Resumen del contenido
Causa
En algunos casos el niño puede tener una predisposición a padecer un linfoma, sobretodo en el caso que tenga alguna deficiencia inmunológica. Otros factores de riesgo para padecer un linfoma son: estar infectado por el VIH, estar en tratamiento con drogas inmunosupresoras tras haber recibido un trasplante, haber recibido quimioterapia o radioterapia para el tratamiento de otros cánceres.
En la mayoría de casos el riesgo de padecer un linfoma no se puede controlar ya que se debe a una mutación espontánea (no heredada) en los genes de las células sanguíneas en crecimiento.
Tipos
Linfoma de Hodgkin
Son un tipo de linfomas que se caracterizan por la presencia de unas células malignas específicas llamadas «células de Reed-Sternberg» presentes en los ganglios linfáticos. Es un cáncer con mayor incidencia en la adolescencia.
Produce un agrandamiento indoloro de los ganglios ubicados en el cuello, ingle y axila. Si el linfoma afecta al timo (glándula del sistema inmunológico que se localiza en el centro del tórax) puede provocar tos inexplicable, falta de aire o problemas de circulación. Otros síntomas frecuentes son: falta de apetito, cansancio, fiebre y sudoración nocturna.
Linfoma no Hodgkin
Es un tipo de linfoma más frecuente en los menores de 15 años. Se caracteriza por un incremento desmesurado de linfocitos. Algunos tipos de linfoma no Hodgkin, como el linfoma de Burkitt tienen relación con la infección por el virus Epstein-Barr (virus causante de la mononucleosis infecciosa). Existen diferentes tipos y diferentes grados de agresividad del tumor.
Diagnóstico
Para realizar el diagnóstico hay que hacer una buena exploración al niño y biopsiar el ganglio agrandado para saber qué tipo de linfoma padece. Se realiza además un estudio de extensión para ver hasta dónde ha llegado el linfoma. Para ello se utilizan técnicas de imagen como: radiografías, TAC, resonancias, punción lumbar o ecografías.
Tratamiento
En función del tipo de linfoma y la extensión se realizará un tratamiento u otro. Se puede utilizar: radioterapia y/o quimioterapia. Hay que estudiar o clasificar el tipo de linfoma que tiene el niño. Los efectos secundarios de la quimioterapia son la anemia, sangrado y aumenta la probabilidad de contraer infecciones. También son frecuentes la caída del cabello, las náuseas, vómitos y posible repercusión en la función renal, cardiaca o reproductora (puede causar esterilidad).
Los efectos secundarios de la radiación son el cansancio, la pérdida de apetito y las reacciones en la piel. La mayoría de linfomas se curan (esto quiere decir que están sin cáncer durante más de 5 años). En los casos más graves puede ser necesario un trasplante de médula ósea.
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