Durante el embarazo, el cordón umbilical es el nexo de la unidad fetoplacentaria para cubrir las necesidades nutritivas, excretoras, respiratorias y hormonales del feto. En la vida extrauterina ya no es necesario y se realiza una ligadura de éste tras el nacimiento, quedando un muñón que sufre un proceso de momificación o gangrena seca que consiste en su deshidratación y colonización bacteriana. El muñón se desprende entre el quinto y el 15º día de vida, y quedando una herida granulosa, cubierta por piel y peritoneo en el fondo. Finalmente se forma una cicatriz en fondo de saco que es el ombligo.

¿Qué es la onfalitis?

La onfalitis es la infección de la zona del ombligo y es una situación potencialmente grave en el recién nacido. Engloba la infección del ombligo y de los tejidos que lo rodean.

Debido a las estrictas medidas de higiene que se realizan en el cordón umbilical desde el primer día de vida, actualmente, la infección del ombligo es una complicación poco habitual en el recién nacido.

Es por esto muy importante realizar la limpieza y el secado del cordón umbilical con extremo cuidado dos veces al día desde el nacimiento del bebé y hasta que éste se caiga forme la cicatriz que llamamos ombligo.

La onfalitis aparece entre el tercer y cuarto día de vida del recién nacido, con una incidencia del 0,7% en los países desarrollados, hasta un 8% en los países en vías de desarrollo y puede alcanzar el 22% en los partos domiciliarios donde no haya las medidas adecuadas y no planificados. Antes, cuando las medidas de higiene eran limitadas, era causante de muchas muertes neonatales, debido a la permeabilidad de los vasos umbilicales que persiste hasta aproximadamente los 20 días de vida. Hoy en día en los países en vías de desarrollo siguen muriendo niños por sepsis y tétanos neonatal cuya puerta de entrada es el cordón umbilical.

¿Por qué se produce?

Durante los primeros días de vida, al ombligo del recién nacido llegan microorganismos procedentes del canal del parto y de las manos de los cuidadores, pudiendo ser causa de infección. En esas primeras 48 horas de vida el ombligo se coloniza con microorganismos como Staphylococcus aureusStreptococcus beta-hemolítico y Escherichia coli son, en la mayoría de los casos, los principales gérmenes causantes de la infección.

Es más frecuente cuando el parto es prolongado o ha tenido lugar fuera del ámbito hospitalario sin asistencia sanitaria. En los casos en los que se haya padecido una corioamnionitis (infección del líquido amniótico), una rotura prematura de membranas, el bebé puede tener más riesgo de onfalitis. También es más frecuente en bebés con bajo peso al nacer, alteraciones en la inmunidad y si se coloca un catéter umbilical. Otro de los factores es un mal cuidado del cordón umbilical tras el nacimiento hasta su caída. Las anomalías del sistema inmunológico o inmunodeficiencias pueden contribuir al desarrollo de onfalitis.

Signos de infección del cordón umbilical

Sospecharemos que hay una infección porque el ombligo está enrojecido y sale un líquido sanguinolento y maloliente. A veces la piel de alrededor del ombligo puede estar enrojecida y dura. Los síntomas clave son: enrojecimiento, edema, secreción y mal olor.

Si la infección es grave y está progresando el bebé puede presentar fiebre, irritabilidad, vómitos o afectación del estado general.

La mayoría de las veces la onfalitis es una infección leve pero, ante su sospecha, debe realizarse un control exhaustivo por el pediatra, ya que puede complicarse de forma grave y requerir tratamiento hospitalario o poner en riesgo al vida del neonato. Por ello, hay que consultar siempre al pediatra si aparece enrojecimiento, edema, secreción y mal olor.

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Diagnóstico

El diagnóstico es clínico, mediante la observación del ombligo (color, tamaño y olor). Se suele tomar una muestra de la secreción del ombligo para su cultivo antes de iniciar el tratamiento antibiótico, de esta manera, podremos saber qué germen está causando la infección y nos permite saber si el antibiótico administrado es útil para combatirla.

Si se sospecha una infección más grave o una complicación, se realizará además una analítica y el ingreso hospitalario del bebé.

Tratamiento

  • En los casos más leves puede ser suficiente extremar las medidas de limpieza y desinfección del ombligo y aplicar una pomada antibiótica.
  • Los casos graves se acompañan de fiebre y decaimiento del recién nacido y requieren ingreso hospitalario y tratamiento antibiótico por la vena.

Prevención

La cura en seco del cordón (mantenerlo limpio y seco) es lo más adecuado pero, en lugares con tasas altas de onfalitis, se recomienda un desinfectante (clorhexidina).

Aún hoy existe controversia sobre cuáles son los mejores cuidados del cordón umbilical. En los países de renta baja el cuidado con antisépticos de la base del cordón ha demostrado disminuir el riesgo de onfalitis y mortalidad asociada. En los países de renta alta, donde las medidas de cuidado del cordón en el recién nacido están bien implementadas, no se ha demostrado que el uso de antisépticos tópicos disminuya la incidencia de onfalitis y solo se recomienda mantener el cordón limpio lavándolo con agua jabonosa templada y secar con una gasa estéril.

Parece ser que el contacto piel con piel tras el nacimiento puede ser un factor protector porque promueve la colonización del ombligo por flora habitual de la piel.

Cuándo acudir al pediatra

Ante la mínima sospecha de infección del cordón umbilical ha de acudir a su pediatra para que lo valore: salida de líquido, olor fétido, piel roja y endurecida o bien signos de malestar en el recién nacido y fiebre.

Lo que debes saber…

  • La onfalitis es la infección de la zona del ombligo y es una situación potencialmente grave en el recién nacido. Engloba la infección del ombligo y de los tejidos que lo rodean.
  • Es una situación más frecuente cuando el parto es prolongado o ha tenido lugar fuera del ámbito hospitalario sin asistencia sanitaria.
  • Parece ser que el contacto piel con piel tras el nacimiento puede ser un factor protector porque promueve la colonización del ombligo por flora habitual de la piel.