La hepatitis vírica o inflamación del hígado
Resumen del contenido
Pediatra, experta en acupuntura y nutrición oncológica. Actualmente lidera la Unidad de Oncología Pediátrica Integrativa del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. Ha sido pionera en España desarrollando la acupuntura infantil como un procedimiento médico complementario, seguro e indoloro. Compagina su trabajo con la docencia.
¿Qué es?
La hepatitis es la inflamación del hígado que puede tener diversas causas. La hepatitis vírica es la inflamación hepática debida a la infección por un virus. Otras causas de hepatitis son los tóxicos (setas, arsénico…), fármacos (paracetamol, quimioterapia…) o la autoinmunidad (hepatitis autoinmune donde las defensas del organismo dañan el hígado).
Causas de hepatitis vírica
Diferentes virus pueden producir hepatitis. Los más frecuentes son los virus de las hepatitis A, B, C, D y E, virus de Epstein Barr o el citomegalovirus.
- La Hepatitis A y E se transmiten por alimentos y aguas contaminados o por contacto directo con el enfermo.
- La Hepatitis B se transmite por la sangre y otros fluidos corporales (saliva, semen…); también se puede contagiar en el momento del parto de la madre infectada al recién nacido.
- La Hepatitis C se transmite por la sangre o por contacto sexual. También se puede transmitir durante el parto.
- La Hepatitis D sólo afecta a las personas infectadas por el virus de la hepatitis B
Síntomas
La gravedad de la hepatitis depende del virus que la produzca. Los síntomas de todas las hepatitis víricas son similares. Es típico que la inflamación del hígado se manifieste con fiebre, mal estado general y cansancio. Hay alteraciones en el aparato digestivo como náuseas y vómitos. Uno de los síntomas típicos del niño con hepatitis es la ictericia (coloración amarillenta de la piel y las mucosas). La ictericia es debida a la acumulación de bilirrubina que el hígado no es capaz de eliminar. En ocasiones esta acumulación de bilirrubina causa un picor muy molesto.
La evolución depende del tipo de virus que infecte. Puede ser fulminante (cuando el hígado falla de manera drástica en pocos días u horas) o bien tener una evolución más lenta y no tan grave. La mayoría son hepatitis aguda (duran unas semanas pero no más de seis meses). Una pequeña parte son crónicas (su duración es mayor de seis meses). No se puede predecir si una hepatitis va a tener una evolución u otra.
Diagnóstico
El diagnóstico se realiza mediante una analítica sanguínea. Cuando hay una inflamación del hígado suben las transaminasas; la analítica también sirve para saber qué tipo de virus está produciendo la infección del hígado. En algunos casos puede ser necesaria practicar una biopsia hepática.
El pronóstico de la enfermedad suele ser bueno en el caso de la hepatitis A y la mayoría de las B ya que suelen curar en menos de 6 meses. Las formas crónicas (como la hepatitis C o algunas B) suelen tener peor pronóstico porque no curan del todo y hacen un daño progresivo del hígado.
Tratamiento
Depende de la causa. En el caso de las hepatitis agudas el tratamiento es tan solo sintomático: reposo, dieta suave y aislamiento para evitar contagiar a otros. En las hepatitis crónicas se dan medicinas que pueden tener o no éxito en el control de la infección. Las hepatitis fulminantes necesitan ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos. Existen vacunas de la hepatitis B y A que previenen la infección.
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