Resumen del contenido
La tos ferina es una enfermedad infecto-contagiosa extendida por todo el mundo. Gracias a la vacunación sistemática tanto en niños como en embarazadas los casos se han reducido mucho. Sin embargo, no está erradicada, sigue habiendo casos y pequeños brotes, siendo una enfermedad larga, persistente, resistente al tratamiento y potencialmente grave en lactantes pequeños.
Causas y cómo se transmite
La tosferina es una enfermedad infecto-contagiosa aguda causada por la bacteria Bordetella pertussis, que afecta al aparato respiratorio (pulmones y vías respiratorias).
El contagio se produce por contacto directo con las personas infectadas y su contagiosidad es muy alta. Las personas con tosferina generalmente transmiten la enfermedad a través de las gotas de Flügge al hablar, toser o estornudar cerca de otras personas. Una persona infectada puede transmitir la enfermedad hasta dos semanas después del comienzo de la tos.
La tosferina puede contraerse a cualquier edad. La gran mayoría de las personas no vacunadas que están en contacto con un enfermo de tosferina desarrollan la enfermedad. La vacunación es la medida preventiva más eficaz para el control de la transmisión de la tosferina. Gracias a la vacunación sistemática en niños y en embarazadas se ha reducido el número de casos de tosferina, principalmente aquellos con complicaciones graves. Sin embargo, la vacuna no produce protección total, ni permanente, por lo que todavía sigue siendo una amenaza potencial, especialmente para los niños menores de 4 meses, que por edad no han completado su calendario de vacunación.
Síntomas
Los síntomas de la tosferina aparecen, por lo general, de 7 a 10 días después de que se haya estado expuesto al contagio, pero algunas veces pueden pasar hasta 6 semanas antes de que aparezcan.
La clínica clásica de la tosferina consta de tres fases:
- 1ª fase catarral: los síntomas son los de un resfriado común (tos catarral, mocos, congestión nasal, malestar general, fiebre o febrícula o afebril).
Duración: 1-2 semanas. - 2ª fase paroxística: aparece la tos característica de la tosferina, una tos paroxística, con golpes continuos de tos con dificultad para respirar entre los golpes de tos, seguida no siempre de estridor inspiratorio (“gallo”) y vómitos. Predominio nocturno, aunque también se presenta durante el día. Los ataques de tos paroxística en bebés pueden ser graves, asfixiantes o causar apneas. En niños más mayores no suele ser asfixiante, pero sí muy agotadora, causando sudoración e importante cansancio tras la tos. En adolescentes o adultos la tos no es tan intensa ni tan agotadora.
Duración: 2-8 semanas. - 3ª fase convalecencia: la tos va disminuyendo gradualmente.
Duración: 2-6 semanas.
El enfermo puede tardar meses hasta la recuperación completa.
Complicaciones
Entre las complicaciones que pueden presentarse destacan:
- La neumonía.
- La otitis media.
- La insuficiencia respiratoria.
- La encefalopatía.
- Las convulsiones.
- La apnea (detención en la respiración) y el fallo respiratorio progresivo: complicaciones más graves, que pueden causar incluso la muerte, principalmente en lactantes pequeños.
Diagnóstico y tratamiento
Actualmente, el método diagnóstico más utilizado es mediante la recogida de muestra nasofaríngea y detección de PCR de la bacteria.
El diagnóstico precoz de la tosferina es fundamental para iniciar el tratamiento, que es aconsejable que se inicie cuando los síntomas aún son leves, sobre todo dentro de las tres semanas desde el comienzo de la tos. La tosferina se trata con antibióticos orales (azitrocimina o eritromicina), que prescribirá el pediatra. Una vez establecida la tos paroxística, el tratamiento antibiótico no servirá para mejorar la tos en el enfermo afectado, pero sí limitará la transmisión de la enfermedad.
Los jarabes antitusivos NO son efectivos para calmar la tos, por lo que no se recomiendan.
Vacunación contra la tosferina
La Asociación Española de Pediatría recomienda la vacunación de todos los niños contra la tosferina. La vacuna está incluida en el calendario vacunal sistemático a los 2 meses, 4 meses, 11 meses y 6 años.
La Asociación Española de Pediatría promueve su inclusión en la dosis de refuerzo de tétanos y difteria que se aplica a los adolescentes, actualmente a los 12-14 años, en forma de vacuna trivalente Tdpa, con el fin de reforzar la protección frente a tosferina, debido a que, ni la vacunación, ni la enfermedad natural dan una protección duradera.
Actualmente, Asturias es la única comunidad que aplica una 5.ª dosis con Tdpa en los adolescentes.
La Asociación Española de Pediatría también recomienda la vacunación de las embarazadas en el tercer trimestre de cada gestación para transferir anticuerpos al feto y prevenir la infección de los lactantes en los primeros meses, periodo en el que se presentan los cuadros de mayor gravedad y en el que el lactante no ha iniciado la vacunación; además la vacunación también evita la tosferina en la madre, que suele ser la fuente de la enfermedad del bebé.
La vacuna de la tosferina es muy segura y eficaz para prevenir la enfermedad.
Las vacunas, al igual que cualquier otro medicamento, pueden tener efectos secundarios. En la mayoría de las ocasiones son muy leves. Los más frecuentes son fiebre, leve hinchazón o enrojecimiento en la zona de la inyección, o ligera irritabilidad o somnolencia en los días siguientes a su administración. Excepcionalmente puede aparecer llanto persistente, alteraciones neurológicas o reacciones alérgicas.
Lo que debes saber…
- La tosferina es una enfermedad muy contagiosa y potencialmente grave en lactantes pequeños (menores de 4 meses), cuyo síntoma más característico es la tos paroxística: golpes de tos continuos, asfixiantes, con gallo inspiratorio al finalizar el ataque de tos.
- El tratamiento es antibiótico. Pero no evita la tos, que puede tardar meses en desaparecer. Los antitusivos no son eficaces.
- La vacunación es la medida preventiva más eficaz para el control de la transmisión de la tosferina. Sin embargo, ni la vacunación ni la enfermedad natural dan una protección duradera.
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