Desarrollo físico de los 18 a los 24 meses
Resumen del contenido
Pediatra, experta en acupuntura y nutrición oncológica. Actualmente lidera la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Ha sido pionera en España desarrollando la acupuntura infantil como un procedimiento médico complementario, seguro e indoloro. Compagina su trabajo con la docencia.
Esta etapa del desarrollo del bebé es preciosa, el ritmo de aprendizaje es muy alto, cada día nos sorprenden con cosas nuevas, les encanta jugar, interactuar y estar con nosotros. Van mostrando poco a poco sus gustos y personalidad. Es una etapa muy demandante, con mucho desgaste físico para los padres, pero, a la vez, muy mágica.
Desarrollo físico del bebé
El bebé no crece tan deprisa como cuando era un lactante más pequeño. Es algo normal, el ritmo de crecimiento se enlentece y, en cambio, otros aspectos van muy deprisa como el desarrollo del lenguaje o la coordinación motora. Debido a este crecimiento más lento se puede observar que pueden tener menos apetito. El bebé de un año y medio camina y corre y le encanta salir al aire libre a jugar y a explorar el entorno. Esto implica que hay que tomar muchas precauciones para evitar accidentes dentro y fuera del hogar.
Motricidad
El niño de un año y medio ya camina, puede empezar a correr e, incluso, caminar hacia atrás, depende de la precocidad del niño. Mantiene mejor el equilibrio, va más recto e inicia el braceo. Sube y baja escaleras a cuatro patas o agarrándose a la barandilla y se sienta solo en una silla. Es muy normal que todavía sean algo patosos y tropiecen de vez en cuando.
Las habilidades motoras crecen día a día y te puede sorprender que ya puede jugar a tirar la pelota, quitarse alguna prenda de ropa o vestirse parcialmente.
A los 24 meses baja y sube escaleras solo pero todavía apoya los dos pies en cada escalón, cogerá un objeto del suelo sin caerse en el intento y puede chutar una pelota y correr con mucha más destreza y equilibrio.
Manipulación
Su motricidad fina ha mejorado mucho, así como la coordinación mano-ojo por lo que es capaz de pasar hojas de un libro normal, no de cartón. Bebe de un vaso sin problemas y es un buen momento para ir retirando el biberón. Dada la mejora en la coordinación mano-ojo es capaz de pinchar con el tenedor y llevar la cuchara la boca, aunque le puede gustar comer con las manos. Esto no es ningún problema. El bebé debe disfrutar de la comida y relacionarse positivamente con ella. Es muy interesante que el bebé coma en la mesa con el resto de la familia. A los 24 meses el niño es capaz de comer con mucha autonomía. A nivel de otras destrezas, empieza a garabatear en un papel de manera inespecífica, sin ninguna finalidad artística, tan solo por el placer de ver el resultado.
A los dos años el niño tiene capacidad de anticipación y su pensamiento es más abstracto.
Social
Es muy común que los bebés de esta edad imiten a los adultos realizando tareas cotidianas: lavar, conducir, hablar por teléfono… Es francamente divertido. A este tipo de juego se le llama juego simbólico, muy rico en esta etapa y posteriores. Cada vez muestra mejor su afecto y cariño por las personas que quiere y le encanta reír como una manera de socializar con los que le rodean. Algunos bebés de año y medio empiezan a tener interés por ir al baño y es un buen momento, entonces, de comprar un orinal e ir sentándolo, sin presión.
Todavía no juega con otros niños, pero realiza lo que se conoce como juego paralelo: mira como juegan otros niños y se pone al lado a jugar solo.
Lenguaje
Tiene una jerga propia, habla muchísimo pero no se le entiende. Su vocabulario ronda entre 10 y 20 palabras, parlotea, canta y puede expresar más de una necesidad a la vez. Algo muy significativo de esta etapa es que puede comprender el lenguaje no verbal, como el decir «no» con la cabeza. El niño tiene una capacidad de comprensión extraordinaria, entiende más de lo que habla y puede entender órdenes sencillas, estar atento a un cuento y señalar alguna parte de su cuerpo, imágenes en un libro u objetos de la vida diaria. Poco a poco su vocabulario se ampliará y aumentará su interés por los libros y canciones (imprescindibles para enriquecer el vocabulario del niño).
A los 24 meses el vocabulario se amplía y puede ser difícil cuantificarlo. Se inicia la formación de frases muy rudimentarias como «papá pan», que consiste en unir dos palabras sin más. Utiliza los pronombres «yo», «mi», «tu»…
Desarrollo emocional de los 18 a los 24 meses
Aunque son grandes exploradores y están creciendo en autonomía, les cuesta más separarse de sus progenitores. Puede ser algo habitual que durante el primer año de guardería el niño apenas llore y, al empezar el segundo año sí lo haga cuando los padres lo dejen en la clase. En este mismo contexto puede aparecer el llanto al dejarlo a dormir.
En torno a los dos años empiezan las temidas rabietas. Son estallidos emocionales, una forma natural de comunicarse del niño a esta edad. De esta manera expresa lo que quiere y es una herramienta alternativa al lenguaje, que es todavía muy escaso a esta edad. Es algo temporal y no hay que reforzarlas, pero sí atenderlas y enseñar al niño recursos para comunicarse y reconocer sus emociones.
En esta etapa del desarrollo del bebé con 18 meses, es el momento de consolidar los límites que se habían empezado a instaurar desde el año. Se han de establecer pautas y normas en casa sencillas que informen al niño de lo que se puede y no se puede hacer sobre todo en lo que se relaciona con su seguridad física.
Signos de alarma de un niño de 18 meses
- No apunta con el índice.
- No dice «mamá» específico.
- No camina solo.
Signos de alarma en un niño de 24 meses
- No obedecer una orden sencilla.
- No corre.
- No se interesa por los dibujos de un cuento.
- No hace garabatos.
- No utiliza el «no».
- No señala ninguna parte del cuerpo ni dibujo si se lo preguntas.
- No sube escalones.
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Lo que debes saber…
- Las habilidades motoras en esta franja de edad crecen día a día y puede sorprender que ya puede jugar a tirar la pelota, quitarse alguna prenda de ropa o vestirse parcialmente.
- Todavía no juega con otros niños, pero realiza lo que se conoce como juego paralelo: mira cómo juegan otros niños y se pone al lado a jugar solo.
- En lo emocional, se han de establecer pautas y normas en casa sencillas que informen al niño de lo que se puede y no se puede hacer, sobre todo en lo que se relaciona con su seguridad física.
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