Evolución
Poco a poco su vocabulario se amplia y aumentará su interés por los libros y canciones (herramientas imprescindibles para enriquecer el vocabulario del niño).
Es importante hablarle claro, sencillo y con las palabras adecuadas. No se debe imitar la lengua de trapo de los niños, sino que se les debe repetir lo que quieren decir con una pronunciación correcta. Por ejemplo, si el niño dice: «lete» se le debe decir: «¿Quieres la leche? Toma cariño». Llamar a las cosas por su nombre es también un aspecto a tener en cuenta: perro en lugar de «guau» y carne en lugar de «chicha», por ejemplo. El niño ha de conocer el mundo con el vocabulario correcto no con una jerga que le impida desarrollar un lenguaje normal.
Para estimular el lenguaje y, despertar el interés del niño por utilizarlo, se le tiene que hacer saber que es muy importante para el día a día. Hay que reforzar que el niño nombre las cosas por su nombre cuando las quiera y no hay que dárselas tan solo porque las señale con el dedo.
Al final de esta etapa el niño puede decir entre 8 y 20 palabras inteligibles incluyendo «hola» y «adiós» cuando se lo indiquen. Tiene una jerga propia, un lenguaje propio que es difícil de entender. Puede empezar a utilizar el «No». Puede señalar alguna parte de su cuerpo y un dibujo de un libro si se lo nombramos.
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