¿Por qué ocurre?
Este incremento se debe a las demandas requeridas para el crecimiento y desarrollo del feto, ya que solo se puede nutrir a través de los nutrientes que le llegan desde la placenta. Por lo tanto, una alimentación sana, variada y equilibrada es fundamental para la salud de la futura madre y del recién nacido. Una alimentación balanceada previene de malformaciones congénitas, partos prematuros, baja talla o peso al nacer y posibles infecciones.
La mujer gestante, para cubrir sus necesidades y las del feto, debe aumentar la cantidad y variedad de alimentos que consume diariamente, pero esto no significa comer por dos. Este falso mito pierde fuerza y, actualmente, el control en el aumento de peso es esencial para la prevención de posibles complicaciones.
¿Qué aumento de peso resulta razonable?
El aumento fisiológico normal es de 9-11 kg como promedio. En un inicio, éste se debe al crecimiento del útero, glándulas mamarias y volumen sanguíneo de la madre. Durante el segundo trimestre se incrementan los depósitos de grasas para garantizar la producción de leche en la lactancia y la acumulación de líquidos por los altos niveles de hormonas. En el tercer trimestre la mayor parte del crecimiento se debe a la placenta, feto y líquido amniótico.
El organismo de la mujer embarazada desarrolla un mecanismo compensador orientado al incremento del peso para que pueda utilizar la energía de reserva cuando las demandas energéticas del feto aumenten. Por este motivo si la alimentación de la mujer embarazada no es suficiente y adecuada, cuando las necesidades del feto aumenten, utilizará las reservas de la madre, comprometiendo su salud.