Resumen del contenido
A lo largo del embarazo se producen una serie de cambios en el sistema cardiovascular de la gestante destinados a favorecer el crecimiento del útero y del feto y permitir una buena evolución de la gestación. Entre estos cambios está un aumento del gasto cardiaco y la disminución de la tensión arterial.
Síntomas
Esta disminución de la presión arterial implica que la sangre llega con mayor dificultad o de forma más lenta a los tejidos. Esto no es peligroso ni para la madre ni para el feto, pero puede traducirse en distintos síntomas propios de las embarazadas:
- Sensación de mareo.
- Vértigos o inestabilidad al incorporarse rápidamente y visión borrosa ocasional.
- Cansancio y somnolencia.
- Debilidad.
- Dificultad de concentración.
Todos estos síntomas son más frecuentes en la primera mitad del embarazo que es cuando la tensión arterial está más baja y tienden a irse recuperando durante la segunda mitad.
¿Cómo combatirlos?
Para combatir estos síntomas hay unas recomendaciones que pueden ser útiles:
- Evitar lugares concurridos y calurosos. El calor puede hacer disminuir aún más la tensión arterial. Las altas temperaturas pueden empeorar la hipotensión, hay que evitar el calor excesivo y mantener el cuerpo fresco y bien ventilado.
- Llevar ropa cómoda y que permita retirar capas en caso de sensación de calor.
- Mantener una buena hidratación a lo largo del día a base de líquidos y alimentos que favorecen la hidratación como la fruta.
- No hacer comidas copiosas, sino ligeras y cada 3-4 horas. Esto ayuda a mantener un flujo constante de sangre y energía.
- Llevar encima algún snack (bastoncillos de pan tostado, frutos secos…) que permita un aporte de alimento en cualquier circunstancia si se produce sensación de debilidad.
- Hacer ejercicio suave regularmente.
- Levantarse, o cambiar de postura lentamente, esto permite que el cuerpo se ajuste gradualmente a los cambios de posición.
Incluso siguiendo todas las recomendaciones es posible que se produzca en un momento concreto una situación aguda de mareo que puede progresar hasta un desmayo, y que hay que evitar por el riesgo de una caída. En esta situación conviene quitarse algo de ropa, beber o comer algo, preferiblemente si es salado (pero cualquier alimento serviría), sentarse y, si la sensación es de poderse desmayar, tumbarse (si el embarazo está avanzado hacerlo preferiblemente de costado sobre el lado izquierdo).
Cómo tumbarse en el embarazo para evitar el mareo
A este respecto es importante remarcar el tema de la posición en la que debe tumbarse la embarazada, pues hay mucha confusión y suele recomendarse que las gestantes únicamente pueden descansar sobre su lado izquierdo no siendo del todo exacta esta información.
- En el tercer trimestre, cuando el volumen uterino ya es importante, si la embarazada se tumba boca arriba, sobre todo sobre en una superficie rígida, existe el riesgo de que todo el peso del útero comprima la vena cava, entre éste y la columna vertebral. Esta vena es el vaso principal que devuelve toda la sangre de las extremidades inferiores al corazón, y si queda comprimido no llegará suficiente sangre al corazón para que éste la envíe a la mitad superior del tronco con lo que se puede experimentar una aguda sensación de mareo que cede rápidamente al girarse sobre uno de los costados.
- Si queremos favorecer una más rápida recuperación, el lado izquierdo es preferible por la anatomía de la vena cava, que asciende por el abdomen a la derecha de la columna, así que si nos recostamos sobre el lado izquierdo la liberamos más que si lo hacemos sobre el lado derecho. Esto es útil para la hipotensión postural del tercer trimestre, pero fuera de este contexto la gestante puede descansar de cualquier costado, incluida la postura boca arriba si así se siente cómoda y no mareada.
- Si el mareo persiste lo mejor es consultar con el especialista.
En conclusión…
La tensión baja de la embarazada es un trastorno leve, que no reviste gravedad, y que puede gestionarse fácilmente teniendo unas mínimas precauciones, al contrario de la hipertensión, que sí que puede tener consecuencias más graves sobre la evolución del embarazo.
Lo que debes saber…
- No es una situación peligrosa para la madre ni para el feto, pero puede traducirse en distintos síntomas propios de las embarazadas: sensación de mareo, vértigo, somnolencia, debilidad…
- Todos estos síntomas son más frecuentes en la primera mitad del embarazo que es cuando la tensión arterial está más baja y tienden a irse recuperando durante la segunda mitad.
- Para evitarlos, ayuda que no frecuentar lugares concurridos y calurosos, ponerse ropa cómoda, estar bien hidratada, llevar encima algún snack (palitos de pan, frutos secos…), mantenerse activa, levantarse o cambiar de postura sin movimientos bruscos…