Resumen del contenido
La atención sanitaria a las personas mayores se vértebra en la atención hospitalaria (con diferentes niveles, intensidades y objetivos), la atención institucionalizada no hospitalaria (centros residenciales y sociosanitarios) y la atención ambulatoria (atención primaria, consultas externas o atención domiciliaria). En este capítulo se hablará de los diferentes modelos y niveles de atención hospitalaria orientada hacia los pacientes ancianos.
En primer lugar se verá la atención de las patologías agudas. Las personas mayores de 65 años forman cada vez más el grueso de los pacientes ingresados en un hospital general por patología aguda, hecho que no sólo depende de los cambios demográficos. Por las características que diferencian el grupo de edad geriátrica del grupo de adultos más jóvenes, es cada vez más evidente que la atención de unos y otros no puede ser la misma.
Las personas mayores en un proceso de agudización tienen un alto riesgo de pérdida funcional, independientemente de la patología que lo ocasione. Desde el punto de vista de la geriatría y a través de la interdisciplinariedad, se han creado en los hospitales de nuestro entorno unidades de atención especializada al paciente anciano, que son cada vez más numerosas.
UGA
En primer lugar existen las Unidades Geriátricas de Agudos (UGA), que son unidades de hospitalización especializadas, diseñadas para atender ancianos frágiles con problemas de salud agudos y a la vez ayudar a mantener o alcanzar la independencia en las actividades básicas de la vida diaria. Los elementos clave son un entorno adecuado y adaptado, una atención centrada en el paciente y en su familia o sus cuidadores, la planificación del alta y una revisión continuada de los cuidados médicos.
UFISS
A continuación existen las unidades de interconsulta geriátrica o UFISS (Unidades Funcionales Interdisciplinarias Sociosanitarias), que están formadas por un grupo de diferentes profesionales que trabajan en conjunto para ofrecer consejo a otros profesionales sanitarios que ofrecen cuidados a pacientes mayores frágiles, que precisan atención sanitaria en unidades especializadas (coronarias, traumatología, cirugía, neurología, etcétera). Este consejo se realiza a través de la valoración geriátrica integral y su objetivo es mantener y recuperar la funcionalidad de la persona mayor.
Atención domiciliaria
Una vez el paciente se ha estabilizado, si no puede volver de inmediato a su domicilio y requiere una adaptación o una recuperación de las funciones perdidas, puede pasar a ser ingresado en las llamadas unidades hospitalarias de media estancia o de convalecencia. En ellas se atiende a pacientes que, una vez superada la fase aguda de su proceso patológico (nuevo o en reagudización), requieren un tratamiento a medio plazo con atención médica y cuidados de enfermería y de rehabilitación intensos, todo ello con el objetivo de recuperar la independencia, volver al domicilio y reintegrarse en la vida comunitaria.
Unidades de larga estancia
En el caso de no poder llegar a este último objetivo de volver a la comunidad, ni siquiera tras una rehabilitación intensa (o si no son capaces de sacar provecho de esta última) existen las unidades de larga estancia, centros residenciales en los que se ofrecen cuidados complejos de control sanitario a personas con un nivel alto de dependencia y problemas de salud complicados que no pueden recibir los cuidados necesarios en su domicilio. Pueden ser permanentes, en el caso que el problema sociosanitario de los cuidados sea persistente, o intermitentes, en el caso que se ofrezcan como soporte temporal o de descanso a las familias y cuidadores ocasionales.
En nuestro país estas unidades de media y larga estancia —especialmente estas últimas— vienen reguladas por las leyes y normativas sanitarias y sociosanitarias de las Comunidades Autónomas, de manera que los requisitos concretos para ser tributario de este tipo de atención varían en cada una de ellas, aunque en general son muy similares.
Atención ambulatoria
La atención hospitalaria, en sus diferentes facetas, se interrelaciona íntimamente con la atención ambulatoria, bien en las consultas externas de geriatría, directamente hospitalarias aunque externas, bien en las unidades o servicios de hospitalización a domicilio, que ofrecen cuidados cuasihospitalarios en el mismo domicilio del paciente. Por todo esto se puede apreciar que la división en diferentes tipos de atención en más bien didáctica y de simplificación que una separación real.