Gerontología

Etimológicamente, la palabra “gerontología” (y sus derivados) proviene del griego “gerontos” los notables del pueblo. Pero aunque a lo largo de la historia la valoración de las personas mayores y el envejecimiento ha tenido defensores y estudiosos (Platón, Aristóteles, Francis Bacon), no es hasta mediados del siglo XX que se establece la geriatría tal como se concibe actualmente.

Hoy en día la gerontología cobra importancia por el envejecimiento progresivo de las sociedades occidentales y por el consumo ascendente de recursos de todo tipo (médicos, sociales, asistenciales, culturales, etc.) que realizan las personas mayores.

Los objetivos primordiales de la gerontología son no sólo aumentar los años de vida, la longevidad, sino añadir vida a los años, aumentando la calidad de vida de las personas mayores.

 

Podemos dividir la gerontología en varias ramas, según el aspecto del envejecimiento del que se ocupen:

  • Gerontología biológica o experimental: estudia el proceso biológico del envejecimiento, así como los factores que pueden modificarlo. Pretende conocer tanto los íntimos mecanismos del envejecimiento como su etiopatogenia.
  • Gerontología social: estudio de las causas y efectos del proceso de envejecer en la sociedad.
  • Gerontopsicología: Estudia los aspectos psicológicos y psiquiátricos del anciano. Es la ciencia que trata de describir, explicar, comprender y modificar las actitudes del sujeto que envejece.
  • Gerontología clínica o geriatría: Es la rama médica cuyo fin es la prevención y el diagnóstico de las enfermedades de la vejez, su curación, rehabilitación y reinserción del enfermo en su ambiente habitual.

Geriatría

La geriatría se ocupa del estudio de las enfermedades en las personas mayores y su tratamiento específico, ya que las dolencias en los ancianos se presentan de forma diferente a los adultos más jóvenes y su enfoque y tratamiento ha de adaptarse a sus necesidades. Podría compararse a lo que realiza la pediatría en los niños.

Yendo punto por punto, los objetivos de la geriatría son:

  • Prevenir la enfermedad y los trastornos de salud de una forma activa.
  • Evitar la dependencia. La enfermedad puede dejar como secuelas la invalidez y la dependencia, por lo que hay que evitar que evolucione hacia la cronicidad; los ancianos que lleguen a la dependencia absoluta deberían ser los estrictamente inevitables.
  • Asistencia integral. Debe ocuparse de toda la problemática médica, funcional, mental, y social del anciano mediante una valoración geriátrica global, programada y exhaustiva con la colaboración multidisciplinar de otros profesionales integrados en equipo con el médico geriatra.
  • Rehabilitar. Debe intentar recuperar a los pacientes que ya han perdido su independencia física o social y tratar de mantener y devolver al anciano a su comunidad.
  • Proporcionar un cuidado progresivo del anciano. Desde el inicio de su enfermedad hasta completar la rehabilitación de este proceso y volver a su situación basal previa, el anciano puede tener diferentes necesidades de asistencia según el momento. Se debe responder a estas necesidades contando con diferentes niveles asistenciales: hospital, asistencia en el domicilio, unidades de rehabilitación o convalecencia, unidades de larga estancia o centros residenciales.

Para el manejo adecuado del paciente geriátrico es necesaria la presencia de estos niveles que ubiquen en el recurso adecuado y en el momento adecuado a cada paciente.

Para poder cumplir estos objetivos la geriatría cuenta con una forma de actuar y unos instrumentos que le son propios, que son:

  • Valoración Geriátrica Integral. Es el proceso de diagnóstico en geriatría para establecer un plan de objetivos y cuidados en el anciano, que es lo primordial y en lo que se deben de basar todas las actuaciones en un paciente concreto. Por supuesto, este plan de cuidados ha de ser plástico y modificable en función de cambios de las necesidades del paciente, ha de ser un proceso reevaluable. Debe atender a todas las dimensiones que pueden influir en la salud del mismo:
    • problemas médicos incluyendo aspectos de nutrición, estado de los órganos de los sentidos, salud bucodental, síndromes geriátricos, etc.
    • Evaluación de las capacidades funcionales.
    • valoración mental, atendiendo a los problemas cognitivos y afectivos de los ancianos.
    • valoración social, atendiendo a la situación y necesidades sociales del individuo.
  • Equipo multidisciplinar. Supone la integración de un equipo de varios profesionales: médico geriatra, enfermera, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicólogo y asistente social. Deben trabajar de forma coordinada en torno al plan de objetivos y cuidados establecido para cada anciano.
  • Niveles asistenciales. Adaptados a las diferentes situaciones de enfermedad de los pacientes, como se ha comentado. Es importante que en el cuidado y tratamiento de las personas mayores los diferentes niveles asistenciales tengan una comunicación fluida y dinámica.