Cáncer pulmonar en personas mayores
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El cáncer pulmonar es una enfermedad tumoral maligna que se produce por un crecimiento descontrolado de células anómalas procedentes de cualquier tejido del organismo (pulmonar o no). A causa de este crecimiento incontrolado se lesionan las estructuras normales que le rodean al comprimirlas o invadirlas el tumor. Además, estas células malignas son capaces de diseminarse por los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos e invadir a otros órganos: es lo que se conoce como metástasis. En ocasiones las células tumorales generan sustancias, generalmente hormonas, en cantidades superiores a las que genera el organismo en condiciones normales, produciendo lo que se conoce como síndromes paraneoplásicos.
Existen dos tipos de cáncer pulmonar: el cáncer de pulmón de células pequeñas (aproximadamente el 15% de los carcinomas pulmonares) y el cáncer de pulmón de células no pequeñas (aproximadamente el 85%).
Más del 50% de los pacientes con cáncer de pulmón tienen más de 65 años al diagnóstico. La edad se asocia a un incremento en la incidencia de comorbilidades y disminución de la función de algunos órganos, lo cual puede disminuir la supervivencia o llevar a una necesidad de adaptar los tratamientos oncológicos.
Génesis del cáncer pulmonar
Existen diversos agentes destacados en la génesis del cáncer de pulmón. Entre ellos juega un papel de primer orden el humo procedente del tabaco, primordialmente de la inhalación directa del humo del tabaco, pero también por el tabaquismo pasivo. Ciertos tipos de exposición laboral, como ocurre en la minería o en la industria química, entre otras, también incrementan el riesgo de padecer esta enfermedad. Por último, se ha demostrado que la polución ambiental, los factores genéticos del individuo y la dieta también desempeñan un papel indiscutible en el desarrollo de estos tumores. Actualmente, se cree que existen diversos factores, dependientes del enfermo, fundamentalmente de carácter genético, que condicionan una predisposición individual y que al interactuar con los factores ambientales, sobre todo el tabaco y la exposición laboral, puede promover la aparición del cáncer de pulmón.
Es necesario tener en cuenta que además de la exposición propiamente dicha y el efecto añadido del humo del tabaco, existe otro factor que influye en el riesgo de padecer cáncer pulmonar en las personas expuestas, que es el período de latencia o el tiempo durante el cual se ha estado expuesto a dichas sustancias.
Clínicamente estos cánceres pueden no dar clínica en su inicio y ser un hallazgo casual en la radiografía, o bien cursar con tos, expectoración, hemoptisis, dolor torácico y disnea, además de síntomas generales más inespecíficos, tales como pérdida de peso, inapetencia o cansancio extremo.
Como apoyo a la clínica las exploraciones complementarias tales como las técnicas de radioimagen, la broncoscopia o los radioisótopos pueden ser de gran ayuda. En algunas escasas ocasiones, el diagnóstico precoz puede hacerse a través de la radiología convencional, antes de que la enfermedad comience a dar síntomas.
Tratamiento del cáncer de pulmón
Las opciones de tratamiento dependen de varios factores individuales, incluyendo el tipo y estadio del cáncer pulmonar.
Mientras no surjan nuevos tipos de tratamiento la extirpación mediante cirugía sería el tratamiento de elección para controlar el tumor primario e intentar conseguir la mayor supervivencia. Sin embargo, sólo el 20-30% de pacientes con cáncer de pulmón tienen la posibilidad de ser operados en el momento del diagnóstico debido a que presentan ya un estadio avanzado de la enfermedad que impide el beneficio de la cirugía; es decir, no se podría hacer una resección completa del tumor.
Existen una serie de criterios en relación con la extensión y con la localización del tumor que impiden que el paciente sea candidato a la resección quirúrgica. En general se acepta que los pacientes con enfermedad avanzada y que presentan manifestaciones extrapulmonares, ya sean intra o extratorácicas, no son candidatos a la cirugía.
La resección pulmonar es, por tanto, el tratamiento de elección en los casos en que se considera posible. La magnitud de la resección debe estar condicionada por el grado de extensión del tumor a las estructuras regionales vecinas y por la posibilidad de practicar una resección completa. Por tanto, hay que tener en cuenta la pérdida de función pulmonar que comportará. Habitualmente la resección pulmonar consiste en una lobectomía (resección de un sólo lóbulo pulmonar) o en una neumonectomía (resección de un pulmón completo).
En determinados estadios la resección quirúrgica se debe acompañar de tratamiento quimioterápico, en ocasiones administrándolo previamente a la cirugía y frecuentemente tras la misma.
Asimismo, los tumores de célula pequeña son muy sensibles a la quimioterapia. Actualmente, a pesar de que al menos existen entre 15 y 20 agentes quimioterápicos que han demostrado su actividad contra este tipo de cáncer de pulmón, bien solos o combinados, no existe una pauta quimioterápica estándar.
Muchas personas de edad avanzada con cáncer de pulmón pueden tolerar estos regímenes de tratamiento y beneficiarse de ellos. La elección entre las diferentes opciones debe basarse en la situación del paciente, su estado general, el perfil de toxicidad de la quimioterapia, las enfermedades concomitantes y los propios deseos del paciente, más que en la edad propiamente dicha.
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