¿Qué son las mamas?

Las mamas son los órganos glandulares encargados de fabricar leche para alimentar a las crías de mamíferos durante las primeras semanas o meses de vida. En la raza humana son dos situadas a ambos lados del tórax a derecha e izquierda del esternón a nivel de la tercera a séptima costilla. Sin embargo, a lo largo de dos líneas ligeramente convergentes que descienden desde las axilas por el tórax y el abdomen, puede haber glándulas mamarias extra que normalmente están atróficas, pero que no son infrecuentes de ver, con o sin pezón. Y también existe, aunque muy infrecuente, su ausencia uni o bilateral.

Cómo se produce el absceso subareolar

En el interior del tejido mamario están los alveolos, que son los productores de la leche, en el extremo de unos conductos encargados de conducir la leche a lo largo de todo el tejido mamario hasta el pezón.

Estos conductos se ramifican igual que las ramas de un árbol confluyendo en unos 15 a 20 conductos principales que abocan al exterior en la piel del pezón, que tiene una forma abultada para permitir a la cría la succión. En la piel, alrededor del pezón hay una superficie de piel rosada llamada areola.

Cuando en el interior de esos conductos principales se produce una obstrucción, el canal se dilata y las secreciones quedan retenidas favoreciendo que se puedan infectar por gérmenes propios de la piel ocasionando una colección de pus, que no es más que una concentración de bacterias y glóbulos blancos que han acudido para defender la zona de la infección y que puede ocupar un espacio que sin tratamiento podría llegar a drenar espontáneamente a través de la piel. Esta acumulación de pus suele ser central en la zona posterior a la areola, a esto le llamamos absceso subareolar, y corresponden al 90% de abscesos en mujeres no lactantes. Solo un 10 % pueden manifestarse en zonas de la mama alejadas de la areola.

La primera publicación describiendo esta entidad data de 1951 de Zuska y colaboradores, y es por esto por lo que se le llama también Enfermedad de Zuska.

¿Es frecuente?

El absceso subareolar Se trata de una patología poco frecuente, se considera que corresponde al 1-2% de las enfermedades de la mama, y que afecta a mujeres mayoritariamente al final de su vida reproductiva, con una media de edad de unos 40 años, y no tiene que ver con las mastitis de mujeres en periodo de lactancia.

Con qué factores se relaciona

Hay unos factores que han sido claramente relacionados con el riesgo a sufrir este cuadro, que son el sobrepeso u obesidad, la diabetes, los piercings de pezón y el consumo de tabaco, hasta el punto de que el 90% de las pacientes afectadas son fumadoras. Es por ello por lo que en mujeres con estos factores de riesgo puede presentarse recurrentemente.

Cómo se manifiesta el absceso subareolar

Se presenta como un punto doloroso y aumentado de tamaño en el área de la areola, que cuando el absceso subareolar está cercano a la piel se presenta con enrojecimiento de la zona y puede palparse un abultamiento fluctuante que puede necrosar la piel y buscar salida drenando espontáneamente el pus al exterior. Cuando esto ocurre se puede cronificar un conducto anómalo que aboca a la piel de la areola llamado fístula. La inflamación puede ocasionar retracción del pezón con lo cual este puede verse hundido. Según la evolución de la infección puede ocasionar fiebre.

Cómo se diagnostica

El diagnóstico es clínico, y el cultivo de la secreción purulenta nos indicará el germen responsable de la infección y la mejor elección del tratamiento antibiótico. Cuando se requieren pruebas de imagen la que nos ofrece mejores resultados es la ecografía mamaria, resultando la mamografía muy dolorosa y de poca ayuda.

Tratamiento

El tratamiento es antibiótico, pero en la mayoría de los casos hará falta drenaje de la colección purulenta. A menudo la mejor combinación de tratamiento es el antibiótico más punción-aspiración del pus mediante jeringuilla y aguja. Cuando la piel está muy adelgazada puede drenarse el absceso mediante una pequeña incisión con bisturí previa anestesia local. En casos recidivantes suele ser necesario extirpar quirúrgicamente el conducto dilatado, la cápsula del absceso y el trayecto fistuloso hasta la piel.

A pesar de que se trata de una entidad infecciosa que se resuelve con el tratamiento adecuado y que su mayor complejidad es su carácter recidivante, tiene signos y síntomas en común con el cáncer de mama localmente avanzado o el carcinoma infamatorio como la tumoración, el engrosamiento de la piel o la retracción del pezón, por lo que conviene hacer un estricto seguimiento de la evolución de la infección, asegurar su resolución con tratamiento antibiótico y finalmente valorar la realización de una mamografía una vez resuelta la fase aguda.

Lo que debes saber…

    • Hay unos factores que han sido claramente relacionados con el riesgo a sufrir este cuadro, que son el sobrepeso u obesidad, la diabetes, los piercings de pezón y el consumo de tabaco, hasta el punto de que el 90% de las pacientes afectadas son fumadoras.
    • El tratamiento es antibiótico, pero en la mayoría de los casos hará falta drenaje de la colección purulenta. A menudo la mejor combinación de tratamiento es el antibiótico más punción-aspiración del pus mediante jeringuilla y aguja.
    • Como tiene signos y síntomas en común con el cáncer de mama localmente avanzado o el carcinoma infamatorio como la tumoración, el engrosamiento de la piel o la retracción del pezón, conviene hacer un estricto seguimiento de la evolución de la infección.
    • Recuerda realizarte un reconocimiento ginecológico por lo menos una vez al año. Los seguros de MAPFRE Salud cuentan con un amplio cuadro médico de especialistas en ginecología ¡Infórmate de todas sus coberturas!

    CALCULA TU PRECIO