En la infancia se consolida la identidad de género y, algunos niños pueden no identificarse con su sexo biológico. La identidad de género es algo con lo que nacemos y no puede ser cambiada con intervenciones.
La disforia de género o transexualidad no debe ser considerado un trastorno, si no una condición específica que debe ser gestionada adecuadamente para que la persona pueda desarrollarse en plenitud y bienestar. Los niños en esta situación tienen más probabilidad de sufrir depresión y ansiedad como consecuencia del acoso escolar o de la discriminación.

¿Qué es la identidad sexual?

Al hablar de identidad nos referimos a la conciencia del “yo” a nuestra esencia y que nos define como lo que somos a diferentes niveles: corporal, mental, temporal, emocional-afectivo y sexual. Todas estas categorías son permanentes porque la persona no existe sin cuerpo, sin mente, sin afectos o sin sexualidad.
La identidad sexual es la que nos clasifica como hombre o mujer. Los pequeños empiezan a reconocerse como niños o niñas alrededor de los dos o tres años. Además, los roles sociales o la identificación con los referentes del niño en su entorno favorecen este proceso de autoidentificación (soy un niño como mi papá, soy una niña como mi tía).
En el caso de que no haya concordancia entre el sentir y el género al nacer, el niño se reasigna al otro género a pesar de su cuerpo biológico, considerando su cuerpo, de una u otra forma, un error y es cuando hablamos de transexualismo y transgenerismo. Es muy frecuente que los menores con “problema de identidad sexual” sean muy convencionales en la forma que quieren vivir el rol del género asignado al otro sexo, precisamente porque usan el género para definirse y mostrar su auténtica identidad.
Si el niño comienza a identificarse con el otro género muchos padres se preguntan si será algo puntual o definitivo. No hay una respuesta sencilla, el tiempo lo dirá, lo más importante es dar todo el apoyo y comprensión que el niño necesite. Algunos niños en esta situación continúan en la vida adulta con disforia de género y otros no.

Qué nos puede hacer sospechar una disforia de género

Aquí enumeramos algunas de las situaciones que nos pueden hacer sospechar que un niño presente un trastorno de la identidad sexual. Se consideran relevantes si estos síntomas duran un mínimo de seis meses:

  • Sentir rechazo o desagrado hacia sus genitales.
  • Creer que al crecer llegará a ser del otro sexo.
  • Verbalizar que desea pertenecer al otro sexo.
  • Adoptar roles, hábitos o formas de vestir característicos del otro sexo.
  • Deseo de cambiar el nombre asignado por otro del sexo contrario.
  • Problemas de socialización con iguales.
  • Síntomas de depresión o ansiedad.

¿Cómo no se debe actuar?

En el caso de un trastorno de identidad sexual la intervención precoz es importante y es fundamental evitar una serie de conductas hacia el niño como:

  • Rechazar al niño o a la niña por verbalizar su malestar.
  • Castigar al menor por este motivo. Los padres deben entender que su situación no depende de la voluntad del niño.
  • Focalizar demasiado la atención o bromear sobre el tema, es decir, debemos adoptar una actitud equilibrada: si sobreestimar ni subestimar.
  • Permitir que sea objeto de burlas o rechazo por parte de familiares o amigos.

Qué debemos hacer

Si el niño comienza a tener alguno de los comportamientos que hemos descrito, es muy importante que los padres le ofrezcan un hogar en el que se sienta seguro y amado incondicionalmente. Aproximarse a sus preferencias sin juzgarle es la manera de ganarse su confianza y poder ayudarle en los momentos difíciles.
Estas sencillas pautas pueden hacer más llevadero y positivo la situación:

  • Aceptar y amar al niño incondicionalmente.
  • No mentir sobre a la identidad sexual biológica: “eres un niño”, por ejemplo.
  • Reforzar la idea de que podrá vivir plenamente conforme a su identidad, sea la que sea y que esto no será un obstáculo para su desarrollo como persona.
  • Comprender la situación, evitar el conflicto, ser proactivo y ofrecer toda la ayuda profesional y emocional posible.
  • Detectar posibles situaciones de acoso escolar, no minimizarlo.
  • Estar atento a los síntomas de malestar emocional: depresión, ansiedad, inseguridad o baja autoestima.
  • Si la orientación es clara, resulta interesante contactar con organizaciones, recursos o grupos de padres en la misma situación, y si es preciso solicitar ayuda a través de un psicólogo. Es fundamental que el niño no se sienta solo.
  • Buscar libros o películas, adecuadas para su edad, que aborden el tema de manera positiva.

 

Lo que debes saber…

  • Si el niño comienza a identificarse con el otro género muchos padres se preguntan si será algo puntual o definitivo.
  • No hay una respuesta sencilla, el tiempo lo dirá, lo más importante es dar todo el apoyo y comprensión que el niño necesite.
  • En el caso de un trastorno de identidad sexual la intervención precoz es importante y es fundamental evitar una serie de conductas hacia el niño como rechazo, castigo, hacer bromas.