio de la alimentación con leche artificial
- Cardiopatía congénita
- Policitemia
- Madre que ha consumido cocaína durante el embarazo
Síntomas
Es una enfermedad muy grave que se manifiesta con malestar general del bebé, abdomen hinchado, enrojecido, duro y sangre en las heces.
Generalmente los síntomas empiezan cuando al niño se le empieza a dar de comer por la boca o bien, se le cambia el tipo de leche (por ejemplo, si se cambia de leche materna a artificial).
Tratamiento
Cuando se sospecha que el recién nacido tiene una enterocolitis necrotizante se interrumpe la alimentación normal y se inicia la alimentación intravenosa. También se coloca una sonda en el estómago del bebé para vaciar de líquidos y aire el estómago y los intestinos.
Se trata la infección con antibióticos.
En la mayoría de casos la evolución es buena y el niño se recupera sin problemas.
En los casos más graves, los bebés pueden necesitar cirugía para eliminar la parte de intestino afectada.
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